- Teófilo de Antioquía
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Teófilo de Antioquía Padre de la Iglesia, Obispo de Antioquía Venerado en Iglesia Ortodoxa Teófilo, según Eusebio, fue el sexto obispo de Antioquía, Siria. De sus escritos se deduce que nació en una localidad cercana al río Éufrates, de familia pagana, y que recibió educación helenística (entendiendo por helenística la mezcla de cultura griegas con otras culturas, por las conquistas de Alejandro Magno). Se convirtió al cristianismo siendo de edad madura.
De sus obras se han conservado solamente sus tres libros Ad Autolycum. El autor defiende el cristianismo contra las objeciones de su amigo Autólico. El primer libro trata de la esencia de Dios, a quien sólo pueden ver "los ojos del alma". Habla también del significado del nombre cristiano, de la fe en la resurrección, de la necedad y la idolatría, y de la diferencia entre el honor tributado al emperador y la adoración debida a Dios. El segundo libro, que completa al primero, establece una comparación entre la mitología griega y las enseñanzas de los profetas inspirados por el Espíritu Santo, sobre la creación del mundo y del hombre. En el tercero refuta las acusaciones de los paganos contra los cristianos en materia de costumbres.
Escribió otras obras, pero no han perdurado, como: Contra la herejía de Hermógenes, una obra contra Marción, además de comentarios a los proverbios y los evangelios, y una armonía de los evangelios.
Contenido doctrinal
- Fue el primero en usar la palabra trias (trinitas) para expresar la unión de las tres personas divinas en Dios. (Dios, Logos, Sabiduría).
- Es el primer autor cristiano que distingue entre el Logos endiazetos y el Logos proforiscos, el Logos interno o inmanente en Dios, que estaba en este antes de la creación (endiazetos), y el Logos emitido o proferido por Dios, emitido para realizar la obra de la creación del mundo (proforiskos). Todas las Epifanía del A. T. son propias del Logos, no del Padre. (Es el que habla con Adán, etc.)
- Teófilo considera la inmortalidad del alma no como algo inmanente a su naturaleza, sino como recompensa a la observancia de los mandamientos de Dios. El alma humana, de suyo, no es ni mortal ni inmortal, pero es capaz de mortalidad o inmortalidad, todo depende de su fidelidad a Dios. Es decir, que Dios crea el alma humana susceptible de mortalidad o inmortalidad, independientemente de su decisión. Dios por tanto hizo al hombre libre y dueño de sus propios actos.
- Afirma claramente la inspiración de los libros del N. T. Llama a los evangelios lo mismo que a los profetas, "Santa Divina Palabra".
Predecesor:
ErosObispo de Antioquía
168 – 172Sucesor:
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