- Sayyida al-Hurra
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Sayyida al-Hurra o Sitt al-Hurra (en árabe, السيدة الحرة) es un apelativo que equivale a "gran señora" y por el que se conoce, particularmente, a una famosa mujer que gobernó la ciudad de Tetuán (Marruecos) entre 1512 y 1542 y que es uno de los personajes históricos más conocidos y populares del norte de Marruecos.
Sayyida al-Hurra, cuyo nombre de pila se desconoce, nació en torno a 1485, hija del jerife mulay Ali ibn Rashid y de Zuhra Fernández, una mudéjar (o quizá una elche o "renegada", como se llamaba entonces a los cristianos convertidos al islam) de Vejer de la Frontera. El padre era gobernante de un pequeño territorio con capital en Chauen, semiindependiente de los sultanes wattasíes de Fez. Sayyida al-Hurra tenía un hermano, mulay Ibrahim, que sucedió a su padre y fue valido del sultán.
Siendo adolescente, hacia 1500, casó con Ali al-Mandri, más conocido como Sidi Mandri, un general granadino exiliado, gobernador de la ciudad de Tetuán, que, como el resto de la región, había acogido a numerosos refugiados granadinos que huían del avance de las tropas castellanas. La presencia hispana en Tetuán era particularmente importante puesto que estos refugiados habían reconstruido y repoblado la ciudad, casi abandonada después de haber sido arrasada unos años atrás por Enrique III de Castilla.
Sayyida al-Hurra tuvo mucha influencia en el gobierno de su marido y a partir de un determinado momento incluso asumió sus funciones, ya que Al-Mandri, treinta o cuarenta años mayor que su esposa, padeció una larga enfermedad fruto de sus heridas de guerra. Ambos sostuvieron y financiaron la navegación corsaria a través del puerto de Martil, una actividad a la que se dedicaron muchos refugiados hispanos, tanto en Tetuán como en otros lugares (la República de las Dos Orillas es un ejemplo destacado). El corso suponía una constante amenaza sobre Tetuán, que ya había sido arrasada por esta razón por el rey [Enrique III de Castilla]], y le granjeó muchas enemistades a Sayyida al-Hurra, cuando sustituyó a su marido tras la muerte éste.
En 1539 murió Ibrahim, su hermano y protector, valido del sultán y gobernador de Chauen, y el año siguiente falleció Sidi Mandri, con lo que Sayyida al-Hurra se hizo cargo del gobierno que hasta entonces ejercía en nombre de su marido. Sin embargo, su posición era débil: muerto su marido y muerto su protector, quedaba a merced de los enemigos dentro y fuera de Tetuán. Le acechaban en particular su hermanastro Muhammad, que había sustituido a Ibrahim en el gobierno de Chauen y que tenía intereses expansionistas en Tetuán, y por otro lado Hasan Hashim, un miembro de la aristocracia granadina y rival de Sidi Mandri, con quien sin embargo estaba emparentado ya que su hijo Ahmad estaba casado con una hija de Mandri y Sayyida al-Hurra.
En 1541, cuando superaba la cincuentena, se casó con el sultán de Marruecos, Ahmad ibn Muhammad, lo que le hizo sentirse a resguardo de sus enemigos y ejercer el poder sobre toda la región de forma particularmente autocrática. Sin embargo, el 22 de octubre de 1542, Hasan Háshim, su consuegro, tomó Tetuán con un grupo de guerreros y despojó a Sayyida al-Hurra de su poder y de sus bienes. Cuál fue la posición del sultán en este golpe de poder y qué participación tuvo en la conspiración la propia hija de la Gran Dama, casada con Ahmad, hijo de Hasan Hashim, son circunstancias que no están claras. Fue Ahmad quien la sustituyó al frente de Tetuán.
Tampoco está claro el destino posterior de Sayyida al-Hurra. Está enterrada cerca de su casa familiar de Chauen, con lo que es posible que se retirara a ella tras su destitución y acabara allí sus días.
Su tumba recibe visitas frecuentes de mujeres. Se la suele considerar como un ejemplo de autoafirmación y capacidad femenina en un mundo dirigido por hombres.
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