- Sītā
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Sītā es una diosa (devī) hindú, avatara (encarnación) de Lakshmī Devī, eterna consorte del dios Rāma (el séptimo avatar de Vishnú). Ambos son los personajes principales del texto épico sánscrito que lleva el nombre de este dios: el Rāmāiana (‘el sendero de Rama’).[1]
Contenido
Nombres de Sita
- Sītā (सीता en sánscrito)
- Siti Dewi (malayo)
- Nang Sida (en tailandés)
- Neang Seda (en camboyano)
- Nang Sanda (en lao)
- Putri Gandingan (en tagalog)
En la tradición hindú, Sita es el estándar de vida que toda esposa hindú debe seguir. Su vida es un ejemplo del comportamiento conyugal y las virtudes de toda mujer hindú al dar sus votos conyugales, celebrando por cinco días en el festival de las luces o diwali a finales de octubre y principios de diciembre.[1]
Según el vaisnavismo (una rama del hinduismo), Sītā y Rāma viven eternamente con las almas que les aman, en un planeta espiritual (fuera de este universo) llamado Rāmaloka (‘el planeta de Rāma)’. Una vez cada 4320 millones de años descienden a un planeta material para realizar sus eternos pasatiempos como esposos en el bosque. Desde la teología hindú, Sita como avatara de Lakshmi, escogió encarnar en la Tierra, y padecer en vida para así proveer un ejemplo a la humanidad de las virtudes humanas.[2]
Leyenda
De acuerdo con la leyenda, el rey Shanaka de Mithila (antiguo reino de Nepal) junto con su esposa Sunaiana, encontraron a Sita en un surco de arado (por lo que debe de haber sido una niña abandonada por padres desconocidos) pero consideraron que había nacido directamente de la diosa madre Tierra, por lo que se la llamaba «hija de Bhudevi».[1]
Al llegar a su edad conyugal, se le buscó un suaiamvara (‘el propio mejor’, ceremonia para conseguir el esposo más fuerte) de acuerdo a su clase. Así fue entregada al príncipe Rāma de Ayodhya.[2]
Rapto y exilio
Después de casados, las circunstancias llevaron a Rāma a salir de Ayodhya y exiliarse por un tiempo en el campo de Dandaka. Sita bien dispuesta renunció a las comodidades de su palacio y se unió a su esposo. Vivieron juntos en el bosque de Dandaka. Ahí empezarían sus problemas: Sita, caprichosa, envió a su esposo a matar un venado dorado (un señuelo). Entonces el rey demonio Rāvana la engañó disfrazándose de un sabio bráhmana (de la casta sacerdotal).
Todo esto habia sido hecho por venganza sobre Rama y su hermano Lákshmana por haberle cortado la nariz a Surpanakha hermana de Rāvana.[3]
El rey buitre Yataiu, amigo de Rama pelea valientemente contra Ravana pero, debido a su edad, no puede con el demonio y éste le corta un ala dejándolo moribundo. En su búsqueda Rama y su hermano Lákshmana encuentran a Yataiu, y éste les informa de lo sucedido.[2]
Ravana mantuvo a Sita cautiva por un año llevándola de un lado a otro en sus Pushpaka Vimanam o Dandu Monara Yanthraya (unas especies de naves capaces de volar), finalmente llevándola a la isla de rakshasa (lanka). En ese tiempo, cuenta la historia, Sita logro mantenerse apartada de los avances sexuales de su captor, y por igual manteniendo su castidad mental, nunca siendo desleal a Rama. Finalmente ella es rescatada por su esposo en la famosa batalla de Yudhaganapitiya. Rama mata a Ravana con su proyectil brahmashira (la cabeza de Brahmá) o brahmastra (arma de Brahmá), cuando Ravana se encontraba haciendo planes de guerra en un lugar llamado Lakgala. Cuando Rama desde Dunuwila lanza su flecha en el pecho, debido a que Ravana era un Brahmin (sacerdote), matarlo era considerado un pecado aunque fuera en batalla y con razones, para lavar sus pecados Rama tuvo que orar en el templo de Munneswaram Sivan en Chilaw.[3]
El juicio del fuego
Hay una discordancia entre las traducciones de Ramaiana; mientras en toda la historia precedente concuerdan en la mayoría de los detalles, el desenlace cambia en varios:
Después de que Sita fuese rescatada por Rama, él desconfió abiertamente de su virtud, con un recibimiento frío y palabras poco respetuosas, diciéndole que ya que Ravana había muerto ella era libre de escoger su camino en la vida, pudiendo elegir entre quedarse en Lanka junto Vibhishan, hermano de Ravana, quien se había aliado con Rama en la guerra contra su hermano por lo injusto de su acción al raptarla, o bien acompañar a su hermano Lákshmana o quizás al rey de los simios Sugriva, o también podría ir a Bharat si así lo deseaba.
Se sintió dolida por la desconfianza de su marido por haber vivido un año con Ravana, y con que cuestionara su lealtad en público.[2] Ella, indignada, le recuerda que estuvo en calidad de prisionera y bajo el acoso de Ravana, pero que podía demostrar la fidelidad a su marido mediante la prueba del Agni Pariksha. Así pues, se presentó ante Lákshman y le pidió que llevaran a cabo el ritual de fuego de acuerdo a la tradición iniciática creada por Agní (el dios del fuego), según la cual si ella había sido infiel en pensamiento o en obra, las llamas la consumirían. Por otro lado si su mente y su corazón nunca había flaqueado en su devoción a su esposo, ella saldría intacta de las llamas. Terminando su discurso, entró lentamente al fuego, el público espantado veía como las llamas devoraban a Sita, y momentos después suspiraron de alivio al ver salir a Sita ilesa del fuego, ni siquiera un cabello se había quemado.[3]
Y a partir de aquí hay discordancia entre las versiones. Mientras que en algunas, su esposo se retractó, corrió a abrazarla diciéndole que nunca había dudado de su fidelidad y pureza, justificándose al decir que como monarca era su deber satisfacer las mentes de los incrédulos con respecto a ese tema, si no lo hubiese hecho los demás no le tendrían respeto como rey, y que el juicio del fuego pondría fin a cualquier especulación en el futuro.[2]
De acuerdo a la teología hindú del dharma cada acción obtiene resultados independientemente del estatus de las personas, una línea de pensamiento dice que Rama cuestionó la fidelidad de Sita como castigo por haber cuestionado primeramente ella la integridad de su hermano Lákshmana, quien había dejado sus comodidades para servir fielmente a ambos durante 14 años, y que por este motivo Lakshmana le pidió que fuera él el que encendiera el fuego a pesar de que él se había opuesto a tal procedimiento puesto que creía que, en efecto, Sita era inocente.[3]
La pareja regresó a Ayodhya, donde Rama fue coronado rey con Sita a su lado, y aunque su confianza en Sita nunca declinó, llegó a ser evidente que algunas personas en Ayodhya no aceptaban que durante el prolongado cautiverio de Sita no hubiese pasado nada, esto llevaría a Sita a un segundo exilio.[2]
No obstante, según el texto del Ramaiana de Valmiki, Rama ni aún así aceptó la inocencia de Sita, y la Tierra, indignada de que trataran así a su hija, abrió sus fauces y se la tragó.
Referencias
- Valmiki: El Ramayana. México: Porrúa.
Véase también
- Avatar
- Deví
- Horno ardiente (prueba mitológica de fuego).
- Maha Bhárata
- Mitología hindú
- Ramaiana
- Valmiki
Enlaces externos
- Upasika.com (texto sintetizado del Ramaiana en castellano).
Notas
Categorías:- Dioses hindúes
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