- Manía
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Episodio maniaco Clasificación y recursos externos CIE-10 F30 CIE-9 296.4 (Episodio maniaco reciente); 296.6. Aviso médico La manía (del griego antiguo μανία maníā ‘locura, demencia, estado de furor’) es un trastorno mental consistente en una elevación anómala del estado anímico. Forma parte de los trastornos del ánimo, constituyendo una de las fases del llamado trastorno bipolar.
Es importante no confundir un estado maníaco con algunos rasgos obsesionales (obsesión por la limpieza y el orden por ejemplo), puesto que se ha integrado en el lenguaje en términos como piromanía, cleptomanía y otros trastornos mentales que derivan más bien de trastornos obsesivos, aunque bien puedan estar relacionados.
Contenido
Sintomatología
Un episodio maníaco se caracteriza principalmente por una modificación del humor de la persona, así como por la presencia de alguno/s de los síntomas que describimos más abajo.
Muchos aspectos permiten que se considere la manía como una «depresión invertida», en el sentido de una aceleración e intensificación de los pensamientos y de las emociones (todo es más fuerte, más vivo, más intenso, incluyendo el dolor moral o la tristeza, lo que puede acarrear confusiones en el diagnóstico).
Los síntomas más típicos serían:
- Excitación, exaltación, sentidas como «presiones internas»;
- Humor elevado: clásicamente eufórico, aunque también destacan irritabilidad, mayor reactividad y tendencia a ponerse fácilmente colérico;
- Actividad sin reposo, agitación improductiva. Se empiezan varias cosas que no son acabadas;
- Disminución del pudor, pérdida de inhibición, pudiendo llegar a actitudes de seducción y contactos sexuales excesivos, teniendo en cuenta que la persona en estado normal no habría deseado tener ese tipo de comportamiento;
- Aceleración del pensamiento: nuevos y numerosos pensamientos pasan por la mente de la persona sin que ésta pueda detenerlos;
- Dificultad para concentrarse, fácil distracción;
- Trastornos del curso del pensamiento (digresiones múltiples), pérdida del hilo de la conversación;
- Fuga de ideas: dificultad para seguir el discurso de una persona que sufre de manía, ésta suele olvidar el tema inicial;
- Logorrea: habla abundante, acelerada e imparable, siendo esto el reflejo de la aceleración del pensamiento;
- Excesiva confianza en sí mismo;
- Disminución de la necesidad de dormir sin que la persona sienta la fatiga asociada a esa falta de reposo. Esta falta de sueño es a menudo uno de los primeros signos de un episodio maníaco;
- Sentimiento altruista: ganas de ayudar a los demás, hiperempatía;
- Hipersensibilidad afectiva y sensorial;
- Labilidad emocional: pasar de la risa a las lágrimas con mucha facilidad;
- Negligencias en la alimentación o en la higiene.
En el transcurso de una manía, o un delirio de grandeza, el enfermo puede envolverse en asuntos que pueden tener consecuencias muy graves para las personas concernidas, sus familiares o él mismo. Puede por ejemplo endeudarse con grandes créditos para comprar un refugio para animales, que luego no podrá mantener.
La imagen completa de una manía en el paciente puede ser muy variable según la persona y a cada episodio. El enfermo toma conciencia de las consecuencias sociales así como del sufrimiento de sus familiares y amigos cuando la manía empieza a disminuir. Es muy probable también que sentimientos de vergüenza y culpabilidad sigan estos episodios. Mientras trascurren los familiares no pueden impedir la acción del enfermo, ya que éste no se deja frenar ni aleccionar.
Es importante comentar que la mayoría de los comportamientos observables durante la manía no provienen del carácter o de la personalidad del enfermo, que durante un episodio maníaco, no se da cuenta de que está enfermo puesto que se siente «perfectamente bien», lo cual conlleva a un tratamiento aun más difícil.
Tratamiento
El tratamiento de la fase maníaca consiste en medicamentos reguladores del ánimo, siendo el más utilizado en la actualidad el litio. También se utilizan fármacos antipsicóticos para lidiar con la enfermedad durante los episodios (neurolépticos).
El tratamiento preventivo adquiere aquí una importancia esencial para conseguir un nivel de vida estable, evitando las recaídas:
- Medicamentos reguladores del ánimo a largo término.
Asociados a una higiene de vida:
- Aprendizaje personal: saber que factores son los detractores de las crisis y protegerse en consecuencia (por ejemplo: privación del sueño, grandes eventos vitales, etc).
- Saber reconocer los signos que anuncian la llegada de un nuevo episodio para anticiparla (cuanto antes se interviene, más fácil es volver a la estabilidad que se trabaja).
Notas
Véase también
Categoría:- Trastornos afectivos
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