- Biografía de Rafael Barraza Rodriguez
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Biografía de Rafael Barraza Rodriguez
MINI - BIOGRAFÍA, Autor, Lic. Manuel D. Ulloa y Barraza, nieto.
RAFAEL BARRAZA RODRIGUEZ (1879 - 1948), AUTOR DEL ESCUDO DE ARMAS DE LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR.
Nació Don RAFAEL BARRAZA RODRÍGUEZ el 31 de Octubre de 1879 en la ciudad de San Salvador, República de El Salvador en Centro América. Fue el tercer hijo de cuatro del matrimonio de Don Miguel Barraza y Doña María Rodríguez, terratenientes, cristianos Católicos, quienes inculcaron en él, la fe de Cristo y el amor a la humanidad. Los hermanos de don Rafael fueron: Miguel, Mercedes, Amparo y María. Don Rafael se casó con doña Teódula Monterrosa Escobar viuda de Morán De León, procreando cinco hijos, Josefa (Fita), Teódula Isabel, Félix Rafael, Refugio Elena, y Berta Rosario; que se sumaron a dos ya existentes del primer matrimonio de doña Teódula: Rosendo Morán Monterrosa y Guillermina Morán Monterrosa. Hizo los estudios primarios en la ciudad de San Salvador, terminando los estudios Secundarios y Superiores en la ciudad de Guatemala, Centro América. Desde muy temprana edad, don Rafael demostró la actitud a las letras, pues en lugar de jugar con sus amigos pelota, él se acogía a libretas de dibujo, pinceles y gustaba mucho de coleccionar objetos de arte. Tal dedicación a lo intelectual y artístico, lo llevaron al desarrollo de la obra cumbre de su vida: la creación del Escudo de Armas de la República de El Salvador.
El escudo elaborado por don Rafael, fue adoptado oficialmente el 15 de septiembre de 1912, cuando era Presidente de la República don Miguel Enrique Araujo, por un decreto de la Asamblea Nacional, emitido el 20 de marzo de 1916, cuando era Presidente don Carlos Meléndez Ramírez en su segundo periodo y publicado en el Diario Oficial siete días después, (27 de Marzo de 1916). Dice su hija Refugio Elena Barraza Vda. De Dávila Trujillo, “La Presidencia de Araujo sacó a concurso la REFORMA del que fuera entonces el Escudo de la Federación de Centro América decretado en 1865, y como es sabido, la reforma hecha por mi padre, fue la ganadora en 1912”. Publicó un medio en ese entonces, “El Escudo fue creado por el calígrafo salvadoreño RAFAEL BARRAZA RODRÍGUEZ, quien triunfó sobre treinta competidores en un concurso promovido por el entonces Ministerio de Guerra y Marina, en 1912, siendo el Ministro de Guerra el doctor Enrique Córdova. Dicho escudo ha sido motivo de inspiración para muchos escritores y poetas, que han dado con el correr de los años distintas interpretaciones de su simbología. El triángulo equilátero, igualdad de todos ante la ley es el símbolo del viejo lema trinitario de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Los ángulos, representan los tres poderes del gobierno: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Los dos mares abiertos, el espíritu de un pueblo en constante y solidaria comunión con las demás naciones libres. Los cinco colosos volcanes, significan la configuración geográfica del país y las cinco naciones centroamericanas surgidas en una fragosa entraña, significa la bravura de la raza, las disgregadas parcelas de la Patria Grande y el principio de nuestra nacionalidad, enfatizado en la leyenda que circunda el dibujo. El cielo lleno de luminosa transparencia, representa la gloria, el heroísmo y el sacrificio por la Libertad. El gorro frigio, la libertad coronada por la leyenda que consagró nuestra soberanía, el símbolo de la liberación del yugo extranjero. El Arco iris de paz, el sendero por el cual debe marchar Centro América hacia la consecución de su elevado destino siendo los rayos luminosos los ideales del pueblo. Las cinco banderas, cinco repúblicas centroamericanas en las que se conservan los colores de la enseña federal, la herencia de nuestros próceres y el sueño de FRANCISCO MORAZÁN. (De una Centro América unida). “Los catorce gajos de los ramos de laurel representan a los 14 departamentos en que se divide la República y son una exaltación de la gloria que aspiran por el camino de la paz, el trabajo y el progreso. Sobre la base que une los ramos, aparece la leyenda "DIOS, UNIÓN, LIBERTAD" que concreta nuestra creencia en un Poder Superior que todo lo gobierna, la unidad y armonía que exige la marcha de la familia salvadoreña hacia un destino mejor y el indomable espíritu libertario del pueblo, que ha preferido la lucha desigual y la muerte, a la subyugación extranjera”. Y bajo esta base, la estrella roja que significa el cambio de la forma de vivir y crecer, un destino seguro como lo indica La Biblia, la estrella que guió a los Pastores a Belén. El autor pudo haber significado una guía segura para las generaciones. Muy pocos recuerdan que por Decreto Legislativo, esta estrella fue abolida por principios erróneos, creaciones políticas partidistas, pensamientos sin abertura ideológica, un anacronismo palpable del conocimiento de las virtudes y leyes del pensamiento: sólo por ser roja la estrella. Los originales del Escudo elaborado por el señor Barraza Rodríguez, uno en negro y otro en colores, fueron exhibidos en la vitrinas de la Ferretería Sagrera, en el centro de la Capital, varios días del mes de Agosto de 1912, junto con los trabajos de los 29 otros concursantes. Refiere un cronista que “frente a la exhibición comenzó a desfilar público capitalino “y todas las miradas se detenían con insistencia en el escudo de los laureles y los pabellones”. Su hija Josefa (Fita) Barraza de Ulloa Choto recordaba en una ocasión en la que ella fue preguntada por su hijo Manuel David para los propósitos de esta biografía, sobre la ejecución de dicha obra y ella dijo en esa oportunidad “mi Padre nunca estuvo satisfecho con las bases del certamen y por ello le agregó al Escudo los cinco pabellones de El Salvador que rodean al triángulo equilátero, para soportar más la idea de la unión Centro Americana”; así como también don Rafael, le agrega los dos ramos de laureles que abarcan en conjunto. Un Decreto de la Asamblea Nacional, emitido el 20 de Marzo de 1916 y publicado en el Diario Oficial, le dio fuerza de Ley a las dos insignias agregadas. El Presidente de la República era don Carlos Meléndez, el Ministro de Guerra y Marina el Dr. Enrique Córdova y presidía el Congreso don J. M. Batres. Don RAFAEL BARRAZA RODRIGUEZ, se inspiró en el sueño e ideal por el que lucho y murió FRANCISCO MORAZÁN al elaborar el Escudo de Armas. Es por ello, que imprimió su ideal de una Centro América unida al incorporar los volcanes y banderas que representan los cinco países que componen el istmo de Centro América: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.
HONORABLES Y DISTINGUIDAS FAMILIAS SALVADOREÑAS, DESCENDIENTES DE FRANCISCO MORAZAN.
Todavía existen en nuestra sociedad, distinguidas familias descendientes de tan insigne personaje, los Ulloa-Morazán. Dice Francisco Ulloa Mondragón (Tataranieto, primo Paqín) “Bueno, Morazán se casó con doña María Josefa Lastirí y tuvieron una hija legítima llamada ADELA, que se casó en 1855 en la ciudad de Cojutepeque (El Salvador) con el licenciado Cruz Ulloa. De ahí nacieron dos hermanas mellizas: tía Josefina y tía Mercedes, tío Francisco y mi abuelo Esteban (Ulloa Morazán). Esteban se casó con Elisa Duke y procrearon los siguientes hijos: Luz, que se casó con Ángel Estévez; José, que se casó con Leonor Llach Shonnemberg; Ernesto, que se casó con Emma Llach Shonnemberg; Esteban, con Ernestina Quiñónez; Franklin se casó con Carmen Mondragón, procreando a este servidor y a Ana María del Socorro y la tía Elisa, que murió en Estados Unidos. Ella se casó en primeras nupcias con Erdley Pursley y procrearon tres hijos. En segundas nupcias se casó con Bad Mach sin procrear descendencia. Hasta ahí llega la última generación de los Morazán”.
Se puede agregar a la lista de descendientes de Francisco Morazán, los dos hijos naturales que quiso y protegió durante su vida; estos fueron: el General José Antonio Ruiz, que lo acompañó en sus campañas y don Francisco Morazán Moncada, quien era su preferido y a quien dictó su famoso “testamento”, pocos momentos antes de ser fusilado. Entre sus parientes más ilustres, debe de mencionarse a don Dionisio Herrera (Elegido Gobernante de El Salvador, pero no aceptó) y don Diego Vigil, Jefe de Estado de 1836 a 1837.
Del lado de don Cruz Ulloa, los descendientes son las familias: Ulloa-Morazán, Ulloa-Llach, Estévez-Ulloa, Valle-Ulloa, Ulloa-Castro, Ulloa-Barraza, y los descendientes de éstos, formaron las familias: Levisohn-Ulloa, María Martha, Alfredo Ernesto, Julio Enrique y Carlos Alberto. Ulloa-Milán, Jorge Rolando, Eduardo Ernesto y Alfredo Enrique. Ulloa-York, Manuel David, Rafael Fitzgerald, Maximiliano Ernesto y Thomas Joseph. Ulloa-Patiño, Katherine Stephanie. Y Ulloa-Fedeli, Adriana María y Gabriela Alessandra.
El señor Barraza Rodríguez desde adolescente, demostró que su carácter, impulso personal y dedicación a la superación, lo llevaron a la temprana edad de 15 años, a desempeñar su primer trabajo en el Ministerio Público como Rafael Barraza R. Escribiente de la Inspección General del Ejército, Rafael demuestra sus actitudes a las letras y se gana la confianza de sus superiores en tal puesto público de categoría intelectual. A la edad de 15 años, ya podía llevar notas, escritos y conferencias de las más importantes reuniones de la Inspectoría del Ejército.
Ser Escribiente en esa época, significaba llevar a mano, todo escrito, conferencia o necesaria autenticación de lo dicho en una reunión; criterio de opinión. No era fácil, pues requería una habilidad mental coordinada a la escritura; se necesitaba buena caligrafía y letra. Rafael, ya poseía esas actitudes. Para sumar a tan grande privilegio, Rafael desempeña su segundo trabajo como Escribiente del Ministerio de Instrucción Pública y Beneficencia (hoy Ministerio de Educación). En esa dependencia de Gobierno, se necesitaba el criterio de la didáctica, conocimientos de pedagogía y mucho más, la discreción de carácter, estima de la humanidad y amor al prójimo. Ya nacido de esa manera, Rafael desempeña un papel excepcional.
En 1898 y a la edad de 19 años, supera todo rango de Escribiente Publico y desempeña el cargo de Escribiente del Consejo de Estado, puesto que lo relaciona personal y directamente a don Tomas Herculano de Jesús Regalado (Militar 1898-1903), Presidente de la Republica de El Salvador, quien precedía tal Consejo.
Un año después, en 1899, Rafael comienza su carrera diplomática en el Ministerio de Relaciones y justicia (hoy Ministerio de Relaciones Exteriores) que seria su carrera profesional por vida. Comienza como Calígrafo del Ministerio en Junio del mismo año y es allí que demuestra lo mejor de su repertorio en letras y caligrafía. Desarrolla sus habilidades y conocimientos en los escritos, que en esa época se debían elaborar a mano y presentar personalmente. Deberían llevar una nítida presentación; no error, no errónea ortografía o dibujo de exposición en la caligrafía. Rafael, fue siempre delicado, cauteloso y atento a no cometer errores en la presentación de sus trabajos.
Ese mismo año, y pocos días después de haber comenzado a trabajar en el Ministerio, es nombrado oficialmente, Calígrafo del Ministerio de Relaciones Exteriores (el diccionario de la Real Academia Española, describe “Calígrafo” como aquella persona que escribe a mano con letra excelente). Cartas, manuscritos, diplomas, declaratorias, etc. que se enviaron desde el Ministerio a distinguidas personalidades del ámbito diplomático; así como a Mandatarios de Estado, llevaban su inigualable maestría de la letra impresa de un gran calígrafo.
A la edad de sólo 32 años, Rafael es nombrado Colaborador de la Secretaría Privada de la Presidencia de la República. Fue el Doctor, médico-cirujano de profesión, Manuel Enrique Araujo Rodríguez (1911-1913) quien por el continuo trato con Rafael y las muestras de éste en el campo diplomático, lo designa su colaborador inmediato en el ramo de Extranjería.
Al término del mandato del Dr. Araujo Rodríguez, 1914, don Rafael desempeña el cargo de Ayudante de la Sección Diplomática en el Ministerio de Relaciones Exteriores, puesto que desempeña efectivamente por tres años y que después, por la capacidad intelectual, los méritos demostrados y los conocimientos, don Rafael, es ascendido en 1917 al puesto de Ayudante de la Oficialía Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Dos años después, 1919, escala aún más un eslabón en su carrera profesional y es llamado por el Presidente de la Republica, don Jorge Meléndez Ramírez (PND, 1919-1923), para desempeñar el cargo importantísimo de Colaborador de la Secretaria Particular de la Presidencia de la Republica. En este periodo de vida, don Rafael fortalece, engranda y cementa lo que después seria en su vida la efectividad, entereza de carácter y amor a su patria. En el correr diario de su nuevo trabajo, aprende las tácticas y habilidades de gobernar efectivamente, enseñadas por el Presidente, hombre que por ser del “clan” Meléndez, tenia la experiencia gobernativa de sus hermanos.
En 1923, don Rafael demuestra su impecable desarrollo laboral, experiencia, conocimientos y habilidades una vez más y don Alfonso Quiñónez Molina (PND, 1923-1927), en su tercer periodo como Presidente Constitucional de la Republica de El Salvador, lo retiene y conserva como su Primer Colaborador en la Secretaría Particular de la Presidencia de la Republica, puesto extremadamente de confianza.
En el mismo año de 1923, deja la colaboración presidencial, para desempeñar el cargo, que llevaba en su alma; Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Republica de El Salvador. No obstante e insatisfecho por la naturaleza evolutiva de carácter, don Rafael desempeña alternativamente, la Dirección y Redacción del Boletín del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Don Alfonso Quiñónez Molina (PND) en 1924 se siente acéfalo en su Secretaria Presidencial y llama de nuevo a don Rafael para ejercer el cargo de Primer Colaborador de la Secretaria Particular de la Presidencia de la Republica. El presidente Quiñónez Molina se expresó en un momento: “considero a don RAFAEL BARRAZA RODRIGUEZ, un colaborador con experiencia, capacidad y dedicación para tenerlo a mi lado.”, palabras que don Rafael, al sentirse tan alagado, comunicó a la familia, decía su hija Josefa (Fita) Barraza de Ulloa Choto. Don Rafael también desempeñó interinamente en varias ocasiones, la Secretaría Particular de la Presidencia de la Republica, en ausencia del titular, Don Benjamín Loucel.
En 1932, don Rafael es nombrado Colaborador de la Sección de Extranjería del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Bajo la Presidencia de Salvador Castaneda Castro, asume la responsabilidad como Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones exteriores, puesto que desempeñara hasta su retiro.
RAFAEL BARRAZA RODRÍGUEZ murió el 19 de Febrero de 1948. El reconocido Calígrafo salvadoreño, autor del Escudo Nacional Salvadoreño, falleció a sus 69 años (1879-1948) a causa de un paro cardíaco. Existen dos versiones de la muerte de don Rafael. La primera contada por la hija Josefa (Fita) Barraza de Ulloa Choto “La familia residía en la casa ubicada en la esquina formada por la 1ª. Calle Poniente y 9ª. Avenida Norte, justa enfrente al edificio del Banco Central de Reserva. Mi Padre, expiró pocos momentos después de que la familia estaba reunida en el comedor principal de la casa y se dedicaban a tomar el desayuno. A mi Padre, ya se le había servido una tasa de café y él se disponía a mezclar el azúcar cuando se fue yendo al lado izquierdo, desplomándose al suelo”. Su muerte fue pronunciada por el Doctor Rosendo Morán Monterrosa. La segunda versión la proporciona la otra hija Refugio Elena y ella cuenta “de eso estoy más que segura, pues fue mi propio papá, el que llamó, a su hijo, diciéndole que cuando saliera al Hospital Militar, pasara por la casa, sin decirle para qué. Al llegar, supimos por mi hermana Minita que Chen, mi hermano, lo encontró ya muerto, todavía en la silla del comedor, donde estaban desayunando”.
SOBREVIVIENTES A LA MUERTE DE DON RAFAEL Su esposa Doña Teódula Monterrosa de Barraza Rodríguez (+), sus hijos Dr. Rosendo Morán Monterrosa (+) y Srita. Guillermina Morán Monterrosa (+) (primer matrimonio de Doña Teódula), Doña Josefa (Fita) Barraza Monterrosa de Ulloa Choto (+), Srita. Teódula Isabel Barraza Monterrosa (+), Doña Refugio Elena Barraza Monterrosa de Dávila Tujillo y Doña Berta Rosario Barraza Monterrosa de Martínez Pérez. Estas últimas, son las únicas sobrevivientes directas de Don Rafael, quienes aún viven en California y Miami, Florida, USA, respectivamente.FAMILIAS Morán-Cáceres, Barraza-Peñalba, Ulloa-Barraza, Dávila-Barraza y Martínez-Barraza NIETOS Rosendo Ernesto, Ana Noémi, José Rolando, Concha Celina, María del Carmen todos de apellido Morán Cáceres. María Marta, Rolando Ernesto, Manuel David, Ricardo Alfredo, José Roberto todos de apellido Ulloa Barraza. Rafael Barraza Peñalba (+) Altagracia Elena (+), Rene Liberato, Sara Leonor, todos de apellido Dávila Barraza. Ana Berta, José Emilio, Claudia Guillermina, Teresa, Guadalupe, Rafael Eduardo, Olga Margarita, María de Los Ángeles, todos de apellido Martínez Barraza.
Autor: Lic. Manuel D. Ulloa y Barraza, nieto. (manuelulloab@hotmail.com)
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