Tres romanzas para oboe y piano

Las tres romanzas para oboe de Robert Schumann es una obra del período romántico que también son para violín y frecuentemente interpretadas por clarinete. Estas tres obras tienen de protagonista al oboe (o violín) y el piano es el acompañante, pues ya en el clasicismo, con la aparición del pianoforte, este sustituía a la orquesta de cuerda, ya que una sola persona podía tocar casi el mismo número de voces. Estas tres son de duración corta o media (3 a 5 minutos cada una). Debido a que se escibieron en el período romántico son de baja dificultad en cuanto a notas se trata, pero a la hora de articulaciones, matices y fraseo.

La primera romanza tiene una introducción de piano de un compás (3/4 cada compás) y el oboe entraría en la segunda parte del segundo compás. Tiene un ritmo constante que no cambia a lo largo de todo el movimiento, que es de ritmo tranquilo, pausado y que finaliza tras una duración de tres o cuatro minutos con el oboe disminuyendo su intensidad y muriendio finalmente en un pp (pianissimo) dejando la obra en suspense, puesto que no finaliza en la tónica de la tonalidad.

La segunda romanza es la de mayor dificultad, puesto que hay un cambio de ritmo en la mitad de la obra llegando a tener tres alteraciones en la armadura. Esta comienza con un ritmo algo más rápido que la primera y finalmente aumenta por la mitad del movimiento el ritmo a un vivo en el cual se puede rubatear sin salirse del ritmo. Para terminar hay una vuelta al tema y ritmo principal en el que se repite todo lo del principio y se termina con un ritardando con la misma melodía y ritmo que hay antes de que se cambie al vivo, es decir, que es como si al acabar con el segundo ritmo se repitiese el primero con muy pocas variaciones.

La tercera romanza tiene también un ritmo semejante a las anteriores, solo que esta es en la que más se puede rubatear, dado que aquí ya empieza el oboe y así el piano se puede dar cuenta de la variación de ritmo que se hará a lo largo del movimiento.

Conviene decir que estas obras se utilizan mucho para concursos de oboe y son de las piezas en que más se exige, más errores se encuentra y se puede rubatear a lo largo de todos los movimientos, aunque sin salirse del ritmo inicial que se coge. Además, son tocadas desde alumnos hasta profesores y siempre que se interpretan bien quedan muy vistosas, pues aunque no tiene dificultad en cuanto a notas, posee una elevadísima dificultad de fraseo y de matices.