Leonidas Yerovi Douat

Sergio Nicolás Leonidas Yerovi Douat
Nacimiento	9 de setiembre de 1881 Lima,  Perú
Defunción	15 de febrero de 1917 Lima,  Perú
Seudónimo	El Joven X
Ocupación	Poeta, dramaturgo y periodista
Nacionalidad	Peruano
Género	Poesía, Teatro.
Movimientos	Modernismo

Sergio Nicolás Leonidas Yerovi Douat (Lima, 9 de septiembre de 1881 - Lima, 15 de febrero de 1917) fue un poeta, dramaturgo y periodista peruano. A pesar de su temprana desaparición -fue asesinado cuando aún no había cumplido los 36 años de edad-, dejó una notable producción poética afiliada a la estética modernista, aunque de espíritu netamente criollo, y una espléndida obra teatral que le convierte en una de las figuras cumbres de la literatura dramática peruana de comienzos del siglo XX. Fue un genio autodidacta. No pasó por universidad alguna. Tampoco fue burócrata o empleado público, ni usufructuó de rentas propias ni tuvo negocios, como otros literatos. Toda su vida estuvo dedicada al periodismo y a la literatura. Fue de los primeros que en el Perú hicieron del oficio de las letras una auténtica labor profesional. Si alguna vez intervino en política, fue de manera fugaz, como insurrecto pierolista (partidario del caudillo Nicolás de Piérola), pero solo a través de la literatura.

Reseña biográfica

Hijo de Leonidas Yerovi y de Jeanne Douat, nació en la calle Bravo de la ciudad de Lima y fue bautizado el 23 del mismo mes en la iglesia de San Pedro con los nombres de Sergio Nicolás Leonidas. Cursó los estudios de primaria en el Instituto Peruano-Franco-Inglés y en el Liceo Carolino, continuando la secundaria en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.

Muy joven hubo de asumir la responsabilidad de sostén de la familia debido a la ausencia de su padre y el fallecimiento de su abuelo materno, Germain Douat Menissier, desempeñándose como vendedor de géneros en el establecimiento de Fernández Hnos.

Su ingenio espontáneo, repentista, fecundísimo, produjo, con asombrosa facilidad, versos en los cuales retrataba el espíritu limeño, y que fueron publicados en la revista satírica Fray K.Bezón (1901). Así se hizo conocido, pues la gente leía y memorizaba sus versos. Esta precoz celebridad le abrió las puertas del semanario Actualidades (1903-1907) y lo hizo periodista fundador del diario La Prensa (septiembre de 1903), medios donde publicó sus poemas festivos, letrillas políticas y artículos en prosa. En La Prensa hizo populares sus columnas “Crónicas alegres” y “Burla burlando”. Sus escritos, tanto en verso como en prosa, reflejaron las emociones de una sociedad en gestación, como la peruana de inicios de siglo que asistía por primera vez a la sucesión de gobiernos civiles.

El 31 de diciembre de 1905 fundó, en colaboración con el dibujante Julio Málaga Grenet, la legendaria revista Monos y Monadas (1905-1907), en la cual se dieron cita las más notables plumas y pinceles del continente, la misma que dirigió a lo largo de 108 ediciones y que reaparecería 71 años después bajo la dirección de su nieto, Nicolás Yerovi.

También fundó los semanarios ¿Está Ud. Bien? (1908) y Lléveme Ud. (1909); asimismo, colaboró en el diario La Crónica (1912-1917) y en casi todas las revistas limeñas de su tiempo: Variedades (1908-1917), Gil Blas (1911), Don Lunes (1916), Ilustración Peruana (1911-1913), Balnearios (1911-1916) y Rigoletto (1916). Hizo popular el seudónimo de “El Joven X”.

Fachada del Teatro principal de Lima (siglo XIX), luego bautizado como Teatro Segura.

Paralelamente al ejercicio del periodismo y de la poesía, el estreno de su comedia en verso La de cuatro mil (9 de diciembre de 1903) y su sonado éxito lo convirtieron en "jefe del teatro nacional" y "digno sucesor de Pardo y Segura", según reseñaron los críticos. A esta comedia se sumaron otras, todas ellas subrayadas por un gran suceso de crítica y de público: Álbum Lima (1904); Tarjetas postales (1905); Domingo siete (1907); La salsa roja (1912); y La pícara suerte (1913).

En abril de 1914 viajó a Buenos Aires para fundar el diario Crítica, y colaborar en la revista Caras y Caretas, logrando igualmente notable acogida. También reestrenó La pícara suerte, y estrenó sus dos últimas obras teatrales: La gente loca y La casa de tantos. Regresó a Lima al año siguiente y volvió a trabajar en el diario La Prensa, como director literario.

Yerovi, que tenía el don de la simpatía, fue correspondido por las mujeres, sobre todo si eran actrices. Su pasión por la actriz argentina Ángela Argüelles fue fatal. El arquitecto chileno Manuel José Sánchez, presa de los celos, pues también cortejaba a la joven artista, le disparó cuatro tiros, en la puerta del local de La Prensa, en la calle Baquíjano (Jirón de la Unión). Yerovi fue llevado por sus amigos en un automóvil al puesto asistencial de la Plaza San Marcelo donde, por la gravedad del caso, recomendaron que lo llevaran a la clínica Maison de Santé. Fue trasladado en camilla por las calles de Lima y la gente se sumó al cortejo al enterarse que se trataba del muy querido poeta. Pero las heridas eran de gravedad y el poeta falleció dos horas después en la clínica (15 de febrero de 1917).

La muerte sorprendió a Yerovi cuando hacia pocos meses había cumplido 35 años de edad. Los diarios de la época calcularon que no menos de 30.000 habitantes de Lima acompañaron el cortejo fúnebre, una manifestación de dolor nunca vista ante el deceso de un hombre de letras en el Perú. En esa ocasión, el escritor Abraham Valdelomar, ya en la plenitud de su talento y gloria, aprovechó para leer un bellísimo poema en prosa sobre su emoción al recibir la infausta noticia, y que principiaba así: “Yo vivo allá en Barranco junto al mar…”

Obras

La obra literaria es muy vasta: ocho comedias que estrenó en vida, e innumerables composiciones poéticas desperdigadas en periódicos y revistas, que fueron recopiladas con posterioridad a su muerte. A todo ello se suma su producción periódística en prosa: artículos de costumbres, crónicas urbanas, comentarios de noticias internacionales, crítica literaria y notas policiales.

Teatro

Siguiendo la vieja tradición comediógrafa limeña, que se remonta a los clásicos Pardo y Segura, escribió ocho comedias, que gozaron del aplauso unánime de la crítica y el público:

• La de cuatro mil (1903), comedia festiva que, ambientada en un solo escenario (un miserable cuartucho de una pensión limeña), se organiza alrededor de un billete de lotería premiado y una pareja recién reconciliada que, tras numerosos malentendidos, logra superar las más disparatadas situaciones hasta alcanzar un final feliz. Esta obra ha sido calificada de innovadora y revolucionaria por parte de la crítica especializada
• Tarjetas postales (1905)
• Domingo siete (1906)
• La pícara suerte (1912)
• Álbum Lima (1912)
• Salsa roja (1912)
• Gente loca (1914)
• La casa de tantos (1917).

El grupo “Ensayo”, dirigido por Alberto Ísola, repuso en 1984 su comedia Salsa roja. El montaje fue un acontecimiento cultural que atrajo en Lima a un público numeroso, confirmando así la vigencia del teatro de costumbres de Yerovi, que constituye una visión crítica pero a la vez regocijada y tierna de la ciudad. En el 2005 se repuso la obra a cargo Iguana Talleres bajo la dirección de Joaquín Vargas con notable éxito, lo que ocasionó que dicho montaje se presentara nuevamente en el año 2007, siendo la primera obra teatral presentada en el Teatro Mario Vargas Llosa de la Biblioteca Nacional al conmemorarse el primer año de funcionamiento de su nueva sede,^[1] y que fuera invitado a participar en Quito, Ecuador al Encuentro Internacional de Maestros y Escuelas de Teatro de la Universidad Central del Ecuador, donde se presentó con gran acogida de público y especialistas de teatro de todo el mundo congregados en esta ciudad.^[2]

Poesía

Entre su producción poética destacan los poemas:

• “Madrigalerías”
• “Mandolinata”
• “Horizontal” (dedicado a una cortesana y que escandalizó a cierto público conservador).
• ”Madama la luna”, donde se encierra el presentimiento de su muerte, expresado con viril angustia.
• “Viajeros de ida y vuelta”.
• “El café de las ghirantas”.
• “Recóndita”, soneto perfecto, joya infaltable en las antologías y que pronto fue convertido en la letra del vals Amor de bohemio (ver más adelante su texto completo).

Parte de esta poesía, dispersa en diarios y revistas, fue recopilada en dos libros póstumos:

• Poesía lírica (1944), y
• Poemas festivos (1960).

Obras completas

En enero del 2006 el Fondo Editorial del Congreso de la República del Perú publicó en Lima las obras completas de Leonidas Yerovi, en tres tomos. Dicha labor recopilatoria, muy ardua vista de la amplitud de la obra de Yerovi, se pudo culminar gracias al trabajo de compilación de la hija del escritor, Juana Yerovi Douat y la edición y anotación de Marcel Velázquez Castro.

Análisis y crítica

Yerovi fue considerado –entre otros por Luis Alberto Sánchez y Raúl Porras Barrenechea– como representante del escritor criollo de la costa. Heredero de una tradición literaria a la que pertenecieron tantos letrilleros limeños, supo combinarla con los temas y gustos de los primeros años del siglo XX, muy cerca de la influencia del modernismo. De él se ha dicho que “criollizó” a Rubén Darío. Destacó por su facilidad para la rima espontánea y circunstancial, pero abusó de sus dones, pues la necesidad le obligaba a producir para recibir a cambio un pago, y es por ello que sus composiciones son de calidad desigual. No tuvo tiempo ni paciencia para emprender una obra poética orgánica.

Fue en su tiempo un poeta difundido y repetido, pero en sus obras jamás cayó en la vulgaridad, pudiendo ver con sutileza el aspecto humorístico y absurdo de la realidad, por debajo de la aparente monotonía. Aludió con sorna a los políticos del civilismo, a los militares, a los funcionarios públicos y a las muchachas casaderas. Al mismo tiempo, se vislumbra un íntimo sentido amargo o desengañado de las cosas, por lo cual mezcló las sonrisas con las lágrimas.

Hay también en varias de sus creaciones poéticas un donoso lirismo erótico. Cantó al amor fugaz, similar al “ir y venir de una ola de mar”, y tuvo la audacia de celebrar en dos sonetos (que se volvieron muy populares) a una cortesana, no a través de éxtasis de la pasión, sino para aludir sarcásticamente a su vida alegre y trágica. Dedicó un poema al “café de las ghirantas”, y también escribió unas rimas carnavalescas con la frase de “Pierrot estaba y no estaba pero yo estaba bebido”.

Washington Delgado ha resumido así el aporte de Yerovi a las letras peruanas:

Otro crítico, Ricardo González Vigil, apunta:

“Recóndita”

Véase también

• Literatura peruana

Referencias

Bibliografía

• Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición, corregida y aumentada. Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo Palma". Impreso en Santiago de Chile, 1998.
• Grandes Forjadores del Perú. Lima, Lexus Editores, 2001. ISBN 9972-625-50-8
• Sánchez, Luis Alberto: La literatura peruana. Derrotero para una historia cultural del Perú, tomo IV. Cuarta edición y definitiva. Lima, P. L. Villanueva Editor, 1975.
• Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 17, VAC-ZUZ. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-166-9