Baldomero Fernández Casielles (Oviedo, 26 de febrero de 1871-2 de diciembre de 1934) Pianista, compositor, escritor y pintor español.

Biografía

La escasez de medios económicos y el convencimiento de que Oviedo y él "estaban pegados" le impidieron desarrollar y dar a conocer fuera de Asturias las grandes cualidades de artista de que estaba dotado. Por el contrario, la necesidad de procurar el diario sustento de él y de los suyos, le obligó a prodigarse como pianista de cafés, cines y teatros ante un público qu, aunque generalmente le admiraba, no concedía el debido valor a este artista al que podía oir por poco precio en medio de discusiones y griteríos. Asimismo, y aparte de su público, hace referencia en el romance Un día en Uvieu cuando pone estos versos en boca de un aldeano que va a vender una vaca en el barrio ovetense de San Lázaro: Seguimos camín abaxu/hasta que, por fin, entremos/en el Café de Madrí/que tá muy maju por dientro/con sofases y tayueles/forráes de ciertopelu./Como día de mercau/taba el Café casi enllenu;/un señoritu delgau,/con barbes, bastante prietu,/estaba tocando un cosu/que paecía un escudilleru;/y muncho bien lo facía/a mío xuicio, el porreteru.

De niño estudió solfeo con Antonio Iglesias, y desde los once años recibió clases de piano con Víctor Sáenz Suárez. Al propio tiempo se mostraba como un buen dibujante, retratista y pintor, facultades éstas que pudo cultivar con su abuelo, Juan Casielles, profesor de la Escuela de Artes y Oficios. A los catorce años dio en el Teatro del Fontán su primer concierto, en una función benéfica, y a los diecisiete años se reveló como compositor con una tanda de valses a la que dio el título de Lola. Dominó también el violonchelo, y ello le permitió actuar en zarzuelas y en solemnidades religiosas. En 1908 dio una larga serie de conciertos en el Café Pasaje de Oviedo, interpretando con Saturnino del Fresno Arroyo, a dos pianos, las más selectas partituras, que oídas y admiradas por el público estimularon en él la creación de la Sociedad Filarmónica Ovetense.

En la Exposición Regional de Bellas Artes, celebrada en 1916, presentó dos Apuntes de Tiñana, un Paisaje de la misma localidad, Playa de Luarca, Paisaje de Tineo, Iglesia de Luanco y un Autorretrato. Sus Cuarenta cantos asturianos, de la más pura inspiración popular, armonizados para piano, los publicó en 1914, pero aparte de éstos y de los citados valses Lola, dejó escritas otras veinticinco obras, ejemplo de las cuales son: Cuarteto en re, para dos violines, viola y violonchelo; Suite-trío, para piano, violín y violonchelo; Primera misa a tres voces, con acompañamiento de orquesta; Danza asturiana, para orquesta; Poema de un niño, también para orquesta; ¡Aramo, bellísimo Aramo!, para coro mixto; Rapsodia asturiana, para piano; Piezas bailables, habaneras, valses, tangos, etc.

Aunque en 1919 actuó como acompañante en la Sociedad Filarmónica, y el Centro Asturiano de Madrid le organizó un concierto en 1931, y hasta obtuvo algún galardón, como uno de El Heraldo de Madrid, en 1903, por sus Tandas de valses, o el de la Asociación Coral de Mieres, en 1927, por la citada canción al Aramo, Fernández Casielles vio marchitarse su ingenio tocando las más de las veces para públicos incultos y para discípulos ineptos. Por todo reconocimiento oficial, llegó a ser nombrado, en 1933, profesor de música de las escuelas municipales.

Como escritor, tuvo un gran éxito en Asturias y en América con su citado poema Un día en Uvieu, así como con una Carta abierta que publicó en el mismo folleto. En tal carta revela alguna experiencia suya. Él sabe que está muy lejos de alcanzar la poesía y la gracia de Teodoro Cuesta.