- Italo Pedro De Luca
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Italo P. De Luca (13 de mayo de 1921 - 28 de mayo de 1995). Aunque nació en la Argentina, por sus venas fluía la sangre italiana de sus padres: él, don Juan Fortunato De Luca; ella, doña María Lavalle. Uno de ocho hermanos, Italo asimiló de pequeño su arte de uno de sus hermanos mayores -Antonio, el cual a la edad de diecinueve años decidió dejar este mundo ya que no resistió la incomprensión de su amor por una muchacha-, él incentivó a su pequeño hermano Italo enseñándole los primeros trazos y pinceladas sobre el lienzo.
Don Juan Fortunato -de profesión carpintero-, era un hombre duro. Tanto así que vivió hasta los noventa y siete años después de haber trabajado arduamente para alimentar a su numerosa familia, y anclado definitivamente a las calles del barrio porteño de Villa del Parque donde se había establecido luego de su llegada a estas costas tan alejadas de su tierra, Cosenza, Italia.
Como todo hijo de inmigrantes, el joven Italo se impregnó del aire bohemio de aquel Buenos Aires, junto con su música -el Tango-, que tanto resonaba en los arrabales porteños de esos años. Es por ello que De Luca nunca se desprendió de su alma bohemia, soñadora y arrabalera. Pero su arte también supo darle cabida a lo lejano, a lo campestre, a lo infinito y misterioso que se esconde tras la lejanía del horizonte, ése que se expande y se brinda a los ojos del caminante, ávido de colores y silencios.
Archivo:Zoom paisa 94.jpgEn sus comienzos trabajó como dibujante en el departamento de ingeniería de "Ucoa Radio" de elementos electrónicos, donde se relacionó con aquella actividad tan novedosa y floreciente. Y fue allí donde conoció a la que luego habría de ser su esposa, Hortensia Cipriano. Ella lo incentivaría luego a volcar sus esfuerzos en desarrollar sus condiciones artísticas, tan alejadas de aquel sitio de planos, tiralíneas y reglas de cálculo.
Luego de casarse (1957) se estableció junto con su esposa en la casa paterna de Cuenca y San Blas (Villa del Parque). Allí también estableció su atelier donde abordó la realización de sus obras de más envergadura. Más tarde nacieron sus dos hijos: Gerardo Emilio (1958) y Ricardo (1962).
A los cuatro años de la muerte de su padre (1976) y tras una traumática sucesión familiar, se estableció con su familia en una modesta casa del partido bonaerense de La Matanza (Pcia. de Bs.As.), desde donde desplegó todo su arte y recibiendo los más ponderados reconocimientos en los salones municipales y provinciales de Buenos Aires.
Archivo:Paisa 2.jpgInició también una discreta campaña comercial con galerías americanas, despachando sus cuadros al exterior -principalmente a ciudades de los EE.UU.-, aunque no prosperando ya que los motivos sugeridos por los marchands nada tenían que ver con lo que De Luca sentía que era su temática.
De Luca en un concurso de manchas como integrante del jurado Ya en su calmados años, y atravesando por difíciles momentos económicos, lo enorgullecía ser integrante de jurados en concursos de manchas y en toda actividad barrial a la que fuera invitado, donde tantos niños participaban y eran para él motivo de orgullo y significativo amor aquellos recuerdos de plazas y mesas de verificaciones, donde los chicos le hacían llegar sus trabajos para que él los examinara.
Su vivienda precaria y una enfermedad medular -acaso producto de los compuestos químicos utilizados en su trabajo a lo largo de tantos años-, contribuyeron a resentir su salud hasta el fin de sus días.
Su Trayectoria"Pintor del mundo del silencio", como él mismo gustaba llamarse, Italo Pedro De Luca ha buscado en su obra expresar la poesía y el alma oculta de las cosas. Autodidacto, se formó en este campo de las artes gracias a la guía de su fina sensibilidad e instinto, manteniéndose dentro de una línea figurativa que es ajena a toda exhibición rápida de la imagen. En efecto, sus pinturas requieren de una detenida observación, y recién entonces permiten ser descubiertas en toda su magnitud.
Archivo:Zoom bar6.jpgSus primeros trabajos fueron firmados bajo los seudónimos de "Del Valle", algunos "De La Croce", luego "Álvarez Prado" y finalmente "I. P. De Luca". El óleo fue el procedimiento que utilizó mas asiduamente, aunque también abordó el pastel, la acuarela, el acrílico y el dibujo con grafito.
Archivo:Zoom flor05.jpg"FLORES" Óleo 40x50 cms. -1990-
Paisajes y flores que nos hablan a través de la tela de una eterna soledad, de esa atmósfera de sosiego que suele ser la verdadera protagonista de sus obras. Esta atmósfera es lograda plásticamente a través de un refinado tratamiento de los tonos, de amplios fondos y celestes cielos cargados de profundidad. Los objetos muchas veces llegan a estar como suspendidos en el cuadro y en el tiempo, como sugiriendo un estado de atemporaneidad y evanescencia.
Archivo:Zoom paisa 72.jpgEl color está representado en especial por azules, ocres, verdes y rojos libres de violencia, conscientemente rebajados, que existen o no en función del clima de la obra. Es de notar el efecto de algunos colores superpuestos que llegan a crear una tonalidad nacarada, ya que De Luca trabajó el óleo casi como la témpera, de manera diluida, técnica que otorga notable categoría a su pintura rebosante de luz y libertad pensantes.
Sin duda lo poético es privilegio del arte, y es el artista quien encarna la poesía para recrear el mundo, transformándolo y sublimándolo de manera que se convierta en un elemento de contemplación. Así es que no extraña que De Luca haya logrado plasmar todo aquello en sus pinturas. Los rojos atardeceres, las luminosas mañanas, han sabido impresionar sus retinas de tal manera que su mano supo materializarlas sobre la tela, y así es que nos ha entregado en su arte el regocijo de compartir excelentes trabajos, muchos de los cuales han obtenido el reconocimiento en certámenes y exposiciones nacionales.
En el año 1940 fundó junto a sus amigos pintores -Repetto, Victorica, Russo, Roig, Filip, Alliano, Bordino, Ladagga, Matteucci, Morgada y Cruis-, la peña y taller de arte "La Blanqueada" en Av. De Mayo 724 de la Capital Federal.
De Luca cuenta en su haber con numerosas exposiciones individuales en galerías de Buenos Aires (Müller, Florida 946 Bs.As.), salones colectivos: Consejo Nacional de Educación -con la presencia del Pte. Juan D. Perón-, Salón Nacional de Buenos Aires, Salones Municipales de Buenos Aires, Avellaneda, Primer Premio Salón Municipal de Morón (1952), Primer Premio Salón Justicialista (1954), Premio Adquisición Salón de Mar del Plata (1954), Rotary Club de La Matanza, Salón Libre de Ramos Mejía, varios segundos premios, diplomas de honor y menciones especiales.
Fue siempre mencionada por él con satisfacción y simpatía, la exposición realizada en el Salón de Arte del club Bonorino de Buenos Aires (1956) junto a los pintores Pedro Omar Belloso y José Savino: el primer cuadro que se vendió fue el suyo, titulado: "Día de Escarcha". Era un motivo de vagones de carga tomado al natural una mañana de invierno en la ciudad de José C. Paz, Pcia. de Bs.As.
Y es que De Luca tomaba muchos paisajes de la realidad. Viajó por gran parte del interior de la Argentina. Visitó Córdoba, San Luis, Jujuy (1964), La Rioja, Bariloche, Tandil, de donde logró traer en sus bosquejos y memoria aquellos maravillosos paisajes y colores que luego inmortalizaría en sus trabajos.
José Roig (pintor español) y uno de sus entrañables amigos, lo acompañó en ocasión de uno de sus fecundos viajes a Tilcara, en la provincia de Jujuy, en el año 1960, alojándose en el entonces "Casa del Artista", notable emprendimiento provincial en un esfuerzo por congregar a creadores de todo el mundo y dar a conocer así sus admirables paisajes. Allí entabló amistad con el brillante pintor y dibujante Jujeño Medardo Pantoja.
También fueron sus colegas y amigos: Armando Repetto (pintor), Demetrio Filip (pintor), Félix Coluccio (historiador) Miguel J. Bordino (pintor y grabador), Américo J. Pampinella (pintor), Julián C. González (grabador y pintor), Ángel Laddaga (pintor), Tomás Di Taranto (pintor), Oscar A. Vaz (pintor), Miguel C. Victorica (pintor), Armando Ronchetti (pintor), José Calippo (pintor), Roberto A. F. Rossi (pintor y profesor) y varios otros, como también don Benito Quinquela Martín, que siempre fue recordado en ocasión de hacerle una visita a su estudio, como un hombre muy previsor y locuaz: detrás de unas cortinas, en la trastienda, guardaba su propio ataúd especialmente pintado por él mismo y reservado para el día de su "partida" desde el puerto de La Boca.
Si hay una obra de De Luca que recorrió el mundo es su cuadro "Misión de Titanes"(1963), obra de grandes dimensiones donado con todos los honores a la Marina Argentina y que, luego de unos años surcando los mares y viajando en el camarote del capitán del rompehielos Gral. San Martín, finalmente se halla "amarrada" en el Museo Naval Argentino.
También el sur argentino ha sido incorporado por su deambular pictórico, al igual que las sierras y montañas de nuestro territorio, la vida agraria de nuestros campos y las costumbres de nuestra gente. Pero De Luca se inclinó más por los paisajes norteños, hallando en la modestia y la humildad de las casitas, y las desparejas calles del suburbio, la más lucida fuente para sus obras.
Archivo:Zoom paisa 67.jpgAsí, como sus trabajos lo demuestran, ellos son representativos del profundo respeto que, como artista, el pintor experimenta por todo lo existente. Respeto y una real autenticidad: en las obras de Italo P. De Luca conviven inseparables la técnica y la emoción, dos cualidades constantes, articuladas, sin enconos, sin iracundia canalizada, creaciones de un artista capaz de sentir el imperativo de las cosas y hábil en traspasárnoslo con el sencillo lenguaje del que se está dotado, dones solo reservados a aquellos espíritus observadores, sabios y llenos de magia.
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