Pablo Molina

Pablo Molina es un pintor y artista plástico argentino, fuertemente inspirado en el arte precolombino. Además, fue catedrático en la Universidad Nacional de Tucumán y en las escuelas de Bellas Artes de las provincias argentinas de La Rioja, Salta y Jujuy. Premiado en el Museo Regional de Pintura "José Antonio Terry" en Tilcara, Jujuy por su obra artística.

Historia

Nació en La Rioja, Argentina en 1934 , estudió pintura en la Escuela Superior de Córdoba y grabado en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Fue ayudante del maestro catalán Pompeyo Audivert, quien trabajó en México con David Alfaro Siqueiros. Posteriormente se perfeccionó en litografía en el Conservatorio del Libro en Barcelona y en el grabado calcográfico en la Real Academia de San Fernando de Madrid. Expuso individualmente en Ibiza, Barcelona, Valencia, Madrid, Lorca y Vigo. En Bolivia mostró sus obras en La Paz, Oruro y Santa Cruz de la Sierra; en Argentina lo hizo en Buenos Aires, Tucumán, Neuquén, Mendoza, Salta, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y Jujuy. También llegó con sus trabajos a Damasco, Siria y San Francisco, Estados Unidos. Fue distinguido en el Certamen Canción de México. Fue catedrático en la Universidad Nacional de Tucumán y en la Escuela de Bellas Artes de La Rioja, Salta y esta provincia. Colaboró en crítica artística en Buenos Aires y en Madrid. Es un artista de ilustre fama y cultor de los mitos de la América criolla, aprendió los secretos de la pintura y del grabado en Córdoba, Tucumán, Barcelona y Madrid, en la Real Academia de San Fernando. Atraído desde el comienzo por el misterio que rodea las poblaciones del Noroeste argentino, expresó en la pintura su esencia, apropiándose idealmente de sus paisajes y de sus rituales. Sus mágicas creaciones han sido presentadas en la Argentina y en otros países, suscitando, en todas partes, intensas emociones y obteniendo prestigiosos reconocimiento. Maestro de vida por sus profundos valores morales, además de su indiscutible talento artístico, Pedro Molina se ha dedicado a la enseñanza y colaboró en calidad de crítico de arte en varias revistas argentinas.

En las estructuras de comunicación vigentes en la sociedad contemporánea, la imagen seriada adquiere fundamental importancia. Es más, hasta forma parte del paisaje urbano: los afiches, uno al lado de otros, los mensajes repetitivos en las tandas publicitarias en la televisión, el destello intermitente de los carteles luminosos. En este contexto, no debe sorprender el auge del grabado, una actividad artesanal que tiende a la producción en serie de la imagen. La obra múltiple además, posibilita esa suerte de bilocación de los grabadores, una cofradía particularmente activa y viajera, capaz de comunicarse al mismo tiempo con públicos de distintas latitudes”. “Molina maestro grabador es también un alquimista del artesanado y ya elaborando la madera o el metal no tiene completa certeza de su verdadero logro sino hasta la obtención de la primera prueba. Allí los descubrimientos son azarosos como imprevistos .El grabado es una técnica industriosa, fascinante, que sumerge al artista en peripecias con ácidos y metales, piedra y tacos de madera; n artesanía básicas de pasta para papel, gubias y buriles obedientes”. “Xilografía, aguafuerte, aguatinta, monocopia, litografía, gofrado, procedimientos mixtos, nada le es ajeno a Molina. Por el contrario domina sus medios y posee un repertorio de recursos de variadísima gama. El color amplía las posibilidades expresivas del grabado y lo usa con moderada frecuencia, tanto para explorar sus efectos como para enriquecer la imagen”. Al cumplir el artista plástico sus 50 años de trayectoria en el 2007, Inocencio Garzón escribió además: “A través de más de medio siglo de actividad creadora, ha conseguido labrarse un lugar de privilegio en el arte argentino actual. Aunque el artista se ha distinguido en el campo del grabado, también sus tareas de dibujante y pintor han merecido la atención general. A partir de una temática esencialmente humana, vinculada a las raíces autóctonas y a la reivindicación del acervo indigenista latinoamericano, elabora imágenes de un claro signo expresionista”.

50 AÑOS DE GRABADO

El catamarqueño fue uno de los grabadores privilegiados que participó en la Exposición Antológica 50 Años de Grabado, realizada en el Museo de Artes Plásticas “Eduardo Sívori” en Diciembre del 2005 en Buenos Aires. En ese año el ahora director Nacional de Patrimonio y Museos, profesor y arquitecto Alberto Petrina escribió sobre el arte de él: “...ostenta un grado de relevancia medular dentro del panorama del grabado argentino contemporáneo. Su imaginería de poderosa raigambre americana lo ubica, por añadidura, en una perspectiva de alcance continental, a la que accede como privilegiado intérprete de la milenaria cosmovisión andina. Traductor de misterios y rituales aún latentes, en su obra vuelven a encenderse los rasgos de las antiguas culturas prehispánicas, que sostienen su pervivencia a través del filtro obligado del mestizaje”. “Pero el compromiso americano de Molina abarca múltiples perspectivas. No es la menor de ellas la que reivindica los pesares y luchas de los desposeídos y olvidados del continente (‘La muerte del minero’), asuntó en el que vislumbra una inclinación compartida por la generación plástica a la que pertenece y la inmediata anterior, en la que sobresalen Pompeyo Audivert (1900 1977) y Víctor Rebuffo (1903 1983) que no en vano fueron los mayores maestros del grabado actuantes en Tucumán. También la flora y fauna del Noroeste argentino ocupan con frecuencia el interés del artista, que les reserva obras en las que se discierne una aguda observación no exenta de ternura (´Quirquinchos nocturnos’)”. Hugo Chumbita, también escribió sobre él para la muestra Caudillos presentada en el marco del Bicentenario de la Revolución de Mayo: “Un hombre de su tierra, un artista que conoce palmo a palmo la manera de ser de sus paisanos y la magia de historia y leyendas que viven en el alma colectiva. Este es Pedro Molina, heredero de una tradición artesanal en la que se fundieron antiguos saberes y nuevas técnicas pictóricas para expresar el eterno drama de la gente del noroeste. Un creador solitario cuyas manos son capaces de transformar el color y el dolor del mundo en retablos de amor y conocimiento”.

Referencias

Enlaces externos

• http://wn.com/pedro_molina_artista_plastico,_reside_en_tilcara