- Degradación (pena)
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Degradación (pena)
Se llama degradación al acto de deponer o destituir a alguna persona de las dignidades, honores, empleos y privilegios que tenía.
Hay degradación real o actual y degradación verbal: la primera es la que se ejecuta con las solemnidades prevenidas por derecho o introducidas por la costumbre y la segunda, la que se declara por juez competente en la sentencia definitiva, sin que intervenga después ceremonia ni solemnidad alguna.
La degradación está en uso principalmente entre los militares y los eclesiásticos.
El militar que ha incurrido en esta pena es despojado en público ue sus insignias militares, y expelido del regimiento como indigno de pertenecer a una clase cuyo ídolo debe ser el honor.
La degradación de los eclesiásticos, que han sido condenados por algún crimen que han cometido, está ordenada por muchos cánones antiguos y decretales pontificias, por el derecho romano y por antiguas leyes españolas.
Justiniano en la novela 83 se expresa así sobre este punto:
- Illud palam est, si reum esse putaverit eum qui convenitur provinciœ prœses, et poena judicaverit dignum, prius hunc spoliari ab episcopo sacerdotali dignitate -et ita sub legum fieri manu.
Si queremos subir al origen de la degradación, la encontraremos usada en el paganismo pues las vestales condenadas a muerte no eran entregadas al ejecutor de la sentencia, sin que antes las hubiesen despojado los pontífices de las vestiduras propias de su instituto.
Según las antiguas formalidades, era necesario cierto número de obispos para degradar a un eclesiástico promovido a las ordenes sagradas. Pero como esta circunstancia producía dilaciones y contiendas por la resistencia de algunos obispos que exigao la comunicación del proceso para instruirse de ía verdad del delito, se ordenó finalmente por el concilio de Trento que bastase un obispo para la ejecución de semejante ceremonia. Presentase, pues, el sacerdote delincuente con las vestiduras de decir misa, y el obispo revestido de pontifical le va quitando sucesivamente la casulla, la estola, el manípulo y el alba, pronunciando al mismo tiempo ciertas palabras que le echan en cara su indignidad. Se le cae por fin la corona y luego la justicia secular se apodera del reo y dispone la ejecución de la sentencia dada contra él.
Referencias
Diccionario razonado de legislacion y jurisprudencia, Joaquín Escriche, 1847
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