- Batalla de Rorke's Drift
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Rorke's Drift Parte de Guerra Anglo-Zulú
Representación de la defensa de Rorke's DriftFecha 22 y 23 de enero de 1879 Lugar Rorke's Drift, KwaZulu-Natal, Sudáfrica Resultado Victoria británica Beligerantes Ejército Británico Nación Zulú Comandantes John Chard
Gonville BromheadPríncipe Dabulamanzi Fuerzas en combate 144 ingleses y 52 nativos 3,000–4,000 Bajas 67 muertos, 34 heridos Alrededor de 550
Rorke's Drift era una estación misionera británica situada junto a un vado del río Buffalo, en la provincia de Natal, Sudáfrica. Los días 22 y 23 de enero de 1879, durante la Guerra Anglo-Zulú, se convirtió en un lugar célebre por la defensa que de ella hicieron sus ocupantes, frente a los ataques zulúes que siguieron a la humillante derrota británica de la Batalla de Isandhlwana (22 de enero de 1879).En Rorke's Drift, donde 196 soldados británicos se enfrentaron a más de 3000 guerreros zulúes. Dado el éxito en la defensa del puesto por parte de su guarnición, frente a tan abrumadoras fuerzas, la batalla de Rorke's Drift es considerada una de las defensas de una plaza fuerte más destacadas de la historia militar británica.
Contenido
Preludio
A las 14.00 del día 22 de enero de 1879, el comandante Henry Spalding, desconocedor aún de la derrota de las fuerzas británicas en la Batalla de Isandhlwana, dejó el puesto de Rorke's Drift para comprobar la localización de la Primera Compañía del 24° Regimiento de Infantería (también conocido como el 2º Regimiento de Warwickshire). A su vez, el teniente John Rouse Merriott Chard, de los Ingenieros Reales, se desplazó hasta Rorke's Drift para supervisar diversas obras que allí se estaban desarrollando. Hacia las 15:30 , dos oficiales del Contingente de Voluntarios de Natal (un regimiento auxiliar negro bajo el mando del capitán William Stephenson) se presentaron en el puesto, con la información de que las fuerzas británicas habían sido aplastadas en Isandhlwana esa misma mañana, y de que un ala del ejército zulú se estaba desplazando hacia Rorke's Drift. La información fue confirmada poco después, cuando llegó una nota del capitán Essex que, sin embargo, no añadía información sobre el tamaño del contingente zulú.
Los tres oficiales presentes en el lugar, el teniente Chard, el teniente Gonville Bromhead y el comisario de Intendencia James Langley Dalton, coincidieron en que permanecer en la posición y luchar era la única opción aceptable. El puesto de Rorke's Drift contaba con un pequeño hospital y en ese momento había en él varios pacientes heridos. Una columna británica cargada con carros de convalecientes sería presa fácil en campo abierto, e imposible de defender, dada la inferioridad numérica que preveían.
La fuerza zulú que se aproximaba, era efectivamente mucho mayor que la guarnición británica. Los regimientos zulúes uDloko, uThulwana y inDlu-yengwe sumaban entre los tres más de 4 000 combatientes, ninguno de los cuales había tomado parte en la Batalla de Isandhlwana aquella misma mañana, por ser una fuerza de reserva.
Además, al contrario de la creencia popular, la columna zulú contaba con armas de fuego, si bien la mayoría de ellas eran obsoletos mosquetes de chispa. Los británicos por su parte, contaban con modernos fusiles Martini-Henry.
Una vez se hubo decidido permanecer en la plaza, tanto los tenientes Chard y Bromhead dirigieron a sus hombres en las tareas de fortificación del puesto. Se construyó un perímetro defensivo a base de cajas de galletas y provisiones de gran tamaño (6 dm y 45 kg cada una).
La barricada abarcaba el hospital, un almacén y una granja con sus corrales. La inclusión del hospital hizo el perímetro peligrosamente grande y difícil de defender, por lo que el teniente Chard ordenó el levantamiento de una segunda empalizada que dividía la anterior en dos, para posibilitar una retirada parcial en caso de ser necesaria. Los edificios fueron fortificados, se hicieron orificios de tirador en las paredes, y las puertas que daban al exterior del perímetro, fueron atrancadas con muebles.
En total el teniente Chard contaba con 100 hombres para la defensa (sin contar a los heridos), entre los efectivos de la Compañía B del 24° Regimiento de Infantería, el destacamento del Contingente de Voluntarios de Natal al mando de Stephenson, y los Nativos Montados del teniente Vause. El teniente Chard estimó que era una fuerza suficiente para repeler el ataque zulú.
La batalla
A las 16:00 , el cirujano militar, James Reynolds, el misionero sueco, Otto Witt, y el capellán del ejército británico, George Smith, llegaron desde Oscarberg, una colina próxima a la base, con la noticia de que las fuerzas zulúes estaban cruzando el río, a tan sólo cinco minutos de allí. La información fue confirmada por uno de los Nativos montados bajo el mando del teniente Vause, que confirmó que los zulúes estaban a menos de un minuto de distancia. En este momento los Nativos montados y el mismo teniente Vause, que habían visto la carnicería de batalla de Isandhlwana aquella misma mañana, desertaron. Al ver a sus camaradas huir, el Contingente de Nativos de Natal saltó la barricada en masa, y desertó también. Algunos soldados británicos les dispararon, matando al cabo Bill Anderson, que fue alcanzado en la cabeza. En un momento, la fuerza defensora se había reducido a la mitad. De las 140 personas que había en la plaza, sólo los 80 soldados de la Compañía B eran una unidad cohesionada, y 30 de ellos estaban heridos. Ante esta situación, el teniente Chard se dio cuenta inmediatamente de que el perímetro era indefendible, y dio órdenes de evacuar el hospital y levantar una segunda empalizada que redujera el tamaño de la zona a defender.
Puesto que el Contingente de Nativos de Natal había desaparecido, el soldado Frederick Hitch se subió al tejado del almacén para hacer de vigía. Enseguida informó de la aproximación de una columna de entre 4 000 y 6 000 zulúes. Inmediatamente, la vanguardia zulú apareció desde detrás de Oscarberg y atacó el puesto británico por su lado sur, donde estaban los almacenes y el hospital. Fue en este momento cuando el sargento Henry Gallagher gritó una frase que se haría célebre: "¡Aquí vienen, densos como la hierba y negros como un trueno!".
Los defensores abrieron fuego a 500 yardas, matando a muchos guerreros zulúes. La primera oleada fue prácticamente barrida junto a la muralla, aunque algunos zulúes se pusieron a cubierto y consiguieron llegar de nuevo a las estribaciones de Oscarberg, desde donde otros guerreros hostigaban a los británicos con disparos de sus viejos mosquetes. Mientras esto ocurría en el sur del perímetro, otra oleada zulú se había lanzado contra el hospital y la barricada noroeste, donde los británicos, incluyendo al ayudante de campo Dalton y al teniente Bromhead, se vieron enzarzados en una feroz lucha cuerpo a cuerpo. Puesto que la barricada era demasiado alta para ser escalada, los zulúes comenzaron a arrastrarse por debajo de la misma, tratando de apoderarse de las armas de los defensores, apuñalándolos con sus afiladas azagayas, o disparándoles con sus mosquetes a través de los huecos de la barrera. En ocasiones, grandes grupos de guerreros zulúes se arrimaban contra la muralla y, subiéndose unos sobre los cuerpos de los otros, irrumpían en oleadas en el interior del perímetro. Pero los soldados británicos lograron frustrar todas estos intentos.
El fuego zulú, bien desde la parte baja de la barrera, bien desde las estribaciones de Oscarberg, comenzó a hacer mella en los británicos. El cabo Schliess fue alcanzado en la pierna. El ayudante de campo Dalton, que se inclinó sobre la barricada para dispararle a un guerrero zulú, fue herido en el hombro por una bala y retirado de la línea para curar su herida. El soldado Keefe, tambor de la compañía B, sufrió una herida superficial en la cabeza, el cabo Schammel, de la Compañía de Nativos de Natal fue alcanzado en la espalda, y el soldado Byrne, que trató de ayudarle, fue muerto por un tiro en la cabeza. El mismo final encontró Old King Cole, otro soldado de la Compañía B. El fuego que desde Oscarberg abrían los guerreros zulúes, acabó con las vidas de los soldados Fagan, Scanlon y Chick. Sin embargo, los guerreros zulúes, estaban sufriendo bajas a un ritmo mucho más alarmante.
El teniente Chard entendió pronto que la parte frontal de la muralla, que era el objeto principal del ataque zulú, no podría ser defendida por mucho tiempo, por lo que a las 18:00 ordenó retroceder a sus hombres a la siguiente línea.
En el transcurso de esta retirada, dos salas del hospital quedaron aisladas. Este edificio estaba resultando una trampa y los orificios de tirador de las paredes empezaron a jugar en contra de los defensores pues, si sacaban sus rifles para disparar, los zulúes los tomaban, impidiendo su uso, pero si se dejaban vacíos, los asaltantes introducían sus propias armas para abrir fuego hacia el interior. Al darse cuenta de que el edificio estaba siendo abandonado, John Williams comenzó a practicar un butrón en la pared que separaba la habitación principal, de la parte trasera del hospital. Entonces comenzó una serie de furiosos ataques zulúes y Williams sólo tuvo tiempo de sacar a dos pacientes de la habitación antes de que la puerta se viniera abajo y una horda de guerreros entrase en la habitación. Joseph Williams permaneció en la habitación haciendo frente a los atacantes, y abatió a un buen número de ellos antes de ser superado. Los demás hombres que quedaban en la habitación, el soldado Horrigan, Adams y dos pacientes más, fueron mortalmente apuñalados por los guerreros zulúes. John Williams consiguió arrastrar a sus pacientes hasta una de las habitaciones laterales, donde se le unieron al soldado Hook y otros nueve pacientes más.
La escena volvió a repetirse entonces. Mientras Williams horadaba la pared, Hook mantenía a los zulúes a raya. Cuando el agujero fue lo suficientemente amplio, Williams y los once pacientes pasaron a la sala contigua, que estaba ocupada por el soldado Waters. El último en pasar fue Hook, con un disparo en el casco y muy aturdido, aunque antes de deslizarse a la otra habitación, mató a los primeros guerreros zulúes que atravesaron la puerta de la sala. Williams, impelido ahora por la certeza de que el tejado estaba en llamas, comenzó a practicar un nuevo agujero que los condujera a todos a la sala contigua. Mientras, Hook defendía una vez más el anterior agujero, y Waters disparaba a través de un orificio de tirador. Después de cincuenta minutos, el agujero fue lo bastante grande como para que los pacientes pudieran pasar por él y los hombres (excepto Waters, que se escondió en un armario) pasaron una vez más a la sala contigua, que estaba ocupada por dos soldados de apellido Jones. Desde aquí, todos ellos saltaron al exterior a través de una ventana y corrieron hacia el perímetro defensivo. De los once pacientes, nueve se salvaron, incluyendo a todos los hombres que estaban en condiciones de luchar. La evacuación del hospital cerró el nuevo y reducido perímetro defensivo.
Con la caída de la noche los ataques zulúes crecieron en intensidad, al sumarse a las oleadas, los tiradores que habían estado hostigando desde el monte Oscarberg, y que ahora, se habían quedado sin blancos por falta de visibilidad. Los corrales fueron atacados con furia y los hombres que los defendían tuvieron que retirarse hacia las 22:00, estrechando aún más el perímetro defensivo, que quedó limitado a un área alrededor del almacén. Los guerreros zulúes atacaron una y otra vez las posiciones británicas hasta que, pasadas las 0:00 empezaron a decaer, para finalizar hacia las 2:00 de la madrugada.
Hasta las 4:00, sin embargo, continuaron la lluvia de azagayas y las descargas zulúes contra el perímetro. El teniente Chard había perdido a 15 de sus soldados, y 8 más, incluido el ayudante de campo Dalton, estaban gravemente heridos. Todos los demás tenían algún tipo de herida menor, y estaban agotados después de haber luchado durante unas diez horas. Además, empezaban a escasearles las municiones. Pero las bajas zulúes había sido mucho más altas.
Al amanecer los británicos vieron que sus enemigos habían desaparecido, dejando el campo lleno de cadáveres. Contaron 370 cuerpos. Se enviaron patrullas a reconocer el campo de batalla, recoger armamento y buscar supervivientes. Hacia las 7:00 apareció sorpresivamente un grupo de guerreros zulúes, y los británicos retomaron sus posiciones. Pero no hubo ataque alguno, los guerreros zulúes estaban también completamente agotados. Habían estado en movimiento durante los seis días previos a la batalla, y no habían comido normalmente durante dos días. Había cientos de heridos en sus filas, y se encontraban a varios días de marcha de sus depósitos de suministros. Poco después de aparecer, los guerreros zulúes se volvieron por donde habían venido.
Finalmente, hacia las 8.00 llegó a Rorke's Drift una columna conducida por Lord Chelmsford. La batalla había terminado.
Las condecoraciones
Once condecoraciones Cruz Victoria fueron otorgadas a los defensores de la plaza de Rorke's Drift. El mayor número de estas condecoraciones jamás otorgado a un solo regimiento en una misma acción (siete Cruz Victoria para soldados del 24° Regimiento de Infantería). Sin embargo se cree que este acto de glorificación de la batalla de Rorke's Drift pretendía esconder el hecho de que Lord Chelmsford había desobedecido órdenes, invadiendo tierras zulúes, así como para desviar la atención de la vergonzante derrota de la Batalla de Isandhlwana[cita requerida].
Los galardonados con la Cruz Victoria fueron:
- Cabo William Wilson Allen
- Teniente Gonville Bromhead
- Teniente John Rouse Merriott Chard
- Comisario ayudante de campo James Langley Dalton
- Soldado Frederick Hitch
- Soldado Alfred Henry Hook
- Soldado Robert Jones
- Soldado William Jones
- Cirujano Mayor James Henry Reynolds
- Cabo Christian Ferdinand Schiess
- Soldado John Williams
El comisario Dalton no fue galardonado en un primer momento, pero lo fue un año después, tras una protesta e innumerables testimonios que lo identificaron como el artífice principal de la defensa de Rorke's Drift.
Después de la batalla
Pese a que Rorke's Drift se convirtió en una victoria muy publicitada en el Reino Unido, poco después de la batalla, los supervivientes fueron abandonados sin suministros y sin atención médica. Llama la atención el caso del cabo Christian Ferdinand Schiess, que murió cinco años después de los hechos, en la más absoluta pobreza, mientras viajaba rumbo a Inglaterra. Su única posesión era la Cruz Victoria ganada en Rorke's Drift, que ahora se expone en el Reginald Museum, junto a otras que fueron otorgadas en la misma ocasión.
Rorke's Drift en el recuerdo
Los hechos de Rorke's Drift fueron un tema recurrente en pintores de la época, como Elizabeth Butler y Alphonse de Neuville, y muy populares entre el pueblo británico de la época. Sin embargo estos hechos habían sido casi olvidados por el gran público cuando en 1964 se estrenó la película Zulú, del director Cy Endfield. En 1979 una nueva película, Amanecer zulú retrató la Batalla de Isandhlwana. La batalla también ocupó un capítulo de la obra del historiador Victor Davis Hanson, Carnage and Culture, en la que pretendía demostrar la superioridad de las técnicas militares occidentales.
Referencias
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- Military Heritage discussed Rorke's Drift and the politics of the Victoria Cross (Roy Morris Jr., Military Heritage, August 2005, Volume 7, No. 1, p. 8).
- Morris, Donald R. The Washing of the Spears: A History of the Rise of the Zulu Nation under Shaka and Its Fall in the Zulu War of 1879
- Knight, Ian, Rorke's Drift 1879, "Pinned Like Rats in a Hole"; Osprey Campaign Series #41, Osprey Publishing 1996
- Snook, Lt Col Mike, 'Like Wolves on the Fold: The Defence of Rorke's Drift'. Greenhill Books, London, 2006. ISBN 1-85367-659-4
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