- Marquesado Villapalma de Encalada, Familia Calvo
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La familia Calvo, antiguamente Calvo de Encalada, es una de las familias fundadoras de Chile y fue una de las principales de la sociedad colonial. Formó parte activa en la aristocracia castellano-vasca en tiempos de la Independencia, siendo sus miembros y descendientes importantísimos funcionarios en los inicios de la República.
Antecedentes en la Península
El apellido compuesto Calvo Encalada, o Calvo de Encalada, según su antigua forma definitiva. trae su origen del licemciado don Manuel Calvo Domonte, natural de la Villa de la Palma, dióceis de Sevilla, con doña Petronila Encalada, natural de la villa de Villalba, en la misma diócesis, celebrado el 19 de abril de 1610 en ésta última población. Don Manuel Calvo fijó su residencia en el lugar de nacimiento de su mujer, donde ejerció, según parece, la profesión legal, y los más altos cargos públicos de la villa: alcalde de la Hermandad en 1640 y gobernador nueve años más tarde. Este es el bisabuelo del arrogante marqués de Villapalma de Encalada, que, después de haberse unido en matrimonio con la hija del oidor decano de la audiencia de Chile, casó a las suyas propias con ministros y fiscales del mismo tribunal. Don Manuel Calvo y doña Petronila Encalada engendraron dos varones: don Diego y don Alonso Calvo de Encalada. El primero de ellos mejoraría considerablemente la posición social de la familia. A los 23 años de edad fue nombrado alcalde de la Hermandad de Villalba. Posteriormente consiguió ser admitido en la orden de Calatrava. Por último, cuando ya había vivido medio siglo completo, contrajo matrimonio en Sevilla con doña Lorenza María de Orosco, hija de un caballero de Alcántara y 24 de la ciudad, el 22 de septiembre de 1666. La familia de Orosco era distinguidísima. Tres hermanos de la novia, don Diego, don Bernabé y don Juan fueron condecorados con la cruz de caballeros de Santiago. De este matrimonio nacieron seis hijos: doña Petronila, don Pedro, doña Isabel, don Diego, don Francisco y doña María. Don Diego Calvo de Encalada falleció de bastante edad, y su viuda contrajo segundas nupcias con Sebastián Melgarejo y Ponce de León.
Familia Calvo en América
Uno de los hijos del primer matrimonio, don Diego, se hallaba dotado de caracter aventurero, y reolvió acompañar a América a uno de sus tíos. Don Diego Calvo de Encalada y Orosco había nacido en Sevilla el 22 de agosto de 1673, y había sido bautizado con los nombres de diego José Fernando Felipe. Después de haber permanecido unos años en el virreinato del Perú, se trasladó a Chile en las postrimerías del gobierno de Tomás Marín de Poveda. Excelentes recomendaciones debió traer este funcionario, pues en espacio de pocos meses le elevó a los primeros cargos del ejército. El 5 de enero de 1698 Calvo de Encalada recibió los despachos de capitán de Infantería en el tercio de Yumbel; dos días más tarde, el 7 de enero, los de capitán de caballos ligeros lanzas españolas, en el mismo tercio; y, por último, el 31 de mayo, los de comisario general de caballería. Poco tiempo permaneció, sin embargo, en nuestro país este afortunado militar. Previa la licencia necesaria partió al virreinato a mediados de junio. Durante su residencia en la frontera, Calvo de Encalada había alcanzado, sin embargo, a prestar servicios inestimables al ejército y al presidente, los cuales fueron suministrar géneros y mercaderías, traídas del Perú, por un valor de doce mil pesos, a fin de que se compraran trigo y vacas para la manutención de los soldados.
Don Diego Calvo de Encalada y Orosco volvió a nuestro país, y contrajo matrimonio en Santiago, el 21 de abril de 1700, con una rica heredera, doña Catalina Chacón y Carvajal. A sus cualidades personales y a su gran fortuna, esta señora agregaba el prestigio ganado por sus abuelos en las guerras de Chile. Doña Catalina podía enorgullecerse de sus antepasados, tanto por línea paterna como por línea materna. La familia Chacón había sido fundada por un soldado de la hueste de don García hurtado de Mendoza, don antonio Chacón, que recibió del gobernador Rodrigo de Quiroga el título de capitán, y más tarde éste mismo la confió a don Antonio el corregimiento de Cuyo. El capitán don Antonio Chacón había contraído matrimonio con doña Luisa de Morales. De este enlace nacieron doña Inés, casada con don Bartolomé Rojas y Puebla, y don Antonio, regidor del cabildo de la Serena en 1603, casado con doña Constanza de Quiroga, hija de un sobrino del gobernador, llamado Bernardino, quien recibió de Alonso de Rivera el empleo de tesorero de Santiago. Don Antonio Chacón y Morales tuvo de su legítima mujer los siguientes hijos: - Doña Juana, casada en primeras nupcias con Miquel Ortiz de Elguea; y en segundas nupcias con don Francisco Sáenz de Mena, hijo del licenciado Cristóbal de Escobar y de doña Catalina Sáenz de Mena. - Doña Luisa, casada con el general don Martin Hurtado de Mendoza, vecino de la Serena, y natural de la ciudad de Alfaro, en España; hijo legítimo de don Jerónimo Hurtado de Mendoza, primer tesorero de este nombre en la ciudad de Santiago, y de la señora Leonor de Cosgaya y Antillón. - Don Antonio, casado con doña María Cajal, de la familia del oidor Juan Cajal. De este último matrimonio nació el capitán don Juan Chacón y Cajal, marido de doña Melchora Carvajal y Flores de León. Estos eran los padres de la mujer de don Diego Calvo de Encalada y Orosco. La señora Crvajal era hija del capitán don Juan de Carvajal y Mendoza, y de doña Clara Flores de León; y nieta, por línea paterna, del oidor de Chile don Rodrigo de Carvajal y Mendoza, y, por línea materna, del maestre de campo don Diego Flores de León, noble español que combatió por mucho tiempo en las guerras de Arauco. Doña Catalina Chacón y Carvajal llevó valiosa dote a su marido: una gran casa en Santiago, situada en la calle Agustinas; la estancia de Codao, al norte del río Cachapoal; y una gran encomienda de indígenas, transplantados en la misma estancia.
Aunque don Diego Calvo de Encalada y Orosco había obtenido, como se ha dicho, el alto cargo de comisario general de la caballería en el ejército de Chile, no pensó en consagrarse al servio militar. Al contrario, se sintió atraído con fuerza irresistible a la carrera de comerciante, en la que esperaba adquirir gran riqueza, quizás con el propóisito de regresar más tarde a la Península. Un noble de su clase debía sentirse contrariado en una colonia tan pobre como Chile. Poco tiempo después de su matrimonio se le ofreció la oportunidad de un buen negocio. Don Tomás Marín de Poveda había dejado la presidencia en manos de su sucesor, don Francisco Ibáñez y Peralta, a fines de mayo de 1700; y había vuelto a la vida privada con la conciencia limpia, pero sin bienes de fortuna. El ex-presidente concibió entonces la idea de hacerse mecader, aprovechando sus relaciones en el virreinato del Perú; y, a etse efecto, formó una compañía con don Bernardo Gurmendi, rico capitalista guipuzcoano que vivía en Lima, y era su cuñado, pues había contraído matrimonio con doña Mercedes de Urdanegui, hermana carnal de la que había sido su mujer. El negocio consistía en comprar mulas en Chile, para venderlas en Potosí. Don Diego Calvo de Encalada quiso también tener participación en esta compañía, y se ofreció para realizar en persona aquella venta. Marín de Poveda aceptó gustoso tal propuesta, pero manifestó a Calvo de Encalada que no deseaba aparecer públicamente como interesado en este asunto, no solo por el mal estado de sus negocios sino porque aún no había sido sometido al juicio de residencia. Así se explica que don Diego Calvo de Encalada, por escritura del 18 de abril de 1701, se comprometiera a pagar al cantidad de 80.000 pesos, después de vendidas las 3,500 mulas que debía llevar al Perú, a don Bernardo Gurmendi, sin nombrar para nada a Marín de Poveda. Cuando Calvo de Encalada volvió a Chile ya había muerto don Tomás Marín de Poveda, y los hijos de éste se hallaban confiados a la dirección de su abuela, doña Constanza Lujan y Recalde, Marquesa de Villafuerte, tía abuela de doña Isabel Pardo de Figueroa, la cual debía contraer matrimonio con el oidor en Chile Martín de Recabarren. Calvo de Encalada, como era natural, fue muy bien recibido en nuestra sociedad, y en 1706 fue nombrado alcalde ordinario del cabildo de Santiago. Su hogar empezó a poblarse de hijos y sus negocios prosperaron. En 1713 adquirió una extensa propiedad, cercana a Codao, llamada Estancia de Cocalán, que había pertenecidoa a su suegro, el capitán don Juan Chacón y Cajal. Esta finca hubo de ser vendida por el gravamen de los corriodos de un censo que se debían al rector de la Catedral de Santiago, don Antonio de Irarrazabal. De tan buena reputación gozaba Calvo de Encalada ante las autoridades que el 1° de marzo de 1717 fue comisionado por la Real Audiencia para perseguir un contrabando que acababa de efectuarse en Concepción y capturar a los culpables. A fines de ese mismo año se hizo cargo de la presidencia de Chile don Gabriel Cano y Aponte, y don Diego tuvo en él a su amigo más decidido y entusiasta. Probablemente el gobernador había recibido de España recomendaciones muy favorables a favor de Calvo de Encalada, pues a los pocos días de llegar a Santiago, por decreto de 28 de diciembre de 1717, le nombró corregidor del partido de Colchagua. Ejerció este empleo don Diego por espacio de 5 años, y fue absuelto en el juicio de residencia. Calvo de Encalada recibió nuevos encargos de importancia por parte del presidente, y, a su vez, don Diego ayudó eficazmente al gobernador proporcionando bastimentos y caballos para el ejército, en tiempos en que no cualquiera podía conseguirlos.
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