- Tecnociencia
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Contenido
Definición
En la actualidad, el grado de unión entre la técnica y la ciencia es tan fructífero, y al mismo tiempo tan problemático que para referirse a este asunto se ha creado el termino tecnociencia.
La Tecnociencia es un concepto ampliamente usado en la comunidad interdisciplinaria de estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad para designar el contexto social y tecnológico de la ciencia. La idea muestra un reconocimiento común de que el conocimiento científico no sólo es un código situado en la sociedad y la historia, sino que se sustenta y se hace durable por redes materiales no humanas. Según Javier Echeverría, es una construcción social altamente artificializada que se aplica a los más diversos ámbitos sociales y empíricos para producir modificaciones y mejoras. Los seres humanos pueden adherirse (o no) a dicha actividad colectiva, pero cada individuo siempre se confronta en su fase de formación a una tecnociencia previamente constituída, que ha de aprender, por una parte, pero cuyas aplicaciones concretas puede comprobar que producen efectos en su entorno.En el último tercio del siglo XX ha sido muy notoria la corriente de innovaciones producidas por la tecnociencia, que se ha convertido en la fuerza decisiva que configura las condiciones, , los ambientes y las formas a nivel global.
Desarrollo de la tecnociencia y su relación con la cultura
Las concepciones integradas de cultura se encuentran arraigadas con fuerza en el campo de las ciencias sociales. E.B. Taylor, uno de los fundadores de la antroplogía moderna , dio una definición dio cultura << Cultura o civilización [...] es ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes y costumbres>>, es por ello que la cultura se encuentra estrechamente ligada a ala ciencia y tecnología.
En un principio se veía a la ciencia como una actividad intelectual muy separada de la tecnología pero a lo largo del tiempo estas dos áreas se complementaron una a la otra. La intensificación de las relaciones entre ciencia y tecnología a través de los tiempos ha conducido a su fusión como tecnociencia en el mundo contemporáneo.
La tecnociencia surgió hacia el último cuarto del siglo XX por evolución de la big science y gracias al impulso de algunas grandes empresas de EE.UU., habiéndose expandido luego con mucha rapidez por otros países desarrollados. Big science y tecnociencia tienen rasgos comunes, pero también diferencias. Así, mientras que la investigación básica representó un papel importante en la big science, en la tecnociencia destaca sobre todo la instrumentalización del conocimiento científico para cumplir el objetivo de lograr innovaciones tecnocientíficas comercialmente rentables.
La tecnociencia ha transformado la estructura de la práctica científica-tecnológica en todas sus dimensiones y ha incorporado nuevos valores a la actividad científica. La tecnociencia suele producir un conocimiento instrumental.
La investigación tecnocientífica se ocupa, cada vez más, de procesos provocados y controlados en los laboratorios por el mismo investigador como efectos reproducibles de construcciones que, a su vez, son resultados tecnológicos de producción científica, tales como generadores eléctricos y radioactivos, aceleradores de partículas, láseres o recombinados de ADN. Procedimientos tecnológicos y tratamiento teórico están estrechamente entrelazados en la investigación y el desarrollo tecnocientíficos de laboratorio, que se basan, característicamente, en la construcción experimental, en la descomposición y aislamiento de elementos y en la manipulación, reemplazo y recombinación, con el fin de reproducir a voluntad y controlar completamente los procesos deseados mediante la eliminación de perturbaciones en las disposiciones experimentales.
Ejemplos de tecnociencia
Una vez que se hace una hipótesis conceptual, surgen múltiples ejemplos. Uno es el proyecto ENIAC, lo que se considera el primer ordenador con arquitectura Von Neumann y que dio origen a lo que hoy llamamos ciencias de la computación. Es un proyecto militar y secreto que después de la Segunda Guerra Mundial se difundió al público y en el que colaboró el propio Neumann quien se dedicó a dar conferencias por todo el mundo. Otro caso es el Manhattan, proyecto militar totalmente secreto y con recursos ilimitados, relacionado con el cálculo de la masa crítica, ni más ni menos, del uranio, del plutonio; todo esto implica grandes avances teóricos, aunque subordinado a la construcción de las bombas atómicas.
Un tercer gran ejemplo y también proyecto militar son los “Radiation laboratories” en varias universidades estadounidenses donde se fabricaban los radares que fueron absolutamente fundamentales en la Segunda Guerra Mundial y que generaron mucho conocimiento sobre electromagnetismo, telecomunicaciones, etcétera.
La conquista del espacio se suma a la serie de ilustraciones de la tecnociencia. Como es bien sabido, la tremenda confrontación entre la Unión Soviética y los Estados Unidos de América hizo que el presidente John F. Kennedy lanzara el programa espacial y que por razones fundamentalmente políticas se creara la NASA. Ahora mismo, la NASA tiene la oportunidad en Marte y esto es fundamental para la investigación científica, aunque el origen y el motor de la tecnociencia, es decir, el conocimiento científico y los desarrollos tecnológicos sean secundarios.
No todo es así en la tecnociencia, también hay grandes equipamientos e infraestructuras que, aparte del enorme avance en el conocimiento, dan pie a grandes desarrollos tecnológicos extraordinarios como la propia World Wide Web generada por el CERN europeo. Los adelantos en el conocimiento científico y los desarrollos tecnológicos van imbricados tan estrechamente que si la Unión Europea mantiene el ritmo y sigue invirtiendo en la European Space Agency, si Estados Unidos sigue con la NASA, es por esta mutua imbricación, por esta simbiosis. La tecnociencia como tal es una segunda fase estrechamente ligada a la megaciencia; esta última sigue existiendo, pero ha ocurrido una mutación a partir de los años ochenta que tiene que ver con el proyecto Genoma, o con empresas como Microsoft, Intel o Google.
La diferencia entre tecnociencia y macrociencia estriba en que en la primera, participan pequeñas empresas altamente innovadoras capaces de generar avances tecnocientíficos relevantes, y la segunda, se refiere a la Big science. La criptografía es otro ejemplo. En el País Vasco existe un antivirus muy famoso que se llama “Panda Software” y está entre los diez primeros del mundo, lo cual significa que es una empresa tecnocientífica altamente importante para el nivel de la tecnociencia en España. Otro caso es la comunidad Linus que se relaciona con las cuestiones de clonación y tecnociencias sociales. Estas últimas son los sistemas de indicadores que utiliza una instancia, como el Banco Mundial, para medir la inflación, exactamente igual a toda la tecnología usada para cuantificar la opinión de la ciudadanía; es decir, son técnicas muy sofisticadas que requieren un enorme equipamiento informático para el procesamiento de datos. En pocas palabras, la tecnociencia es un campo abierto a la innovación.
Tecnociencia y sociedad
La ciencia y la tecnología están formadas por sistemas que incluyen a las personas y los fines que ellas persiguen. El avance tecnológico es un factor decisivo para el desarrollo social y tiene un gran impacto sobre la humanidad, dicho impacto puede ser bueno o malo dependiendo de la manera en que las personas utilicen los avances de que la tecnociencia provee. La pareja ciencia-tecnología se ha convertido en recursos estratégicos políticos y económicos tanto para los Estados como para las industrias, no podemos desconocer que el desarrollo tecnocientífico puede aportar ventajas al bienestar de la sociedad, habría igualmente que tomar conciencia de que el cambio tecnológico está en la base de muchos de los problemas ambientales y sociales.
Como dice Galeano en su libro “Patas para arriba. La escuela del mundo al revés”: “En América Latina mueren veintidós hectáreas de bosque por minuto, en su mayoría sacrificadas por las empresas que producen carne o madera, en gran escala, para el consumo ajeno...” “...La diversidad tecnológica dice ser diversidad democrática. La tecnología pone la imagen la palabra y la música al alcance de todos, como nunca antes había ocurrido en la historia humana, pero esta maravilla puede convertirse en un engaño si el monopolio privado por imponer la dictadura de la imagen única, la palabra única y la música única. (...) Como dice el periodista argentino Ezequiel Fernández Moores, a propósito de la información: “Estamos informados de todo, pero no nos enteramos de nada”.
En la actualidad, los avances tecnológicos son usados en casi todas las actividades y por casi todas las personas. La utilización de la tecnología conduce a grandes controversias que suelen llevar a la falsa conclusión de que la tecnología es corruptora y perjudicial en si misma. Es necesario demostrar que esto es incorrecto, que en realidad la tecnología no es maligna sino que es mal utilizada por los humanos. La tecnología es creada para conseguir beneficios, para modificar la realidad, para mejorarla; pero muchas veces su verdadera función es mal entendida y se utiliza en actividades incorrectas como la fabricación de material bélico o el abuso que conlleva a adicciones.
Irremediablemente, la ciencia y la tecnología se han politizado y vuelto más complejas, y su imagen benefactora ya no se debe dar por supuesta, ni sus practicantes pueden pretender mantener su estatuto tradicional en la sociedad.
Pero la tecnociencia también tiene aplicaciones benéficas para la sociedad por ejemplo Además de los riesgos, el desarrollo aporta nuevas formas de relación y nuevos valores. No podemos concluir que la tecnología sea buena, mala o neutra. Dependerá de la responsabilidad en el uso y del análisis preventivo de las consecuencias antes de tomar las decisiones.
Problemas éticos de la tecnociencia
Vivimos en un mundo que depende de forma creciente de la ciencia y la tecnología. Los procesos de producción, las fuentes de alimentación, la medicina, la educación, la comunicación o el transporte son todos campos cuyo presente y futuro están fuertemente ligados, al desarrollo tecnocientífico. La ciencia y la tecnología han contribuido de formas asombrosas a mejorar nuestras condiciones de vida, aumentando tanto la esperanza de vida como su calidad, y transformando los modos de interacción humanos. Al mismo tiempo, sin embargo, han ocasionado también problemas y riesgos que requieren un análisis serio y exhaustivo. El aumento de la contaminación, el uso de sustancias tóxicas, el deterioro progresivo del medio ambiente, la desertización, el empobrecimiento de la flora y la fauna, y los accidentes y enfermedades relacionados con la tecnología son una parte importante de estos riesgos. No obstante, no solamente el medio ambiente y la salud se enfrentan en nuestros días a nuevos retos.
El fenómeno de la globalización, representado por la economía a escala mundial, tiene también efectos indeseables sobre la distribución de la riqueza, aumentando las diferencias entre los países desarrollados y en vías de desarrollo, y agravando las situaciones de pobreza en colectivos desfavorecidos. Asimismo, y aunque uno de los valores más preciados de la humanidad reside en la diversidad de sus culturas, la globalización supone una amenaza para las especificidades culturales y lingüísticas minoritarias o no dominantes, al mismo tiempo que, paradójicamente, contribuye a su conocimiento mutuo e intercomunicación.
La especial situación de los países iberoamericanos, muchos de ellos con sistemas de ciencia y tecnología en proceso de construcción o cristalización, demanda un desarrollo tecnocientífico en cuyo diseño se preste atención prioritaria a las necesidades peculiares de sus contextos naturales y sociales. El progreso no puede medirse hoy en día en términos puramente cuantitativos y lineales. Lograr un crecimiento sostenible y compatible con la conservación de los paisajes y la diversidad biológica, y preservar el variado acervo cultural de nuestros pueblos han de ser objetivos centrales para la consecución de un progreso que no conlleve la pérdida de señales de identidad y valiosas especificidades.
La ciencia y la tecnología son elementos activos de transformación de nuestro mundo, nuestras relaciones y nuestras costumbres. Pero no son factores independientes con una dirección y un fin prefijados en su desarrollo.
El análisis histórico, sociológico y filosófico del cambio tecnocientífico señala el papel crucial de la toma de decisiones sobre líneas de investigación, y sobre cómo implementarlas. La investigación y la innovación no tienen un único camino marcado de antemano, sino que más bien son elecciones sobre valores, decisiones humanas al fin y al cabo, las que determinan los resultados y productos conseguidos. No es ésta una conclusión para el pesimismo, sino para una apuesta esperanzadora por una educación científica con especial énfasis en la responsabilidad, por un desarrollo tecnocientífico en cuyo proyecto se hagan explícitos los valores que han de guiarlo, y por una relación transparente y dialogante de los diseñadores y ejecutores de los sistemas de ciencia y tecnología con la ciudadanía.
La OEI, a través de diferentes programas de sus Áreas Educativa, Científica y Cultural, colabora en el esfuerzo de promover en los países iberoamericanos la consolidación de sociedades informadas, plurales y responsables, capaces de enfrentarse con actitud crítica y abierta a los retos y promesas de la nueva tecnociencia. Uno de los pilares básicos de este esfuerzo es el de la formación, ámbito en el que la OEI ha venido desarrollando diferentes actuaciones. Las Cátedras Iberoamericanas de CTS+I (Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación) son una de estas iniciativas, consistente en redes de universidades del mismo país o región que planean y realizan conjuntamente actividades presenciales de formación o de investigación. Otra de las apuestas en el terreno de la educación CTS está encaminada a la capacitación de docentes de educación secundaria y universitaria a través de cursos virtuales, aprovechando conocimientos y experiencias de expertos de diversos países y posibilitando la difusión y el acceso a un mayor número de personas interesadas, pese a sus variadas ubicaciones geográficas.
Véase también
Referencias
Medina, M. (2000). Ciencia tecnología/naturaleza, cultura en el siglo XXI. Barcelona: Anthropos.
http://www.madrimasd.org/CTSiberoamerica/2010/08/01/131567
http://www.ub.edu/prometheus21/articulos/archivos/Tecnociencia.pdf
Categorías:- Términos de ciencias aplicadas
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