- Abaddón el exterminador
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Abaddón el Exterminador fue la última novela publicada por escritor argentino Ernesto Sabato en 1974. Abaddón culmina la obra del escritor, completando una suerte de trilogía, por la conexión con las dos anteriores, sobre todo con Sobre héroes y tumbas, cuya lectura se torna imprescindible antes de abordar la novela.
Abaddón, cuya técnica es la más experimental de la obra del escritor, presenta una estructura narrativa fragmentaria, que sirve a una mezcla de sucesos autobiográficos tanto verídicos como fantásticos, historias paralelas, análisis filosóficos, hipótesis y crítica literaria, recreados por personajes que, con el mismo rol, tienen generalmente presencia en la novela anterior. El argumento general de Abaddón es marcadamente apocalíptico, en el que se recrean sucesos nefastos de la Historia Argentina de la época principalmente, aunque se encuentra fuertemente presente el drama mundial del siglo XX, como la Segunda Guerra Mundial, Hiroshima y la Guerra de Vietnam.
Estructura y temas
Este texto es una novela que presenta una visión apocalíptica de los tiempos actuales, en los que denuncia el triunfo del mal. El autor, llevado por su intención de desnudar la verdad, rompe con la inmanencia ficcional. Lejos de ser una obra terminada, esta novela es abierta, fragmentaria y evidencia un arduo trabajo introspectivo, reflexivo y crítico.
La novela se estructura en torno a un sujeto que mira al mundo y se mira a sí mismo produciendo una visión abarcadora, que va desde el yo poético inserto en la historia hasta la reflexión sobre la creación literaria. La fisión de los personajes es notoria: se observan series que se despliegan o duplican en espectros psicológicos amplios. Además, el autor se presenta en forma explícita, ya que su nombre aparece como personaje o aludido por otros.
La presencia del mal se muestra abiertamente en la vida moderna: confusión, rupturas, represión, inversión y degradación. Leída en este tiempo confuso, la novela se revela capaz de mostrar el mal en un clima de complicidad entre el lector y el autor. Sin embargo, en esta revelación no está ausente el héroe que batalla, ya sea desde la historia o desde la Filosofía.
El siguiente fragmento ha sido extractado de esta obra:[1]
“Escribir al menos para eternizar algo: un amor, un acto de heroísmo como el de Marcelo, un éxtasis. Acceder a lo absoluto. O quizá (pensó con su característica duda, con aquel exceso de honradez que lo hacía vacilante y en definitiva ineficaz), quizá necesario para gente como él, incapaz de esos actos absolutos de la pasión y el heroísmo. Porque ni aquel chico que un día se prendió fuego en una plaza de Praga, ni Ernesto Guevara, ni Marcelo Carranza había necesitado escribir. Por un momento pensó que acaso era el recurso de los impotentes. ¿No tendrían razón los jóvenes que ahora repudiaban la Literatura? No lo sabía, todo era muy complejo, porque si no habría que repudiar, como decía Sábato, la música y casi toda la poesía, ya que tampoco ayudaban a la revolución que esos jóvenes ansiaban. Además, ningún personaje verdadero era un simulacro levantado con palabras: estaban construidos con sangre, con ilusiones y esperanzas y ansiedades verdaderas, y de una oscura manera parecían servir para que todos, en medio de esta vida confusa, pudiésemos encontrar un sentido a la existencia, o por lo menos su remota vislumbre […].”
Ernesto SabatoReferencias
- ↑ Barroso, Graciela. «Abaddón, el exterminador ©2003-2011 Luventicus». Consultado el 23 de julio de 2011.
Enlaces externos
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Categoría:- Novelas de Argentina
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