- Pabellón auricular
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El pabellón auricular, aurícula u oreja es la única parte visible del oído.
El pabellón auricular es una estructura cartilaginosa (compuesta por cartílago y piel) cuya función es captar las vibraciones sonoras y redirigirlas hacia el interior del oído.
Muchos animales son capaces de mover a voluntad el pabellón auricular hacia la dirección de la que procede el sonido (por ejemplo, los perros). En cambio, el pabellón auricular humano es mucho menos móvil, pues no poseemos ese control voluntario sobre su orientación.
Sin la existencia de esta estructura helicoidal, que como un embudo canaliza el sonido, las ondas frontales llegarían al oído de forma tangencial y el proceso de audición resultaría menos eficaz, pues gran parte del sonido se perdería:
- parte de la vibración penetraría en el oído,
- parte de la vibración rebotaría sobre la cabeza y volvería en la dirección de la que procedía (reflexión), y
- parte de la vibración lograría rodear la cabeza y continuar su camino (difracción).[cita requerida]
Contenido
Las partes de la oreja
Las partes de una oreja son:
- Hélix
- Canal del Hélix
- Fosa del Antihélix
- Antihélix
- Concha
- Trago
- Antitrago
- Lóbulo
Véase también: Auricular anteriorHistoria y simbolismo
La oreja entre los antiguos politeístas estaba consagrada a Mnemosina por cuya razón le ofrecían algunas orejas de plata. Uno de los presagios a que ellos atendían era el zumbido de las orejas. Si el zumbido se sentía en la oreja derecha, era un amigo el que hablaba de ellos y si en la izquierda, un enemigo. Esta superstición no se ha desterrado totalmente entre nosotros.[1]
Estrabón habla de unos pueblos imaginarios que dice tenían unas orejas tan largas que les llegaban hasta los pies de modo que, añade, dormían sobre sus orejas por lo cual les da el nombre en griego de enotocetas. Esta fábula tendría origen en algún adorno particular de la cabeza que usarían estos pueblos y que les cubriría la cabeza, las espaldas y los costados.[1]
La corza, hembra del corzo, al lado de la liebre era entre los egipcios el símbolo del oído por tenerlo muy fino estos animales y en el fondo del cuadro, se veían las montañas que producen el eco.[1]
Expresiones relacionadas
- Aguzar las orejas: Prestar mucha atención. Levantarlas las caballerías poniéndolas tiesas.
- Con las orejas caídas o gachas: Con tristeza.
- Ser duro de oreja: Ser algo sordo.
- Mojar la oreja: Vencer, dominar.
- Ponerle a uno las orejas coloradas: Dar a uno una severa reprensión.
- Tirar a uno de las orejas: Reprender a alguien.
- Ver las orejas al lobo: Barruntar un peligro próximo.
- Tiene más orejas que Dueso: Orejudo.
- Comerle la oreja a alguien: Intentar convencer a alguien sobre algo insistentemente.
Véase también
Referencias
Enlaces externos
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