- Mala Visión
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Según la tradición guaraní, Mala Visión es un espíritu de la noche que mora de día en las profundidades de la selva.
Es considerado el espíritu vigilante de la tranquilidad y el mundo puro de la selva y también protege a la noche ahuyentando a los que molestan las potestades de las tinieblas.
Contenido
Historia
Según una versión de la leyenda, Mala Visión fue una bellísima mujer enloquecida por los celos, que cierta noche asesinó a su marido y arrojó su cadáver a una caverna cubriéndolo de ardientes brasas hasta cremar totalmente su cuerpo por creer que mantenía relaciones con otras mujeres. En la séptima noche luego del acontecimiento, entre relámpagos, arrojando chispas, el cadáver del marido se presentó ante la mujer que cayó muerta de espanto. Desde ese día el alma en pena de la mujer transita por cañadas y montes en noches tormentosas lanzando un grito lastimero y espeluznante. Mala Visión se presenta como el espíritu de una hermosa mujer vestida de blanco, alta y deformada envuelta en un velo transparente echando chispas.
Descripción
Pasado un tiempo de la llegada de los conquistadores españoles a América, descripciones de un genio de la noche empezaron a surgir. Se manifestaba a los mortales en diversas formas: un gigante corpulento, o un ser monstruoso con cabeza de ave y cuerpo humano, entre otros.
El fantasma solo aparece de noche para recorrer los caminos solitarios que unen las aldeas y los pueblos en cumplimiento de su misión de vigía.
Ademas se cuenta que el mismo vive en las cercanias de los montes chaqueños y que además se alimentan de cigarras o Amberés (Lagartijas)
Poderes
Mala Visión posee habilidades características, provenientes del seno de la oscuridad, una de las cuales es dar gritos finos, retumbantes e intermitentes que se propagan a través de la noche, a modo de un eco prolongado, para atemorizar a los mortales que osan molestar en malas horas a los espíritus de las tinieblas. Si algún trasnochador y osado mortal respondiera a la voz espantosa de Mala Visión con otro grito, ésta de inmediato, no corre, sino se dirige hacia su contestador; si el transeúnte vuelve a contestar por segunda vez su grito, ella se le aproxima gritando, y si el viajero repite por tercera vez el mismo grito contestador, el espíritu de la noche se acerca en zigzag, devora el cráneo de la víctima con sus dientes y succiona su cerebro, del cual se alimenta. Sus víctimas quedan mudas o trastornadas mentales, y el peor de los casos muertas del susto. Para el exorcismo se necesita agua bendita, acompañada de un Via Crucis.
Véase también
- La Viuda
- La Llorona
Bibliografía
- Silva, Ramón (2004): Mitos y Leyendas del Paraguay. Asunción. Diario Crónica.
- Silva, Ramón (2007): Itavy ko ñarako tembo ha che avei. Asunción. Editorial El Lector.
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