- Ciudadela de Jaca
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Coordenadas:
La ciudadela de Jaca es una fortificación de planta pentagonal, construida a finales del siglo XVI (las obras se inician en 1592), que conserva todas y cada una de sus partes características: foso, baluartes, escarpas, cuarteles, polvorines, túneles, etc. además de una hermosa entrada a la que se accede mediante un puente levadizo.
Su construcción fue encomendada a Tiburzio Spannocchi, ingeniero de origen italiano al servicio de Felipe II, dentro de un programa de defensa de la frontera aragonesa con Francia, cuyo punto principal sería precisamente este castillo. Para la construcción se eligió un terreno extramuros conocido como El Burnao.
El modelo para el Castillo de San Pedro corresponde ya a los nuevos esquemas de arquitectura militar derivados del uso de la artillería, en la que predominaban los muros más bajos y gruesos, con taludes y emplazamientos específicos para cañones y otras bocas de fuego. A mediados del siglo XVII la obra ya estaba completada, pues entre 1635 y 1659 —periodo de guerras con Francia—, Jaca poseía un enorme valor estratégico.
Desde su construcción la fortaleza ha mantenido siempre guarnición militar dentro de sus muros. Sin embargo, las vicisitudes bélicas que lo acompañan son escasas, siendo la más destacada la ocurrida durante la guerra de la Independencia. El 21 de marzo de 1809 era tomada por las tropas francesas ante la capitulación de la ciudad y el escasísimo número de tropas que la defendian. Los soldados españoles, al mando del General Espoz y Mina, recuperaron el Castillo tras varios meses de asedio el 17 de febrero de 1814. A partir de entonces, el castillo va perdiendo importancia militar. Sus muros y edificios fueron magníficamente restaurados en 1968, siendo merecedores del premio «Europa Nostra».
Contenido
Partes destacadas de la fortaleza
Entrada y puente levadizo
La única entrada al castillo presenta en su exterior una «plaza de armas» con muros defensivos aspillerados que custodiaban dos puertas que precedían al puente, hoy ya desaparecidas.
Desde aquí se accede a un puente fijo, que salva parte del espacio del foso, y al puente levadizo que se manejaba desde el interior mediante contrapesos y cadenas. Sobre la puerta se alza el escudo en piedra de la Casa de Austria y sobre la entrada, una espadaña sujeta una campana que se usaba como medio de comunicación con las tropas. En el túnel de arco de medio punto inmediatamente posterior, se encuentra un cuerpo de guardia defensivo, hoy ambientado con armas y uniformes del siglo XVII.
Casamatas
Por cada uno de los baluartes del castillo se construyeron 2 casamatas. La función principal de éstas era el asentamiento de las piezas de artillería y puestos de tirador que debían defender los muros contiguos a ellos y el muro lateral del baluarte siguiente. Esto permitía una total defensa y vigilancia de todos y cada uno de los muros del castillo y sus proximidades, como el foso y los glacis que lo rodean. Pueden contemplarse aún las hornacinas donde se apilaban las municiones y pólvora de uso inmediato.
Baluartes
La aparición del baluarte en las fortificaciones del Renacimiento ya en el siglo XVI obedece a la necesidad de adelantar las defensas y los asentamientos de artillería para la protección de cada uno de los muros del propio castillo y el correcto y eficaz alcance de los disparos al exterior del mismo, contrarrestando la evidente disminución de altura con respecto a los altos muros de los castillos medievales, que se demostraron ineficaces ante las nuevas piezas de artillería de mayor alcance y mayor efecto destructivo. Cinco son los baluartes de esta fortificación pentagonal, recibiendo cada uno de ellos los siguientes nombres: Santa Bárbara, España, San Francisco, Santa Orosia y San Pedro.
Polvorines
Los polvorines formaban una parte importante de las instalaciones que debían contener todo lo necesario para resistir un largo asedio de fuerzas enemigas: agua, alimentos, armas, municiones y pólvora. En este caso están construidos al abrigo de los disparos del enemigo, en la pared norte del castillo, entre la muralla principal y los cuarteles en una plaza de particular encanto.
Su interior está revestido con un tipo de piedra especialmente poroso que absorbe la humedad y mantiene una temperatura estable para la correcta conservación de la pólvora; una cámara de ventilación trasera facilita esta función y eventualmente previene la destrucción del muro exterior en caso de explosión accidental.
Foso
Varias son las defensas exteriores del castillo: el foso, la contraescarpa, un camino cubierto, las plazas de armas y el glacis. Todas ellas debían poner impedimento y dificultad de avance a los soldados enemigos que intentasen asaltarlo.
El foso de este castillo, que lo rodea en su totalidad, cuenta con un recorrido de 1.060 m y nunca ha contenido agua. El acceso al mismo desde el interior de la fortificación se hace a través de tres poternas, una de ellas destinada al acceso de jinetes a caballo; fueron construidas con la finalidad de que los defensores pudiesen despejar el foso de tropas enemigas en caso de necesidad.
Actualmente los moradores del foso son los ciervos que, magníficamente adaptados, hacen las delicias del público que pasea por los verdes glacis de la Ciudadela.
El patio de armas
En torno a él se disponen los distintos cuarteles o edificios (originalmente se encontraban separados entre sí para evitar la propagación de eventuales incendios) y era el punto de encuentro de las tropas y el escenario ideal donde se realizan todo tipo de ceremonias y eventos de carácter militar y civil. Siendo originalmente un piso de tierra, fue empedrado en la restauración que tuvo lugar en 1968, año en el que se decidió colocar en el centro geométrico de la fortificación la escultura del Felipe II, rey que mandó construirla. La talla fue realizada por el escultor Ramón Casadevall durante el cumplimiento de su servicio militar.
Iglesia
Obra realizada ya durante el siglo XVII, presenta una portada de estilo barroco con frontón partido con una escultura de San Pedro (bajo cuya advocación se construyó la Iglesia) y columnas salomónicas. En su interior destaca la pila bautismal de estilo románico, que posiblemente perteneciera a la iglesia de Santa Maria del Burnao, el sepulcro del Maestre de Campo Juan de Velasco que lo fue del Castillo hasta 1597, y el retablo del altar mayor también de estilo barroco, que presenta un lienzo con la imagen de la Inmaculada (patrona del arma de Infantería) realizada en 1985.
Museo de Miniaturas Militares
El castillo alberga en uno de sus cuarteles el Museo de Miniaturas Militares. Con una colección de más de 32.000 figuras de soldados de plomo, nos enseña en cada uno de sus 23 escenarios, dispuestos de forma cronológica y serpenteante, la evolución de las armas, los uniformes, las tácticas de combate, la historia los conflictos armados desde la época de los faraones hasta los albores del siglo XXI y sobre todo el camino hacia la Paz.
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