Indumentaria francesa en Argentina

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Contenido

Francia 1870-1880

En esta época, el interés femenino se concentro en la espalda del traje. El pannier o sobrefalda de 1860 se abultaba ahora en la espalda necesitando la tournere o polisón. La pollera en si era larga, terminada generalmente en una cola, hasta para la calle. El corpiño, de talle corto, forrado con seda o muselina y formado con ballenas insertas se ataba adelante. Hacia fines de la década la túnica o peplo descendía sobre las caderas, y los paños recogidos en la espalda caían, dejando la parte superior del vestido casi lisa y un estilo de jubón. Las mangas para el día eran largas, acampanándose generalmente abajo. Las de los trajes de fiestas eran minúsculas capitas y el escote era cuadrado. El celeste era el color favorito pero predominaban las tonalidades brillantes, entre ellas el verde gris, azul pavo real, púrpura y granate. Los cuadros y las rayas eran muy de la época. Una nueva nota de estilo eran los plegados con flecos. Los abrigos consistentes en tapados, capas y dolmanes eran de pesada seda adornados con azabache y pasamanerías, ribeteados con encaje o flecos. Para invierno había tapados tres cuartos largos. En este periodo la ropa interior aumento su importancia con los calzones, enaguas y camisas de delicado algodón adornadas con finísimos encajes y exquisitos bordados. Los zapatos de tacones altos eran de fina cabritilla o genero, con cordones o botones, y alrededor de 1880 se puso de moda un zapato estrecho y con punta aguda. Las mujeres también usaban la bota congreso, es decir, con elásticos a los costados, pero desapareció muy rápido. En la primera mitad de la década el cabello como los trajes se tiraba hacia atrás y las puntas caían en cascada por la espalda, con rulos o trenzas enlazadas. A menudo un cerquillo o flequillo suavizaba la línea de las cejas y se usaban largos pendientes.

Francia 1880-1890

La tournure o polizón, perdió importancia en la última parte de la década, se convirtió en un rasgo definido de la moda de 1880 y desapareció en el 90. La vestimenta estaba compuesta de diversos materiales y adornos. Aunque los vestidos cortos aparecieron para bailes, calle y campo, el vestido largo con cola mantuvo su posición. La pollera básica recta continuaba llevando sobrepuesta una sobre pollera mas corta o drapeados tomados en la espalda. El volado plegado de la pollera interior evoluciono en esta época hasta formar una verdadera pollera plegada. Aun reinaba el cuerpo ajustado. Hacia mediados de la época el jubón se fue acortando gradualmente, pero el cuerpo mantuvo su cintura larga, formando una punta adelante. La silueta iba tomando la forma de un “reloj de arena”. El cuerpo tenía a menudo una delantera incrustada, una pechera muy fruncida o plegada de seda suave, gasa o encaje. Los pliegues de esta pechera ablusada caían muchas veces de 11 a 14 centímetros por debajo de la línea de la cintura. El cuello alto predominaba en los vestidos de día y, a mediados de la década, se pusieron de moda, los cuellos duros altos, y los de hilo almidonado, con sus puños. El escote de los vestidos de noche eran moderadamente bajos y las mangas llegaban hasta el codo o menos. La tenue manga de día era generalmente larga o “hasta la pulsera”. El traje sastre de paño que comprendía saco, pollera y blusa, creado por Doucet, de Paris, se hizo famoso. La lencería y las enaguas eran de seda de colores delicados profundamente adornadas con bordados y encajes. En invierno siempre se usaba una enagua de lana o franela. Los abrigos eran muy variados en sus formas se usaban tapados largos, sueltos, mantos cortos y largos, dolmanes, capas largas circulares, forradas en su totalidad con piel de ardilla. Las mangas eran acampanadas. Las chaquetas muy ajustadas o los tapados largos se conocían como paleteos. Los abrigos de invierno eran, por lo general, completamente largos. Para el verano había tapaditos de cachemira. El cabello era tirado para atrás de las orejas, a veces en un rodete bajo, en rulos en cascada o en un rodete alto. El cabello delantero se usaba corto y enrulado. El calzado de la mujer elegante consistía en pesados zapatos ingleses para la mañana, zapatos de cabritilla o una combinación de cabritilla y tela, con botones o cintas para la tarde mientras q los escarpines de opera de raso liso cabritilla, que hacían juego con el vestido, se llevaban para la noche. El luto se observaba estrictamente en la vestimenta. Todo el conjunto del vestido, tapado y sombrero era guarnecido con crespón negro opaco.

Francia 1890-1900

En 1890 desapareció el polizón junto con los drapeados de las polleras. Como regla general, las polleras se ajustaban cómodamente sobre las caderas, tomando la forma de campana al llegar al suelo y terminando en una cola, que se llevaba a toda hora del día, hasta para caminar. La pollera estaba cortada en muchas nesgas y, no solo se la forraba desde a cintura hasta el dobladillo, sino que tenía una entretela endurecida. Todo el conjunto colgaba de un cinturón estrecho. La silueta lisa de reloj de arena produjo la eliminación de todas las enaguas menos de una, y esta, bien ajustada en las caderas. La manga pata de cordero creció hasta alcanzar proporciones enormes. El arrepollado llegaba hasta el codo con la sección del antebrazo muy ajustada. Los trajes de fiesta no tenían mangas o poseían manguitas cortas arrepolladas. La blusa suave amplia y sobresaliente ya sea separada o formando parte del vestido siempre terminaba con un cinturón, que se impulso definitivamente en el 90. El cuello del traje de día era alto. A menudo se usaban pequeñas colillas de tul o lazadas de cinta alrededor del escote redondo y bajo. La aparición del saco pollera, saco, chaleco y camisa de lencería para uso femenino en el deporte se remonta a mediados del siglo XVII. Las mujeres adoptaron el diseño masculino para su traje de montar. La chaqueta corta con la pollera cuyo largo permitía caminar con soltura, apareció por primera vez alrededor de 1850. La silueta princesa, ajustada como un guante, cortada en nesgas desde el cuello hasta el ruedo, apareció en 1890 para los trajes sastres de vestir y de fiesta, y en 1899 el llamativo traje de baile de lentejuelas negras, seguido mas tarde por las de colores. Una novedad fueron las franjas intercaladas de encaje negro. El cuello, el puño y la delantera de las blusas terminaban con los volados de encaje. Las camisas y calzones de hilo estaban profundamente bordeadas de puntillas y llenas de cintas. Las enaguas con borde de encaje, llenas de volados de seda crearon un hermoso efecto típico de la época. Respecto a los abrigos, las chaquetas Eton y las capas que llegaban a la punta de los dedos, y consistían en dos o tres pelerinas de corte severo. Los abrigos de invierno no eran de terciopelo o paño bordado con piel mientras que los de verano eran de seda. El redingote era completamente largo con solapa ancha y cuello acampanado. Los trajes de deporte de la mujer elegante llevaban un blusa camisa, y una pollera separada con una capa de golf y una chaqueta, para el golf; y cuando andaban en bicicleta, una pollera corta o calzones cortos holgados (bloomers), con una chaqueta ajustada. El cuello era alto o doblado. En esa época la pollera de montar larga fue reemplazada por una más corta debajo de la cual se veían las botas de cuero inglesa de tipo masculino. El corsé de raso firme y pesado, era mas bajo que el de los años anteriores y cubría solo las caderas. Una cintura de 45 centímetros era la medida deseada y admirada de esa época. La camisa se llevaba junto al cuerpo, luego el corsé y los calzones encima. Los peinados, los cuales eran pequeños rulitos que suavizaban la línea del cuello y hacian marco a la cara. El cabello se peinaba sencillamente, levantado en un rodete sobre la cabeza y ondulado con la nueva ondulación. Los zapatos elegantes comprendían botas para caminar y amplios zapatos Oxford y botas altas de cabritilla, abotonadas para llevar debajo del traje con cola.

Francia 1900-1942: El traje masculino

Con la llegada del siglo XX el traje masculino se uniformo completamente con un código de reglas bien definidas respecto a su uso. El corte del traje, largo del saco, ancho y forma de los hombros, forma de las solapas, amplitud de los pantalones y número de botones pueden variar, pero los cambios son apenas perceptibles de una estación a otra. En la primera década apareció un hombro cóncavo, muy ancho, con grandes rellenos que creaban una depresión en la línea de la espalda. El 1910, la introducción de los hombros naturales, sin relleno, que aun llevaban ciertos hombres conservadores. Alrededor de 1920 tuvo su origen una chaqueta recta, de hombros también rectos, como protesta del talle tomado y la silueta de araña de los trajes de confección. Entre 1920 y 1930, se trato de acentuar el pecho y la línea recta de los hombros por medio de una cintura alta que exigía pantalones bien altos. La línea de cintura alta fue marcada, además por un chaleco con dos hileras de botones cuya parte superior era horizontal. Traje de etiqueta de noche: saco con colas, negro o azul oscuro, lana; pantalones de la mima tela y color, costuras laterales con trencillas, sin botamanga; chaleco de pique lavable blanco con una hilera de botones; camisa blanca, con pechera dura lisa o de pique; moño haciendo juego con las pecheras, cuello palomita, botones de perla, guantes blancos de antílope o cabritilla, zapatos Oxford o escarpines de charol, calcetines de seda negra o azul oscura, sombrero de copa o de opera, de seda; sobretodo de Chesterfield negro o azul oscuro, derecho o cruzado. Traje de noche de poco vestir: saco negro o azul oscuro de paño de lana; pantalones de lo mismo, costuras laterales con trencilla sin botamanga; chaleco de pique lavable blanco o de seda negra, derecho o cruzado; camisa blanca, pechera dura, de pique o tableada; cuello palomita o volcado; moño de seda negro o azul oscuro; guantes de mocha, antílope o gamuza blanca; zapatos de charol, bajos o escarpines; botones de camisa de perlas, nácar, esmalte o piedra de colores o todos de oro; calcetines de seda azul o negra; sobre todo Chestefield derecho o cruzado, abrigo con guarniciones y cinturón o sobretodo negro Oxford o azul oscuro. Traje de etiqueta de día: chaquet de cheviot o paño de lana negro u Oxford; chaleco igual, con material lavable de tonos claros, hilo por ejemplo, derecho o cruzado; pantalones, negro y gris, paño rayado, sin botamanga, sombrero de copa de seda; camisa blanca, pechera dura, hilo o pique, lisa o tableada; cuello palomita o volcado; corbata Ascot o con nudo corredizo, gris o rayado conservador; guantes de mocha; calcetines lisos o rayados de seda o muselina, negros o azul oscuro, zapatos Oxford negros o bronceados; sobretodo Chesterfield azul, negro u Oxford.

Francia 1900-1910

En 1907, la curva de las caderas fue reducida, y el acordonado menos ajustado aumentaba la cintura. Las curvas desaparecieron casi completamente durante el año siguiente; el corsé se hizo recto y largo sobre las caderas y más corto debajo del pecho. Cuando el largo sobre las caderas aumentó, aparecieron las ligas colgantes, que reemplazaron a las redondas, usadas sobre o debajo de la rodilla. En la primera parte de la década, las polleras ajustadas que modelaban la forma de las caderas se ensancharon como una campana hasta el suelo, formando una cola detrás. A los volados de los trajes de noche y de verano de materiales livianos, se agregaron plegados y fruncidos de gasa y encajes. Las enaguas tenían muchos volados y en la parte inferior de las polleras de paño se agregaban volados fruncidos de seda, llamados “volantes del polvo”. Las colas persistieron en las polleras en las polleras de los trajes sastre hasta la mitad del periodo, en que aparecieron las faldas de silueta recta. Limpiaban el suelo, tenían una línea de cintura mas alta y estaban hechas con grupos de tablas laterales o amplios pliegues invertidos. Con la nueva falda recta no se necesitaban forros. Con la pollera acampanada se usaban chaquetas cortas ajustadas y boleros, pero con las rectas se alargaron las chaquetas, semiajustadas y que generalmente tenían cuello y solapas masculinas. El traje sastre se convirtió en la ropa de calle aceptada, de sarga azul marino o paño fino negro. Para los lugares de veraneo se llevaba trajes sastre blancos de tejidos masculinos, según el estilo inglés con chaqueta Norfolk. Las blusas camisa eran de corte severo y las otras eran suaves, delicadas y finitas. La manga del traje sastre era así recta, perola de los vestidos se ensanchaba completamente en los antebrazos. En 1903 caía sobre un puño ajustado. La línea de los hombros caídos, de 1905, en la cual el cuello, el canesú y los hombros caían en una sola línea, gustaba mucho. En paso siguiente, en 1910, fue la manga kimono de origen japonés. En la segunda mitad de esta década, la línea de la cintura subió aun mas, la silueta se enderezo y estrecho. En 1910 los vestidos de noche parecían tubos y no tenían cola. Otro estilo poseía una franja ancha colocada justamente debajo de las rodillas sugiriendo la muy usada expresión de pollera trabada. Los sacos separados eran de estilo sastre, semiajustados, largos, o siete octavos con mangas rectas. La manga Dolman se volvió a usar para los abrigos, hacia el fin del periodo. El peinado de la época era el ponpadour, levantado bien alto hacia arriba sobre un postizo o rollo de cabello falso. También se llevaban moños de pelo sobre la nuca. En invierno se llevaban botitas acordonadas o abotonadas y en el verano zapatos Oxford o escarpines. Los zapatos escotados de charol o cabritilla con moños chatos de cinta parecidos a los de fiesta de los hombres.

Francia 1910-1920

Dos importantes acontecimientos tuvieron efecto durante este periodo: primero, el retorno de la figura natural y segundo como resultado de la Primera Guerra Mundial, la adopción de un traje de hechura simple, sin adornos, para el día o sin etiqueta. Otra influencia de la guerra fue el vestido completamente negro, realzado solamente por joyas. Esta década encontró definitivamente establecida en la moda la silueta recta con cintura alta. La túnica larga, sobre una pollera angosta apareció en 1911. A veces una banda ancha o faja terminaba el borde de la túnica o se ataba sobre la pollera debajo de las rodillas. Esta pollera angosta se llamaba tubo o pollera trabada. La túnica se acorto y se hizo más amplia, convirtiéndose en panniers (sobrefaldas) o drapeados sobre las caderas en 1912. Después la amplitud fue bajando hasta la mitad del largo de la falda, curvándose hacia adentro a la altura de los tobillos. Esta era la silueta peonza. Luego de la Primera Guerra Mundial, apareció la pollera amplia y corta a veinte centímetros del suelo. Esta moda es conocida como Estilo infante o Vestido de estilo, y el largo de la pollera que cambia de periodo en periodo, aun lo es bastante en los trajes de fiesta. En 1914, se vio nacer la túnica camisa de origen medieval, pero no fue adoptada hasta 1916. En 1917, surgió la silueta tonel. La pollera se ensanchaba en medio camino entre la cintura y el ruedo en forma barril. En 1918 y 1919, la pollera del vestido camisa se acorto exactamente hasta debajo de la rodilla. En 1925, alcanzo su medida mas corta, llegando francamente a la rodilla. En 1818, Chanel presento la tela de jersey que paso a ocupar el primer termino para la confección de vestidos camisa y traje sastre. La versión de estos vestidos Chemisier para fiestas era de seda acresponada o bordada con canutillos. Con estos últimos materiales se ribeteaban las túnicas. Para camisas de sport se usaba un raso artificial o genero satinado. Para los trajes de deporte se empleaban lanas suaves en tejidos novedosos. Los abrigos de vestir tenían mangas dolman y delanteras que se envolvían con solo una lingadura. Para el abrigo de deportes se prefería el estilo raglan, en telas de pelo de chinchilla y camello. Los abrigos y capas de piel seguían las líneas de los de paño y estaban adornados con pieles que hacían contraste. Los manguitos eran muy grandes, suaves y chatos. Las pieles mas inferiores eran ahora curtidas hasta hacerlas flexibles. En esta época, las tricotas adquieren una nueva línea en colores. Elegante era el cardigan con cintura tejida. Otra chaqueta para deportes era de pana negra, llevada como pollera de seda o lana blanca o de color. El cabello se peinaba fuera de la cara y sobre las orejas arrollado o arremolinado, pegado a la cabeza. A veces se solía ver cabezas con cabellos cortos. El rojizo fue el color favorito para el cabello en el siglo XX, fue responsable de la manía de teñir los rulos. La nueva moda requería muy poco encorsetamiento y esta prenda se convirtió en una faja suave de elástico de punto o tejido con cintura alta y que cubría justamente las caderas. Las enaguas desaparecieron completamente y se usaban delicados calzoncillos de seda, solo con los trajes de fiesta que lo exigían. El calzado para el día consistía en zapatos con las capelladas altas con cordones o abotonadas, el zapato Oxford abotonado, el escarpín liso, las sandalias con hebillas de acero o de strass, todos con los delgados tacos franceses y la puntas alargadas y agudas, con el corto del vestido camisa sobrevino un gran cambio en el calzado: el zapato largo y puntiagudo. El traje de baño siguió el diseño de los vestidos con cuello alto o descote y mangas cortas. Las polleras y los pantaloncitos se acortaron alrededor de diez a quince centímetros bajo la rodilla. Las mujeres americanas llevaban medias largas con sandalias. Las francesas no llevaban medias ni con la malla tejida en una pieza, ni con el traje de baño convencional con pollerita corta.

Francia 1920-1930

En 1921, se empezó a usar la pollera mas larga, esto fue facilitado por una línea despareja de los ruedos, con paneles y drapeados que colgaban más debajo de la pollera corta. Luego se la volvió a subir, acortándose cada vez más, hasta que en 1925 llego a la rodilla. A partir de entonces, ha habido dos líneas precisas, una larga para la noche y una corta para los vestidos del día. La figura sin corsé se impuso definitivamente con su faja de raso o elástico tejido, prácticamente sin ballenas. Por primera vez en la historia del corsé esta prenda se uso pegada al cuerpo. La prenda básica, compuesta por corpiño y calzoncito. Las enaguas fueron eliminadas debajo de los vestidos de día o de fiesta a menos que la transparencia de los mismos la exigiera. La silueta recta prevaleció a través de todo este tiempo. Los vestidos de fiesta revelaban una influencia indochina en sus adornos y colores, así como en los turbantes de oro y plata que, a menudo, se usaban con ellos. Se puso de moda el vestido completamente blanco para la noche. Aunque se habían usado durante un tiempo los tejidos sintéticos, recién en los últimos años se emplearon abiertamente sedas y terciopelos artificiales. La riqueza de colores y los hermosos pliegues de estos materiales responden a su éxito. El vestido azul marino y el pequeño vestido negro en jersey se generalizaron para el día. Los descotes eran altos, redondos o en líneas. Había también el escote capucha, con la delantera flojamente drapeada. Con excepción del traje de casa, la ropa de deportes perdió su línea severamente sastre. El traje y abrigo sastre han sido siempre de origen inglés pero perteneció a Paris la creación, para sport del conjunto de tres piezas, tipo modista, que consistía en vestido y abrigo o sobre blusa, pollera y abrigo. La sobre blusa fue una resultante de la cintura baja que exigía el uso de la blusa fuera de la pollera. El conjunto eclipso por último a todos los otros estilos para el día. En la segunda mitad del periodo, apareció el vestido descotado, sin mangas para deporte, con pañuelos o bufandas de colore alegres flojamente atados sobre los hombros. Los abrigos eran de estilo arropado, un lado atado debajo de una cadera y el otro abrochado o simplemente sostenido con la mano. El cabello corto de principios de la década fue cortado. Un estilo popular para el peinado “tito” de la época del directorio, pero llamado “golpe de viento”. El cabello cortado trajo consigo el uso de las pelucas o transformadores. A principios de la década, hubo una manía de corta duración por pelucas de color anaranjado, rojo, verde y púrpura para la noche. En pieles había capas y abrigos largos y envolventes con cuellos parados. Se usaban pieles en los vestidos y en los trajes, en tiras muy anchas. Una novedad era la piel de mono. Los zorros se llevaban de 1 a 4 a lo largo. La bota desapareció, reemplazada por el zapato descotado y el escarpín, que se convirtieron en el calzado “para todo el año”. A causa de la figura delgada que estaba de moda, el ejercicio fue adoptado científicamente, necesitando un traje de juego. Mucha de las mujeres que cabalgaban adoptaron los “jodhpurs”, para la equitación activa, estos eran breeches largos, ajustados desde las rodillas hasta los tobillos, con botitas bajas usadas debajo.

Comercio europeo

Con la crisis provocada por la Revolución Francesa, tanto los usos culturales como los gustos cambiaron en forma radical, la moda volvió al pasado en busca de inspiración y seguridad. Mientras Napoleón Bonaparte afianzaba el imperio, la correspondencia entre moda y política era total, ya que es característico de la moda el actuar como registro sensible a las variaciones que ocurren en la sociedad. Si es cierto que en todas las épocas, los grupos dominantes son los encargados de definir las adecuadas formas de vestir de acuerdo con sus propios valores, resulta natural que con la apropiación de poder por parte de la burguesía después de la revolución francesa, la moda ingresara en el fragor de los ritmos industriales, se generalizara y comenzara a ser accesible a diferentes segmentos de la población occidental.

El comercio con Francia le sigue en importancia al que se efectuaba con Inglaterra, países entre los cuales se repartía casi todo el comercio de la moda. De Francia llegaban, no solo artículos de lujo, prendas y productos de manufacturas parisiense, sino también las sedas de lyon y los paños finos y casimires de Louviers, Sedan y Elboef, y por supuesto los cambrays. También sencillas sedas de Zurich y muselinas de San Gall.

Estilo francés en Argentina

Cuando hacia años que las francesas usaban el estilo imperio, en Argentina se llevaba una imitación del estilo francés de la época de Luís XVI, que coexistió con el español. Características de esta moda “a la francesa”, era el tontillo o panier que a la manera del antiguo verdugado o guarda infante español permitía armar la figura femenina con arcos de junco o ballena, hierro y madera forrados con un grueso genero que algunas veces mostraba pasamanerías, flores, bordados y festones. Encima del tontillo, la falda profusamente adornada con volados, moños, lazos y encajes, se cubría con una sobrefalda que abierta por delante y hacia atrás permitía su lucimiento. En cuanto a los hombres, si bien algunos llevaban la moda española de severo traje negro acompañado de largas y oscuras capas, la mayoría, en especial los de clase alta y aquellos vinculados a los funcionarios reales, hacia fines del siglo XVIII vestían de manera borbónica.

Romanticismo

En Francia, estallaron agitaciones sociales, que la trasformaron en uno de los centros principales del movimiento que tiene su expresión cultural en el romanticismo. Este marca toda la época y más que una tendencia cultural, es un estilo de vida que busca la expansión libre y la afirmación de la personalidad en una exaltación del individualismo, con un verdadero culto al “yo”. Este individualismo y ciertas características propias del romanticismo, entre ellas el desprecio del formalismo, la búsqueda del color local, la reacción contra las costumbres habituales, se manifestaban en actitudes extravagantes para la época. Desde luego, una vez mas, la moda muestra, al responder con exótica originalidad, hasta que punto esta relacionada con los cambios sociales, ya que los románticos buscaban hacerse notar a través de su vestimenta y de su aspecto físico, todo sazonado con una gran exaltación de los sentimientos y actitudes de angustia frente a la muerte.

Bibliografía

Historia de la moda en Argentina- Susana Saulquin

La moda en el vestir : accesorios, motivos, ideas- R. Turner Wilcox.


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