Se conocen con el nombre de revueltas burguesas de Sahagún a las rebeliones y desórdenes protagonizados por los burgueses de la villa de Sahagún en los siglos XII y XIII. Podemos determinar dos revueltas:

• La Primera Revuelta de Sahagún, que se desarrolla entre los años 1111 y 1116.
• La Segunda Revuelta de Sahagún, ya en el siglo XIII.

La Primera Revuelta de Sahagún

En 1085, Alfonso VI concedió un fuero a la entonces villa de San Facundo.

El futuro Ramiro II el Monje, que ostentó el cargo de abad de Sahagún entre los años 1114-1116.

Y la más importante de ambas. Se desarrolló entre los años 1111 y 1116 y tuvo como telón de fondo la guerra que libraban la reina Urraca de León y Castilla y Alfonso I el Batallador de Aragón.

A comienzo del siglo XII la villa de Sahagún vive una época de expansión y crecimiento, gracias sobre todo a su situación sobre el Camino de Santiago y al Fuero de Sahagún concedido por el rey Alfonso VI, cuyo principal objetivo era atraer población a la villa mediante la concesión de garantías y exenciones fiscales, aunque reconociendo el poder ejecutivo y judicial del abad del Monasterio.

Sin embargo, el progresivo incremento de riqueza de la burguesía empezó a crear descontento en este grupo que veía como todo el poder de legislación y organización recaía en manos del abad, cuyos intereses no eran los suyos.

La guerra de Castilla

En el año 1109 se celebró el matrimonio entre Alfonso I de Aragón y Urraca de Castilla. Urraca, hija de Alfonso VI, ya tenía un hijo de su anterior matrimonio con Raimundo de Borgoña, de quien enviudó en 1107, hijo que se convertiría en el futuro emperador Alfonso VII.

Alfonso VII había sido enviado para su educación a Galicia, bajo la tutela de Pedro Froilaz, conde de Traba. El nuevo matrimonio de Urraca no era bien visto por muchos de los sectores nobiliarios de León, que veían como el matrimonio con el monarca aragonés podría ocasionarles serios perjuicios.

Ante esta situación, un amplio sector de la nobleza con Pedro Froilaz al frente, se sublevaron contra el reciente matrimonio de Urraca y Alfonso, proclamando rey de Castilla y León a Alfonso VII. Los monarcas reaccionaron cargando contra Galicia en el verano de 1110, aunque los desacuerdos entre ellos provocaron el que cada uno volviera por separado de la campaña y Urraca se refugiase en Sahagún, donde el arzobispo Bernardo le hace entrega de recibe la notificación papal de la anulación del matrimonio por consanguinidad. Tras esto, Urraca decide partir hacia León.

Estallido de la revuelta

Mientras tanto, las tropas aragonesas que retornan de Galicia, llegan a Sahagún. Los burgueses, entonces, tratan de aprovecharse de la situación para pedir su apoyo contra el abad don Diego. De esta forma, los rebeldes atacaron el monasterio y pusieron en fuga al abad, que tuvo que refugiarse en la Iglesia.

Poco después, al descontento de los burgueses se unió el de los labradores. De hecho, en una ocasión en que el abad don Diego se encontraba en Grajal, a escasos kilómetros de Sahagún, éste tuvo que salir huyendo para salvar la vida, permaneciendo oculto durante varios meses.

Una vez que la situación se hubo calmado, don Diego volvió a Sahagún, donde renunció a su cargo, que le fue entregado a don Domingo, con el arzobispo Bernardo de testigo. Pero, entretanto, los burgueses pidieron apoyo a Alfonso I que no dudó en presentarse en Sahagún con sus tropas, aprovechando para hacerse con el control de la villa e imponiendo a su hermano Ramiro (el futuro Ramiro II el Monje), como abad del monasterio, que accedió a las peticiones de los burgueses, lo que implicaba de hecho, la pérdida del poder ejecutivo del monasterio. Estamos a 11 de marzo de 1111.

En este momento, la reina Urraca se encontraba prisionera en la fortaleza del Castellar y Alfonso estaba trantado de asentar su dominio sobre el reino de Castilla y León; sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que el conde de Campdespina pudiera liberarla, tras lo que se firmó una nueva tregua con los aragoneses.

Pero, para finales de 1111, estallaba una nueva revuelta en Sahagún. Esta vez eran los burgueses de la villa los que cargaban contra los labradores y campesinos. Tras sus éxitos iniciales, los burgueses habían conseguido reducir el poder del monasterio; ahora aspiraban a modificar también el régimen de propiedad de la tierra, accediendo ellos a la posesión de los terrenos que antes eran del monasterio. Por su parte, los campesinos no tenían muy claro que ese cambio pudiera beneficiarles, ya que no veían muy claro que sus nuevos señores fueran a ser mejor que los antiguos. Todo esto llevó a violentos enfrentamientos entre ambos grupos.

Por su parte, las autoridades impuestas por Alfonso I dejaban hacer sin interferir; se sucedieron en el puesto Sanchiañez, Guillermo Falcon, Giraldo el Diablo y el conde Beltrán entre 1111 y 1116.

En 1114, el abad don Domingo pudo volver a la abadía. Y poco después, con los ánimos mucho más tranquilos, la reina Urraca se entrevistó con los rebeldes y consiguió, por fin, restablecer la paz en Sahagún.

Sin embargo, los burgueses tuvieron que esperar hasta que Alfonso VII promulgara los nuevos fueros en el año 1152 para tener, por fin, el reconocimiento legal a las conquistas por las que habían luchado.

La Segunda Revuelta de Sahagún

Primeros conatos

Esta Segunda Revuelta tiene lugar ya a mediados del siglo XIII, y en ella jugará un papel muy destacado Ruy Fernandez de Sahagún, personaje natural de la villa y que llegará, con el tiempo, a ser juez de la corte de Alfonso X el Sabio.

En su momento inicial, todo parece reducirse a un simple encontronazo entre Ruy Fernandez y el abad Guillermo II de la Calzada acerca de unos terrenos donde se está edificando el Hospital de Peregrinos en torno a 1231. El entonces rey, Fernando III, ante las quejas del abad por las amenazas y agresiones de Ruy Fernandez, consiguió poner orden a través de su Alguacil Mayor Álvaro Rodriguez. Tras apresar a los cabecillas, la cúestión se resueve mediante una sanción de 5000 maravedís. La reina Beatriz de Suabia, esposa de Fernando, toma el hospital bajo su protección.

Al año siguiente volverán a producirse algunos incidentes, aunque de menor entidad, que se resuelven mediante una multa de 1000 maravedís a favor del abad.

El episodio de 1245

Durante unos años, la situación entre burgueses y monasterio pareció estabilizarse, aunque siempre dentro de un marco de cierta calma tensa. Sin embargo, en 1245, los burgueses levantaron queja al rey, acusando al abad de utilizar para apacentar sus rebaños, tierras que eran comunales según los fueros.

Esto obligó al abad, don García de Cea, a presentarse en Sevilla, donde estaba Fernando III para defender su caso. Finalmente, la corte falló de nuevo a favor del monasterio. La sentencia, dictada en 1250 decretaba la confiscación de los bienes de los burgueses, la encarcelación de los culpables en la Torre del Oro y la indemnización al monasterio de Sahagún con diez mil maravedíes.

Los acontecimientos de 1252

Con la muerte de Fernando III, se produjo el ascenso al trono de Alfonso X en el año 1252. Los amotinados en 1245 fueron puestos en libertad, lo que se tradujo en una nueva escalada de violencia en Sahagún.

Alfonso X y su corte

Ruy Fernandez, que había conseguido alcanzar el puesto de juez en la corte del monarca, volvió a quejarse al rey por las políticas del abad del monasterio que, según él, nombraba cargos contra fuero y utilizaba a los siervos del cercano convento de San Pedro de las Dueñas a realizar trabajos para Sahagún.

Aunque los problemas con San Pedro fueron resueltos con rapidez, el problema de los nombramientos ilegales de cargos quedó pendiente de la decisión real. Durante ese tiempo, Ruy Fernandez prosiguió hostigando a los cargos nombrados por el abad y al propio abad.

En 1255, y ante las repetidas quejas del monasterio, Alfonso X decidió dictar sentencia contra Ruy Fernandez y sus seguidores, que fueron condenados a la horca. Por otro lado, considerando que situaciones similares podrían repetirse en el futuro, Alfonso X promulgó el 25 de abril de ese mismo año los Novísimos fueros de Sahagún, que van a otorgar un mayor peso a la villa en la toma de decisiones, lo que constituye, en cierto modo, un triunfo de los burgueses.

Bibliografía

• Cuenca Coloma, Juan Manuel. Sahagún. Monasterio y Villa. Estudio Agustiniano. Valladolid, 1985