- Síndrome del niño sacudido
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El Síndrome del niño sacudido también conocido como síndrome del niño zarandeado o agitado es una forma de maltrato físico infantil que incluye la existencia de un traumatismo intracraneal debido a que el cerebro aún no ocupa toda la caja craneal y que conlleva un conjunto de alteraciones clínicas y patológicas que conforman un síndrome bien definido, debido a la agitación violenta del infante por parte del abusador.
Contenido
Historia
En 1971 el neurocirujano Norman Guthkelch, teorizó que la lesión por latigazo ocasiona hemorragias subdurales debido al desgarro de las venas del espacio subdural. El síndrome fue descrito por primera vez por John Caffey en 1972 como una forma de maltrato físico infantil debido a traumatismos intracraneales que conllevan a un grupo alteraciones clínico-patológicas bien definidas, acompañado o no de signos externos de maltrato.[1]
Mecanismo
Se trata de un lactante con llanto incontrolado, inconsolable, al que una persona sostiene por el tórax y lo sacude bruscamente, con lo que se produce un mecanismo de aceleración-desaceleración de la cabeza que conduce por una parte a fracturas paravertebrales de las costillas, a hemorragias intracraneales y a lesiones oculares. Las hemorragias retinianas están presentes en el 80% de los casos, y su presencia debe hacer sospechar la existencia de este síndrome ante la ausencia de cualquier otra causa.
En la mayoría de los casos, mas no siempre ocurre en los niños lactantes, los cuales tienen una desproporción exagerada entre el gran tamaño de la cabeza con respecto al resto del cuerpo, y un tono muscular insuficiente en los músculos del cuello, que no los permite soportar el peso y las oscilaciones de la cabeza. Como consecuencia de todo ello, tras la sacudida, se producen una serie de trastornos hipóxicos debidos a la dificultad respiratoria, que van a provocar alteraciones del centro respiratorio troncoencefálico, con frecuencia un edema cerebral, y hemorragias subdurales, con pequeñas contusiones parenquimatosas y múltiples hemorragias axiales adicionales.[2]
Signos y síntomas
Se trata de un amplio conjunto de signos y síntomas que pueden variar de leves a severos y de inespecíficos a obvios. Las lesiones asociadas en forma característica son las hemorragias retinieanas, fracturas múltiples en huesos largos (visibles en las radiografías) y hematomas subdurales. El médico debe sospechar maltrato infantil ante la presencia de estos signos y la incapacidad para explicarlos por medio de traumatismos accidentales u otras condiciones médicas. Otros efectos del síndrome de sacudida son el daño axonal difuso, la deprivación de oxígeno y el edema cerebral, los cuales conllevan a un importante deterioro neurológico en el infante en desarrollo, debido al daño sufrido por el tejido cerebral.[2] [3]
Referencias
- ↑ American Academy of Pediatrics: Committee on Child Abuse and Neglect (July 2001). «Shaken baby syndrome: Rotational cranial injuries. Technical report». Pediatrics 108 (1): pp. 206–10. PMID 11433079. http://pediatrics.aappublications.org/cgi/content/full/108/1/206.
- ↑ a b «Cuadernos de Medicina Forense - El síndrome del niño sacudido».
- ↑ http://sistemadif.jalisco.gob.mx/ceninf/centro_de_informacion/NINO_MALTRATADO/Sindrome_del_Nino_Zarandeado_AUTORES_JA_BARRIGA_MARIN_RY_RAMOS_GUTIERREZ_A_BARRON_BALDERAS_HOSPITAL_CIVIL_DE_GUADALAJARA.pdf
Categorías:- Abuso y maltrato infantil
- Pediatría
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