- La aurora en Copacabana
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La aurora en Copacabana es una comedia escrita por Pedro Calderón de la Barca. Corresponde a su período de senectute y se distingue por ser la única comedia de tema americano que escribió el dramaturgo español. Dramatiza la llegada de los españoles a Perú (primera jornada), la defensa del Cuzco (segunda jornada) y la milagrosa confección de la efigie de la Virgen de Copacabana (tercera jornada).
Argumento
Primera jornada
En Tumbes se celebran cinco siglos de la llegada de los incas, hijos del dios Sol y gobernantes del imperio. La ceremonia es presidida por el inca Guáscar, quien se encuentra acompañado de Iupangui, su hombre de confianza, que revela, en un aparte, su amor por la sacerdotisa Guacolda. Las voces de los españoles, comandados por Pizarro, que desembarcan por primera vez en territorios incas, interrumpen las fiestas. Entonces, llega hasta el lugar Guacolda y les comunica de la aparición en el mar de un monstruo (la nave de los españoles), que provocó la huida de las sacerdotisas, en el momento en el que se dirigían hacia la ceremonia. Guáscar, protegido por su séquito, se enfrenta al monstruo, al que ordena atacar con flechas; pero la salva de los cañones espanta a los indios que dejan solo al inca. Persuadido por Iupangui, Guáscar acepta su plan: dejar que las fieras, llevadas hasta ahí para el sacrificio, se encarguen del monstruo.
Entretanto, en el bando de los españoles, Candia sugiere dejar una cruz como señal de su llegada a esos nuevos territorios. Esto provoca una discusión con Almagro, pues ambos desean encargarse de dicha misión. Pizarro, recordándoles su autoridad como jefe de la expedición, decide que sea Candia quien se encargue de la tarea. Este desembarca y se encuentra con Iupangui. Ante la imposibilidad de comunicarse por sus distintas lenguas, se preparan para pelear. Iupangui, inmovilizado por el resplandor por comienza a despedir la cruz que porta Candia, ordena a su sirviente Tucapel que suelte a las fieras, pero estas no atacan al español, sino que juegan con él, por lo que, asustado por el prodigio, huye del lugar. Candia, entonces, planta la cruz en tierra y regresa a la nave, llevándose a Tucapel para que les sirva de intérprete.
La Idolatría, alarmada por la llegada de los españoles, le comunica al inca que deben reiniciarse los sacrificios humanos. Se echan las suertes entre las sacerdotisas y el sino recae en Guacolda. Pero Guáscar (quien se ha enamorado de la sacerdotisa) se entrevista a escondidas con Iupangui: le revela sus sentimientos hacia Guacolda y ordena que se encargue de liberarla para que no sea sacrificada. Esta desobediencia provoca la ira de Idolatría, quien se presenta ante el inca y le revela, mediante una visión la falsedad de su origen divino: su antepasado Manco Cápac le solicitó su ayuda para hacer pasar a su hijo como hijo del Sol y así asegurar el mantenimiento de su linaje en el poder. Afectado por esta revelación, Guáscar vuelve a entrevistarse con Iupangui y le manda que olvide su anterior orden.
Enlaces externos
- La aurora en Copacabana en el sitio web de la Trinity University
- La aurora en Copacabana en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
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