- Filiberto Rodríguez Motamayor
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Filiberto Rodríguez Motamayor
Filiberto Rodríguez Motamayor (Calabozo, Venezuela, 1867-1915) fue un destacado abogado, periodista, orador y escritor llanero venezolano. Siendo compañero del insigne poeta calaboceño Francisco Lazo Martí, de Filiberto Rodríguez sobreviven algunos poemas líricos en los que destaca un lenguaje denso y descriptivo.
Hijo de Don Domingo Rodríguez Sánchez y Doña Francisca Motamayor López, Filiberto Rodríguez nace el 22 de Agosto de 1867 en Calabozo, Venezuela. A los 22 años, el 27 de Septiembre de 1889, recibe su título de Abogado. El 11 de Septiembre de 1891 contrae matrimonio con Doña Rosa Torrealba Mendez. Filiberto Rodríguez Motamayor fue Presidente de la Corte Suprema de Justicia en La Victoria cayendo preso en esta ciudad a la salida de Raimundo Andueza Palacios de la presidencia. Rodríguez Motamayor fue liberado posteriormente en el año 1893 por el General Joaquín Crespo. Fue durante esta época en que Rodríguez Motamayor trabaja como redactor en El Legalista (1892) y posteriormente en El Criterio (1893). Ya metido de lleno en la política de su tiempo funda el órgano Patria y Castro (1904) donde se dedica a exaltar la figura del General Cipriano Castro. Filiberto Rodríguez Motamayor entabla una larga amistad con el General Castro en la época en que era presidente y consistentemente rechaza sus invitaciones a formar parte del gobierno prefiriendo quedarse en su natal Calabozo y servir de vocero de los intereses populares. La imprenta recibida como obsequio del General Castro para periódico Patria y Castro fue donada por Filiberto Rodríguez al estado y fue durante muchos años llamada Imprenta del Estado.
Filiberto Rodríguez Motamayor muere en Maiquetía el 14 de Diciembre de 1915 luego de una penosa enfermedad.
Uno de los poemas más interesantes de su obra que ha sobrevivido es el titulado "Alas Blancas" donde Rodríguez describe su dolor ante la pérdida de su joven hijo Hernán. El poema está dedicado a su esposa Rosa Torrealba Méndez (30 de agosto de 1869 - 4 de febrero de 1939).
Filiberto Rodríguez Motamayor murió en Maiquetía en 1915. Sus restos reposan hoy en día en la Iglesia Catedral de Calabozo donde el Gobierno del Estado Guárico le dedicara una placa conmemorativa.
El Poema
"ALAS BLANCAS"
A Rosa.
"Y se oyó una gran voz que decía BIENAVENTURADOS LOS MUERTOS".
Déjame llorar. Yo estoy triste como el Profeta de las Lamentaciones y mi voz suena como una fibra rota por un puñal de fuego. Mojo mi pluma en llanto y hago del corazón el rojo pergamino en que escribo mis dolores.
Luz de recuerdos pálida y triste es la luz del santuario en que mi alma se arrodilla y gime.
"OH DIOS MIO".
Yo había sentido el tósigo de crueles angustias circular por mis venas y matar mis alegrías y no lloré las ilusiones marchitas ni los efímeros placeres desvanecidos.
La pobreza me dio su lecho y en él reposé sin zozobras en la noche de mis dolores.
La envidia y el odio me hirieron en la espalda, y yo curé las heridas con el perdón y el olvido.
El dolor mudo y trágico, el dolor que no estalla en los labios, ni asoma en la mirada como las lágrimas, tocó mi frente con sus alas negras y en ella dejó la sombra, y yo bañé mi frente en un baño de luz que me ofreció la esperanza y recobró su lozanía.
¿Por qué pues, esta nueva abrumadora angustia?
Todo se ha ido...! En vano mis ojos buscan el albor de la mañana entre las brumas insondeables en que mi espíritu se abate.
De mis viejas alegrías no queda nada; de mis castos amores inmaculados sólo oprimen mis manos y besan mis labios, una camisita blanca, un gorro azul y un rizo blondo y suave.
La forma primorosa de aquel ángel tan blanco que yo dormía en mis brazos ya no existe;
la nota dulce de aquella voz fuente de mis delicias ya no vibra en la cuerda ignorada que enmudeció la muerte;
aquella luz del cielo que yo bebía en sus ojos de mirada blanda como una caricia, se ahogó en la sombra impenetrable del misterio;
aquella almita cariñosa que tenía candideces de paloma abrió las alas en la obscuridad de la noche y remontó su vuelo a las regiones de perpetua luz.
ALMA MIA... Yo te espero para decirte al oído los secretos que te hacían reír; para contarte un cuento nuevo, en que no entran los muertos sino los pájaros, las flores y los ángeles; para oirte recitar el verso popular que la torpeza de tu lengua infantil hacía delicioso.
Lo recuerdas?
"NO TE REMONTES TAN ALTO PRENDA DE TANTO VALOR MIRA QUE EL VIENTO SE LLEVA DEL ÁRBOL LA MEJOR FLOR"
Oh sí Hernan mío! Tú eras la más hermosa flor del árbol de mi vida, pobre árbol sin ventura, y el viento sopló inclemente y te arrojó en la tumba.
¿Por qué cantabas ese verso que vaticinaba tu destino y que yo había de repetir en mis hondas tristezas, con la suprema desesperación de un dolor infinito al besar tu camisita blanca y tu gorro azul y tu rizo blondo y suave como el plumón de un cisne?
Yo hacía de tu cariño un culto sagrado a dos religiones: la del recuerdo y la de la esperanza. Me recordabas a mi padre ya muerto, y me prometías la plenitud de espíritu de los hombres fuertes y generosos.
Hoy... acéfalo está el altar frío, la lámpara apagada, y por la nave silenciosa no flota la nube de incienso ni el aroma de la mirra sagrada.
"BENDITO SEAS DIOS MIO"
Mi labio besa la tierra en que germinaron los abrojos y las flores, y mi frente se hunde en el polvo, agobiada por las tribulaciones.
Mi alma conturbada, como un águila a quien el rayo destroza el nido, olvida la cima donde el sol vierte sus claridades y se sumerge en la sombra impenetrable de su dolor.
Rugió la tormenta sobre mi frente dolorida y el rayo se hundió en mi corazón. Y de su seno brotó el licor de las tristezas y bañó mi ser en una suprema amargura.
Enlaces externos
1. Poesía Venezolana[1]
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