Ramón Leocadio Bonachea Cubano, luchador y general del Ejército Libertador, último Rebelde de la Guerra Grande (1868-1878). Este Mambí, se mantuvo luchando durante 13 meses, abandonando los campos de batalla, sin rendirse, un 15 de abril de 1879, aún cuando el General Antonio Maceo, sin tener noticias de él, formulaba su enérgica Protesta de Baraguá, en la que rechazaba una paz sin independencia. Más de cien hombres estuvieron todo ese tiempo al lado del legendario combatiente, incluso cuando en Oriente ya no se combatía, sin recibir ayuda alguna, solos, sin recursos, luchando sin tregua y alcanzando importantes triunfos en diferentes frentes de combate; hago mención a la celada que tres mil hombres le hicieron en San Marcos, lugar del que salió victorioso. Nació en Santa Clara el 9 de diciembre de 1845; de joven lo calificaban de soñador y romántico.

Principales Hechos

Se destaca por su rechazo a la esclavitud y al régimen colonial imperante en la Isla, ganando fama de revoltoso. Bonachea dejó bien clara su disposición combativa cuando depuso las armas, en el lugar conocido por Hornos de Cal, cerca del poblado de Jarao, a escasos kilómetros de Sancti Spíritus, expresando que lo hacía porque era aconsejable y provechoso para el país retirarse de la Isla para prepararse mejor y que el paso dado no significaba su aprobación con el acuerdo firmado en el Pacto del Zanjón. Partió posteriormente a Jamaica desde donde contacta rápidamente con los principales líderes patriotas cubanos para continuar su lucha contra el régimen colonial español.

Su muerte

Al partir de nuevo en diciembre del año 1884, fue apresado por barcos españoles detienen su marcha que se vio afectada por el mal tiempo. Ramón Leocadio Bonachea fue condenado a muerte y fusilado el 7 de abril de 1885 en el Morro, Santiago de Cuba. Grandes patriotas cubanos reconocieron del heroísmo de Bonachea: Serafín Sánchez habló de preservar su vida para futuras contiendas. Fue ascendido a general de Brigada por el Comité Revolucionario Cubano, de Nueva York, Calixto García, su presidente, en carta que le enviara en noviembre de 1878, expresó: "Cuando la Patria, impulsada por los traidores, se precipitaba a un abismo de degradación y miseria, un jefe de dignidad y patriotismo la ha sujetado. Ese jefe, general, es usted, a quien la Patria hoy le dirige una expresiva mirada de profunda gratitud y a quien yo, interpretando los sentimientos del comité que presido, con gran satisfacción lo congratulo por la heroica y noble actitud que ha asumido".