- Roger Somville
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Roger Somville
Roger Somville (Schaerbeek, 13 de noviembre de 1923) es un pintor belga contemporáneo defensor del realismo contra el arte abstracto moderno, que para él deshumaniza al ser humano.
En su libro, Peindre, denuncia «los trucajes en forma de arte», «las producciones vacías», « el triunfo del menos que nada», «el simplismo nulo», «el bricolage esteta», «el conformismo de lo jamás visto» y la «la enfeudación del arte moderno al mercado mundializado».
Miembro del Partido Comunista, escribió una vez: «La Création d’un art public exaltant la vie et le travail des hommes, leurs luttes, leurs souffrances, leurs joies, leurs victoires et leurs espoirs; art à placer à la portée de tous, là où passent et vivent les hommes», es decir: «La creación de un arte público que exalte la vida y el trabajo de los hombres, sus luchas, sus sufrimientos, sus gozos, sus vitorias y sus esperanzas; arte para que todo el mundo lo lleve allí donde pasan y viven los hombres».
Somville fue un artista bruselense de habla francesa, inspirado por la tradición pictórica francoflamenca; uno de los principales représentantes de la actitud y del movimiento realista, tanto en el plano national como international; se cuenta entre los artistas belgas contemporáneos más conocidos…».
Y, de una manera paradójica, también es el más atacado, con frecuencia por aquellos que menos conocen su obra. Ya que Roger Somville se encuentra en una postura de doble ruptura: en primer lugar, con el sistema social establecido, a causa de su concepción del arte. ¡Es demasiado para un solo hombre!
Aun así, la coherencia de Somville es inquebrantable, porque se funda en la autenticidad.
Contenido
Su formación
Somville nace en Bruselas en 1923. Eugène, su padre, a quien pierde muy pronto, se dedica al arte de la marquetería. Su madre lleva una existencia material precaria. Maurice, un tío litógrafo, de los primeros marxistas, influye en su formación ideológica. Sigue clases de dibujo en la Académie Royal des Beaux-Arts de Bruselas (1940-1942), luego en la École National supérieure d’Architecture et des Arts décoratifs, (en el taller del arquitecto Lucien François). Ahí conoce al pintor Charles Counhaye, quien le muestra la vías de un arte expresivo y monumental (1942-1945).
Roger Somville tiene fundamentalmente un temperamento generoso. Desde muy joven se compromete con las grandes causas sociales y vive intensamente los grandes conflictos de su época: el surgimiento del fascismo, la guerra de España, los movimientos obreros... Lee a Marx y Lenin. Admira a Bertolt Brecht, Serge Eisenstein, Erwin, Piscator, Louis Armstrong, Charlie Chaplin, Eric von Stroheim. Su sensibilidad le impulsa a tomar partido por los más débiles, los más desfavorecidos. Hay que oponerse a la explotación del hombre por el hombre. Cuando se es pintor, para hacer avanzar la causa revolucionaria se empuñan el pincel y los colores.
Un defensor del realismo
Lo importante es transponer en el plano de la espécificidad pictórica los fenómenos de la realidad social. Y, a pesar de esta transposición, intentar ser inteligible para el mayor número de personas. Es indispensable, pues, apoyarse en la tradición.
En 1946, crea, con sus amigos Edmond Dubrunfaut y Louis Deltour, el «Centre de Rénovation de la Tapisserie de Tournai», así como el grupo «Forces murales». En 1951 funda, con su mujer, Simone Tits, el «atelier de la céramique de Dour».
Somville hace suyas las palabras de Aragon: «En todos los tiempos la batalla en el arte no ha sido la de la invención pura, que no existe, contra la observación, que no puede dejarse de lado, sino la del sentido de la obra contra su futilidad». Redacta los manifestos del «Movimiento realista» en 1958 y 1966 y hace explícito su pensamiento en dos libros: Pour le réalisme, un peintre s’interroge (1970) y Hop-là les pompiers, les revoilà! (1975). Escribe dos libros más no publicados: Notre temps («mural à la Station de métro Hankar») y Peinture, novation, idéologie.
Mas la moda y el marcado del arte se encuentran volcados en ese momento hacia la abstracción y las experiencias vanguardistas. Qué importa, Somville se opondrá con ellos. Siempre «frente a frente», jamás al margen. Sus fuentes hay que buscalas en los grandes maestros flamencos; su admiración le orienta hacia los gigantes de la pintura épica: Rubens, Goya, Géricault, Picasso (le rencuentra en 1951). Sus amigos son Siqueiros, Guttuso, Pignon, Lorjou, Delvaux.
Sus medios de expresión
Sus medios de expresión concuerdan naturalmente con su arte público, con un arte mural destinado a salir al encuentro del mayor número de personas posible. Sus realizaciones van a la tapicería, la más conocida es sin duda «Le triomphe de la paix» (80m²), a la pintura mural —citemos el extraordinario mural de 600m² «Notre temps», en la escatiôn de metro Hankar, o la pintura mural de 410m² terminada en 1987 en la Universidad de Louvaina la Nueuva sobre el tema «¿Qué es un intelectual?», junto con el «Collectif d’art public», creado por Somville en 1980—. Lo que desea transmitir puede inspirarle aun obras cuyas fulguraciones expresen una rara violencia o, por el contrario, cuya austeridad acuse un gran rigor. En sus dibujos grabados medios de expresión, que domina y practica con fuerza y encanto, se muestra irónico.
Sus temas
El compromiso de Somville, ya lo dijimos, es una opción de sensibilidad. Es la generosidad, la llamada de la vida, de la felicidad, del amor que le impusa a preservar dichos valores humanos a través de la lucha política. La felicidad, pues, está presente como la otra cara de una moneda. Los temas, por lo tanto, también se suceden. Ora participa a la epopeya colectiva; son las grandes composiciones que acen eco a los acontecimientos del mundo: «Non à la guerre», «La résistance» (1950),«Mineur»(1953), «La répression»(1961?), «Socialisme pour l’Espagne», «Les réunions syndicales», «Vietnam»(1966),«Les peintres»(1971-1977), «Comité de quartier contre les missiles»(1983), «Un intellectuel »(1981-1986), la extraordinaria «Le Peltier de Saint-Fargeau»(1968-1987). Ora ejerce su inspiración en dibujos cáusticos, incisivos: «La diarrhée intellectuelle», «Les vernissages».
Otros temas nos remiten a la intimidad de la vida individual y enaltecen a la mujer: «Hommage à Rubens», «Les baigneuses», «Los desnudos», le «Le modèle et son peintre» y los admirables retratos de Simone, su mujer.
Su arte
Rechazo del esteticismo, rechazo del arte por el arte, considerados como cosas fútiles, son uno de los fundamentos de la ovra de Somville. Pero no por eso su pintura cae en el naturalistmo, no es una copia de la réalidad. Se nutre de ella y la transpone en el plano de la especificidad pictórica, para mejor asimilarla y luego restituirla, transformada, interpretada. Las formas se pliegan à la expresión de una convicción, de las emociones, de un temperamento, se deforman, estallan. El surgimiento de los colores obedece, más allá del mensaje, a una voluntad de expresar los impulsos de un mundo interior. Irrumpen con estruendo, a veces al límite de una vulgaridad voluntaria, o, por el contrario, se disuelven en alborozos y en un apasionado amor a la vida. Se produce el impacto: el objetivo ha sido alcanzado.
¡Cuán lejos estamos de la anécdota! Tenemos que reconocer, con Emile Langui, que «estamos ante un pintor en el sentido absoluto de la palabra».
La obra del pintor, la obra teórica, la acción del militante y del conferenciante, la lucha por la paz (representa la Bélgica en el Consejo Mundial de la Paz), se ve redondeada por una obra docente. En la Académia de Watermael-Boitsfort, célebre sobre su dirección, forma de numerosos artistas, lejos de todo dogmatismo artístico. Dirige la escuela de 1947 a 1986.
La pintura de Somville no se ha quedado confinada en pequeños cenáculos. Se la han consagrado rétrospectivas en Bruselas, París, Moscú, Colonia, Sofia, México, Berlín, Saint-Denis, Bobigny, Lieja, Budapest, La Havana, etc… Entre las exposiciones colectivas citemos: la «Mostra Internacionale di Bianco e Nero» en Lugano (1960), la «Biennale Internationale d’art» en Venecia (1962), la «Biennale Internationale de la tapisserie» en Lausana (1962 y 1965), «Figuration et défiguration», Museum voor Hedendaagse Kunst, Gante (1964), el «Salon de mai», París (1977), «L’art belge depuis» (1945), Musée des Beaux-Arts André Malraux, El Havre (1982), «Salon International d’art», Basilea (1985), así como exposiciones en Ámsterdam, Utrecht, Amberes, Ostende, Ljubljana, Frechen, Rijeka, Heidelberg, Venecia y París. Su obra se encuentra representada en numerosos museos Bélgica (Museo de Arte Moderno de Bruselas), y en el extranjero (México, Dresde, Faenza, en el Ermitage de Saint Petersbourg, Sofía, París, Lund). Ha sido laureado con importantes premios, entre los que se encuentra el «Prix de la Critique», junto con Hans Bellmer (1968-69).
Este es el retrato de un personaje fuera de serie, con prolíficos dones y una arrolladora fuerza creadora. Una voz casi profética, ya que la evolución del arte contemporeáneo parece reconciliar arte y realidad. Muchos han iniciado, y otros tantos deberán hacerlo, Una revisión desgarradora respecto de Somville. El artista se ha impuesto y la obra, hoy día, nos subyuga.
Enlaces externos
http://www.larousse.fr/encyclopedie/#recherche/somville
Categorías: Pintores de Bélgica | Nacidos en 1923
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