The War Lord (El señor de la guerra) es una película de Franklin Schaffner, de 1965. Se trata de un intento de aproximación a la mentalidad feudal, con alguna servidumbre del western.

Bien ambientado, acción adecuada con medios limitados. Buena interpretación de los actores principales, tanto el protagonista Charlton Heston como su fiel Bors, Richard Boone. Guión original y buena pincelada de la mentalidad altomedieval, el código de vasallaje la supervivencia del paganismo en retroceso ante el cristianismo.

Las películas con ambientación medieval siempre tratan de aquella época con un regusto edulcorado, con honor, justicia y romanticismo. La realidad de la época se ve plasmada en este film de manera muy fiel. El medievo primitivo, la alta edad media, siglos VII a XI, era una época brutal, violenta, de sumisión a todos, desde el hijo al padre, la mujer al hombre, el soldado a su señor y el señor al rey, con unos estratos sociales totalmente diferenciados. Las leyes eran durísimas y la guerra está siempre presente.

Argumento

A mediados del siglo XI, un vasallo del duque Guillermo de Normandía, conocido más tarde como Guillermo el Conquistador, Guillermo I de Inglaterra, recibe el encargo de defender una torre fronteriza y su marca feudal. En la Edad Media un poblado de Normandía es atacado por los frisios, de usos y costumbres vikingas. El caballero Chrysagon de la Cruz es enviado allí donde impone su coraje para defender las tierras cedidas por su señor, el duque. En un paseo campestre conoce a una bella campesina de la que se siente atraído rápidamente. El jefe de la aldea druida le pide permiso para desposar a su hija con otro campesino. Chrysagon, sin saber que se refiere a su bella campesina, le autoriza. Más tarde cae en la cuenta y, arrepentido, hace uso del "Derecho de pernada", vigente en esa época, en la que el señor feudal puede yacer con las mujeres prometidas en su noche de bodas. Debe devolver la mujer al alba; pero Chrysagon, enamorado de la campesina, no la devuelve y hay una revuelta campesina... La batalla y el asalto a la torre, pobremente defendida, es de lo mejor del cine. Muy realista, no con catapultas, difíciles de contruir y pesadas, no con grandes castillos, sino en una atalaya en el borde del mar, está magníficamente realizado. Un film de aventuras y bajo presupuesto pero con gran guión.

Como nota curiosa, Charlton Heston comenta en sus memorias que durante el rodaje, un alumno de la escuela de cinematografía, estuvo haciendo todo tipo de preguntas al director y al resto del equipo. Ese alumno se llamaba Steven Spielberg.