- Julián Prats
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Julián Prats Estupiñá, Morella, 1 de Febrero de 1838 - Madrid, 15 de Diciembre de 1883
Don Julián Prats fue un acaudalado comerciante y bienhechor del siglo XIX en Madrid.
D. Julián Prats Estupiñá nació en la masía de la Venta de Farinetes del término de Morella. Regentó un comercio en Madrid, llegando a desempeñar altos cargos en la Administración. - Presidente del Círculo de la Unión Mercantil. - Presidente de la Junta de Aranceles y Valoraciones. - Tesorero de la Institución libre de enseñanza. - Miembro de la Sociedad para la reforma de Aranceles y aduanas. - Miembro del Casino democrático-progresista.
El 25 de Diciembre de 1902 el alcalde de Morella D. Valeriano Guarch Fígols en sesión plenaria propuso:
"Enalteciendo las virtudes del acaudalado comerciante que llego a despeñar altos cargos en la administración de Madrid creyó, que la ciudad de Morella debía rendirle un tributo de agradecimiento y propuso: Que la calle de la Fuente pasase a llamarse calle de D. Julián Prats." La proposición fue aprobada por unanimidad.
Los periódicos de la época retratan con exactitud su dedicación al trabajo, su caracter afable y su disposición a la mejora de la situación del comercio de Madrid. Ahí van algunos ejemplos:
DON JULIÁN PRATS
Don Julián Prats, cuya temprana muerte, ocurrida el 15 del actual, llora todo el comercio español,
es uno de los ejemplos más elocuentes de lo que es capaz el esfuerzo individual, aun en un país como el nuestro, en donde rara vez sonríe la fortuna ni se llega a adquirir fama y prestigio sino en las esferas del Estado. El señor Prats, cuyo nombre es conocido de todos y cuya memoria será respetada de cuantos como nosotros nos honrábamos con su amistad, labró su posición envidiable paso a paso, venciendo a cada momento obstáculos que otros hubieran tenido por insuperables, abriéndose camino a través de contrariedades sin número, sin contar con más auxilio que el de su voluntad, que era firme y constante como pocas, y el de su claro y penetrante talento mercantil, del cual se sirvió con maravillosa facilidad para dominar las arriesgadas empresas que se presentan en el mundo de los negocios.
Jamás fio sus asuntos a la tutela de nadie: hombre práctico y prudente, no abarcó sino aquello que podía por si mismo dirigir: cuando sus medios de acción eran escasos, redújose a estrechos límites; a medida que su crédito se fue extendiendo, multiplicaba su actividad sin descansar un sólo instante; y quién sabe a dónde hubiera llegado si la muerte no le hubiese sorprendido en la plenitud de sus fuerzas y en el vigor de su edad, cuando sus amigos y todos los que conocían el temple de su alma, podían esperar fecundos resultados de su poderosa iniciativa. No era el señor Prats de esos hombres que llegados a la madurez de la vida, buscan en el reposo las delicias de la fortuna: era de aquellos para quienes el trabajo es una religión que no debe ser desacatada, y de los que creen que no es lícito descansar sino cuando faltan las fuerzas en absoluto. Relatemos brevemente su vida.
Nació en Morella, provincia de Castellón, en 1º de Febrero de 1838: cuando apenas contaba 13 años, vino a Madrid como vienen tantos otros jóvenes a la capital de España; con muchas ilusiones en la mente y escaso dinero en el bolsillo. Sin más instrucción que la defectuosa que se recibe en los establecimientos de enseñanza elemental, nuestro joven podía aspirar a bien poca cosa, y fue admitido en calidad de humilde aprendiz en una tienda de la calle de Toledo. Allí, batallando contra los compradores, paseándose por la acera para vigilar de cerca las ropas colgadas a la puerta, soplándose las manos cubiertas de sabañones en invierno y sufriendo de vez en cuando los pescozones del dueño del
establecimiento, ejerció el niño Prats sus primeras funciones de comerciante activo. En esta humilde esfera dió comienzo a su carrera el que había de llegar a ser, andando el tiempo, uno de los primeros almacenistas de Madrid, y uno de los hombres en que más estimación ha tenido el comercio español. Pronto demostró su vocación decidida por los negocios: el aprendiz ascendió en pocos meses a la categoría de dependiente, y ya pudo probar que no en balde había merecido el ascenso. Algunos años después, en 1857, era dueño del establecimiento, el cual tomó en traspaso de su primitivo propietario; y ya establecido, como se suele decir en lenguaje mercantil, pudo pensar nuestro biografiado en los caminos que se pueden recorrer para conseguir una posición y labrar una fortuna cuando la voluntad no desfallece. La calle de Toledo ofrecía escaso campo a la actividad de nuestro comerciante, y se trasladó a la calle de Postas, en donde los artículos que en ella se expenden, le obligaron a adquirir nuevas relaciones, a conocer nuevos mercados y a ensanchar considerablemente sus negocios. Pero con haber tomado un vuelo extraordinario, el señor Prats no se dió por satisfecho, y abandonó esta calle clásica de los comerciantes al por menor, para trasladarse a la plaza de Celenque, en 1871, en donde pudo al fin ver realizados los sueños de la mayor parte de los que se consagran a su carrera, estableciendo un almacen al por mayor, en grande escala, en el cual pudiese encontrar el consumidor los productos fabriles de todos los centros manufactureros de Europa. La empresa no era fácil: la concurrencia que había de experimentar en lucha con los establecimientos de su clase, no le arredró; puso su capital, que a la sazón no era considerable, al servicio de su nueva casa, y cuando sus colegas pensaban que no resistiría a la prueba a que lo sometía, vieron con asombro que el señor Prats aumentaba todavía más el círculo de sus negocios, trasladándose a uno de los mayores locales con que cuenta Madrid, a la calle de la Concepción Jerónima, número 7, en donde podía constituir depósito de los tejidos que se conocen en todas partes del mundo. De este modo el aprendiz de la calle de Toledo llegó a ser uno de los almacenistas más respetados y de crédito más seguro y mejor consolidado de Madrid. Pero el señor Prats, no era sólo un comerciante distinguido; comprendió a los pocos años de vivir en la capital que el comercio no se reduce a la mecánica operación de comprar y vender; que es necesario familiarizarse con el conocimiento de las lenguas extranjeras, y que es menester mucha cultura y grande instrucción para merecer el calificativo de hombre de su tiempo. Robando horas al sueño y el descanso, el señor Prats, aun en los últimos años de su vida, se impuso la penosa obligación de conocer el movimiento mercantil del mundo: geografía, viajes, estadísticas, producciones fabriles y naturales, legislación comercial de todos los países de Europa: todo fue objeto de su estudio para que ninguna cuestión de las que hacen referencia al tráfico y a los cambios de la riqueza le cogiera desprevenido. Así se explica su legítima influencia entre sus colegas, y la estimación y el respeto que merecía a los hombres de ciencia cuyo trato frecuentaba. Fue elegido presidente del Círculo de la Unión Mercantil en 1876, cuyo cargo desempeñó durante dos años. En este tiempo adquirió esta sociedad una importancia considerable. Multiplicóse el número de sus socios, mejoró su situación financiera, se organizaron a la sazón las conferencias científicas, se creó una junta para hacer las valoraciones, y desde entonces data la importancia, cada día mayor que ha adquirido el Círculo, el cual, por el número y la calidad de los socios que a él pertenecen, es una de las sociedades que más honra dan a la capital de España. Durante su presidencia ocurrió un hecho que merece consignarse. Túvose noticia de la inundación de Murcia y de las víctimas innumerables que la catástrofe había causado. El presidente del Círculo de la Unión Mercantil fue llamado a casa del señor cardenal patriarca de las Indias para proponer con su acuerdo los medios de remediar los horribles daños. Convínose en celebrar una reunión en los salones del Círculo, a la cual asistieron las personas más notables de Madrid, pertenecientes a todas las clases sociales. Como es de rigor entre españoles, se pronunciaron elocuentísimos discursos por nuestras eminencias del saber; quien, elevándose a las regiones de la filosofía para deducir como corolario ineludible el deber que, como hombres, tenemos de socorrer a nuestros semejantes; quien tomándolo por el lado patético y sentimental; quien proponiendo medios más o menos acertados, los oradores se despacharon a su gusto diciendo cosas muy buenas: el tiempo avanzaba y los remedios que urgía poner a disposición de los necesitados no venían. De pronto, don Julián Prats pidió y obtuvo la palabra y levantóse a pronunciar las siguientes: "Señores: No puedo pronunciar discursos elocuentes porque no sé, y aunque supiera, en el caso presente no los pronunciaría. Se trata de socorrer a los necesitados que piden auxilio y es deber nuestro prestarlo, cuanto antes mejor. Lo que yo puedo ofrecer lo ofrezco; desde este momento mi caja está a disposición de la Junta de Socorros: si ella cree que mañana será tarde para enjugar alguna lágrima, ahí van 5000 duros en calidad de anticipo que la Junta me devolverá cuando pueda." Y siguiendo el acto a la palabra, desdobló pausadamente un talón contra el Banco de España de la expresada suma que depositó sobre la mesa presidencial. Los 5000 duros anticipados por el señor Prats fueron el primer auxilio que recibieron las víctimas de la espantosa inundación. En 1882 fue reelegido presidente del Círculo: era uno de los miembros más importantes de la Asociación para la reforma de los aranceles de aduanas, pertenecía a la Asociación para la enseñanza de la mujer, a la Institución libre de enseñanza, de la cual era tesorero; fue nombrado vocal de la Junta de aranceles y valoraciones, en donde prestaba con sus conocimientos señaladísimos servicios, y su nombre va unido a las corporaciones que trabajan por redimir a nuestro pueblo de las preocupaciones que hasta ahora le han dominado. También tuvo el señor Prats la tentación de que no se ve libre ningún español: la fiebre de la política invadió su ánimo, y rendía culto fervoroso y desinteresado a las soluciones de la democracia. Amigo personal y político del señor Ruiz Zorrilla, a quien profesaba cariñosísimo afecto, siguió a este hombre público en todas las vicisitudes de su vida. Fue candidato a la diputación a Cortes en las elecciones de las Constituyentes de 1869, por la circunscripción de Castellón; volvió a presentar su candidatura en 1881; en ambas elecciones fue, por dicha suya, derrotado. En este mar candente de la política, su experiencia y sus talentos hubieran prestado señalados y positivos servicios; pero contrariado por la ambición y por las pasiones de los hombres, quizá su carácter honrado, tierno y bondadoso se hubiera agriado ante la injusticia y la ingratitud de aquellos en quienes su afecto no vio sino compañeros y correligionarios. Así, nuestro buen amigo ha bajado a la tumba con el respeto de todos los que le conocieron y con la consideración que se debe a hombres que como él han consagrado su vida entera a la amistad y al trabajo. Los periódicos de todos los colores políticos dedicaron al día siguiente del fallecimiento inesperado de nuestro amigo sentidas frases de cariño. Ni uno solo dejó de respetar su memoria y de venerar al hombre que había tenido la rara fortuna de no crearse en los cuarenta y cinco años de su vida ni un sólo enemigo siquiera.
"Diario El Globo. Madrid. Domingo 23 de Diciembre de 1883."
Cuando su entierro, solemnísima manifestación organizada por el comercio madrileño, recorría hace tres semanas las calles de Madrid, las gentes preguntaban: "¿Es un grande de España?, ¿Es un ministro?" No. Don Julián Prats era un hijo del trabajo. La historia del secreto de su fortuna sólo pueden contarla con éxito en cariñosa colaboración la laboriosidad, la honradez y el talento."Miguel Moya en La Ilustración Española y Americana. Madrid, 8 de Enero de 1884."
CANDIDATURAS: Para completar el cuadro que presentamos hace pocos días de las candidaturas que figuran en las diferentes circunscripciones, vamos a resumir todas las noticias que hallamos esparcidas en los periódicos y correspondencias representantes de todas las opiniones en lucha: Castellón: Además de la anterior (candidatura monarquica-democrática), encontramos recomendada por LA VOZ DEL PUEBLO, periódico de aquella localidad, la siguiente: Los Sres. D. Narciswo de Ametller, D. Julián Prats y Estopiñá, D. Pascual Ario, D. Francisco Llorens y Bellés, D. Joaquín Bañón y Algarra y D. Antonio Oliver y Brugada."La Época. Periódico político y literario. Madrid. 12 de Enero de 1869."
El Sr. D. Julián Prats, Presidente del Círculo de la Unión Mercantil, ha tenido la amabilidad de enviarnos un billete personal a nombre de nuestro Director, en atención al cargo que desempeña de Síndico del gremio de periódicos no políticos, para que pueda concurrir al elegante pabellón que aquella Sociedad tiene establecido en la feria. Damos las más expresivas gracias al Sr. Prats por su delicada atención."Guía del peluquero. Madrid . Núm. 80. Mayo de 1878."
LA FERIA DE MAYO EN MADRID. Por iniciativa del Círculo de la Unión Mercantil, que con tanto celo promueve en esta villa los intereses del comercio, se ha dispuesto la celebración de grandes ferias en el mes de Mayo, precisamente en la época que la tradicional romería a San Isidro atrae un gran número de forasteros de todas las provincias...... ..... Y no haremos punto final sin rendir el tributo de consideración que es debido al Círculo Mercantil, por el celo y eficacia con que acogió tan loable pensamiento, como a la Junta Directiva, solícita siempre en la defensa y fomento de los intereses que tan dignamente representa, y así como también a su ilustrado presidente D. Julián Prats, que con su iniciativa, perseverancia y excelente tacto ha contribuído en honrosa medida a la formalización del proyecto, haciéndose legítimo acreedor al aprecio y alta estima en que hoy por todos se le tiene y que de por siempre le han dispensado cuantos saben lo que en pro del comercio de Madrid lleva realizado y está en disposición de emprender cuantas veces fuere necesario su valioso concurso."Guía del peluquero. Madrid . Núm. 78. Marzo de 1878."
En la iglesia del Cármen Calzado se celebraron ayer por la mañana solemnes funerales por el alma del que fue nuestro querido amigo D. Julián Prats. El templo estaba lujosamente adornado con ricas colgaduras. En el centro de la iglesia se alzaba un suntuoso catafalco de cinco cuerpos. En uno de ellos había colocada una lápida con esta inscripción: "A la memoria del señor don Julián Prats.-- R. I. P." La concurrencia era numerosísima. Pocas veces hemos visto más gente en el templo de la calle del Cármen. Los sillones de la presidencia los ocupaban el señor ministro de Estado y los señores D. Pascual Torres, presidente del Círculo de la Unión Mercantil, don Gabriel Rodríguez, D. Salvador López, D. Ramón Pallarés y Prats, y D.Bonifacio Ruiz de Velasco. Asistieron al acto comisiones del comercio, de la industria y de las artes; prueba esto las universales simpatías que gozaba el señor Prats. En esta solemnida fúnebre tomó parte una notable orquesta dirigida por el maestro Arche."El Liberal. Domingo 30 de Diciembre de 1883."
Entierro del Sr. Prats. A las 11 de ésta mañana ha sido conducido a la última morada el cadáver del conocido comerciante D. Julián Prats, de cuya muerte dimos ayer (16 de Diciembre) noticia. Una elegante caja de zinc pintada de negro, colocada en una magnífica carreta tirada por seis caballos empenachados y con gualdrapas negras, cuyos centros adornaban escudos de plata, encerraba el cuerpo. Encima del féretro iba una corona de flores naturales dedicada al Sr. Prats por los empleados de su casa. Las ocho cintas que partían del ataud las llevaban los señores siguientes: D. Juan Fabra y Floreta y don Domingo Peña y Villarejo, como ex-presidentes del Círculo de la Unión Mercantil; El Sr. Zapatero, secretario de una de las juntas directivas de dicho centro que presidió el Sr. Prats: el Sr. D. Bonifacio Ruiz de Velasco, en representación de la junta de Aranceles y valoraciones y del comercio de Madrid; D. Manuel Pedregal como rector de la Institución libre de Enseñanza, de la que actualmente era tesorero el finado; don Gabriel Rodríguez, en representación de la Sociedad para la reforma de los Aranceles de aduanas; D. Manuel Llano y Pérsi, presidente del Casino democrático-progresista, y finalmente, el tenedor de libros del señor Prats, en representación de todos los compañeros y dependientes de la casa. Detrás del féretro seguían a pie muchos amigos del finado, un coche de respeto enlutado, y cuyos caballos lucían hermosos penachos blancos, y una larga fila de carruajes. Al llegar la comitiva a la puerta del Círculo de la Unión Mercantil, el secretario de la sociedad depositó en la carroza, y al lado de una corona de fleco negro con botones de oro, recuerdo del comercio de esta corte, otra, mitad rosas y mitad de pensamientos, con ésta dedicatoria: "El Círculo de la Unión Mercantil, a su ex-presidente D. Julián Prats." En éste punto se unieron al cortejo la junta directiva de aquel centro, en pleno, numerosos socios, cuatro porteros con uniforme, y cuatro coches de respeto. Los balcones del Círculo ostentaban negras colgaduras galoneadas de oro. A las doce y media llegaba la comitiva a la Sacramental de San Isidro, donde, después de rezada una misa de Requiem, quedaron repositados los restos."El Día. Núm 292. Madrid. Lunes 17 de Diciembre de 1883."
Pocas veces ha desfilado por las calles de Madrid un cortejo fúnebre tan numeroso como el que ayer se formó para conducir al cementerio de San Isidro los restos mortales del respetable comerciante Sr. D. Julián Prats. Al frente del duelo marchaba el señor presidente del Círculo Mercantil, y detrás más de mil comerciantes, industriales y hombres políticos que se habían honrado con la amistad del que iba a ser sepultado. La fila de carruajes era inmensa, parecía interminable. Al pasar el féretro por la calle de Carretas se unió a la comitiva gran número de socios del Círculo Mercantil, y una comisión de la junta directiva depositó sobre la caja mortuoria una corona fúnebre. Los balcones del Círculo estaban enlutados. A las doce y media recibía cristiana sepultura el cadáver del Sr. Prats, y poco después de dispersaba la comitiva."El Imparcial. Diario Liberal. Martes, 18 de Diciembre de 1883."
Enlaces externos
- Calle de Don Julián Prats en Morella
- Morella.net
- Web Turistica de Morella
- "Morella y sus aldeas" de José Segura Barreda en Repositorio UJI (Univ. Jaume I. Castellón).
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