- 19 de diciembre de 1971
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19 de diciembre de 1971 es un cuento de ficción escrito por el escritor y humorista argentino, Roberto Fontanarrosa, en el cual habla sobre el día en que Rosario Central venció a Newell's Old Boys en la recordada semifinal del Torneo Nacional de 1971. El mismo, fue publicado en 1987, en el libro Nada del otro Mundo.
Si bien la historia es de ficción, este partido de fútbol entre los eternos rivales rosarinos fue real, y se disputó el 19 de diciembre de 1971 (título del cuento) en la cancha de River Plate, con resultado final favorable de 1 a 0 para Central con la recordada Palomita de Poy, tal como lo describe el cuento.
El cuento —humorístico/dramático— trata la historia de un hombre —el Viejo Casale— que jamás en su vida había visto perder a Central en un Clásico rosarino ante Newell's Old Boys. Ante la importancia del partido de la semifinal de 1971 (que se jugaría en el Estadio Antonio Vespucio Liberti, de Buenos Aires), un grupo de amigos del hijo de Casale decide invitarlo a que concurra al estadio a presenciar el trascendente encuentro ante el rival de toda la vida. Este grupo pensaba que la presencia del viejo le traería suerte a Central, debido a su favorable historial ante Newell's (nunca lo había visto perder). Pero Casale se niega rotundamente y aduce enfermedades del corazón que le impedían concurrir a la cancha desde hacía más de dos años. Ante esta negativa, este grupo de centralistas decide planear un secuestro y llevar engañado a Casale al Monumental.
La historia, describe todo el viaje a Buenos Aires del viejo con los hinchas de Rosario Central, y las escenas más significativas del partido, con el gol de palomita a la cabeza. El cuento finaliza con la muerte de Casale de un paro cardíaco —producto de la gran emoción— luego del pitazo final del árbitro y la victoria 1:0 ante el rival de siempre, que le dio el pase a la final del Campeonato Nacional al equipo auriazul.
¡La cara de felicidad de ese viejo, hermano, la locura de alegría en la cara de ese viejo! ¡Que alguien me diga si lo vio llorar abrazado a todos como lo vi llorar yo a ese viejo, que te puedo asegurar que ese día fue para ese viejo el día más feliz de su vida, pero lejos lejos el día más feliz de su vida, porque te juro que la alegría que tenía ese viejo era algo impresionante! Y cuando lo vi caerse al suelo como fulminado por un rayo (porque quedó seco el pobre viejo) un poco que todos pensamos: «¡Qué importa!». ¡Qué más quería que morir así ese hombre! ¡Esa es la manera de morir para un canalla! ¿Iba a seguir viviendo? ¿Para qué? ¿Para vivir dos o tres años rasposos más, así como estaba viviendo, adentro de un ropero, basureado por la esposa y toda la familia? ¡Más vale morirse así, hermano! Se murió saltando, feliz, abrazado a los muchachos, al aire libre, con la alegría de haberle ganado a la lepra por el resto de los siglos,mira hasta lo envidio porque si uno pudiera elegir la manera de morir, yo elijo esa, hermano! Yo elijo esa.
19 de diciembre de 1971 (fragm.)
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