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Barbarita Nieves
Barbarita Nieves (llanos de Apure, c. 1803 - †Maracay, Aragua, 14 de diciembre de 1847), fue una mujer venezolana, compañera sentimental de José Antonio Páez.
Se desconoce con exactitud la fecha de su nacimiento, señalándose que la misma se produjo cerca de 1803 en los Llanos de Apure. Conoció al general posiblemente en 1820, uniéndose al «Centauro de los llanos» al año siguiente luego que éste abandonara a su legitima esposa, Dominga Ortiz. Desde entonces estuvo al lado del caudillo, en la vida del cual introdujo el gusto por la cultura. En este sentido, según José Antonio Calcaño, Barbarita motivó a que Páez leyera a Lamartine, Rousseau y Cervantes. De tal modo esto explica de acuerdo con Calcaño que desde el gobierno Páez las empresas musicales, así como la enseñanza de la música. Asimismo, además del gustó por la lectura y el conocimiento, Barbarita estimuló en Páez el amor por el teatro, la pintura y el aprendizaje de varios idiomas. Páez y Barbarita Nieves convivieron durante más de 25 años en Valencia, Maracay y Caracas. Cuando residía en la capital de la República, pernoctaba en La Viñeta, casa de amplios patios y jardines.
En 1830, Barbarita se encontraba en la ciudad de Valencia junto con la esposa de Miguel Peña y otras señoras con las que asistía a las sesiones del Congreso. Cuando un hijo del bandido Diego Cisneros cayó en poder las tropas de Páez, quien tomó al niño bajo su protección y lo hizo bautizar, siendo él el padrino y Barbarita la madrina; hecho que le comunicó Páez a Cisneros en septiembre de 1831. La importancia de Barbarita llegó a ser tal que en 1832 el cónsul británico sir Robert Ker Porter la visitó en La Viñeta para felicitarla por su santo. Posteriormente, entre febrero y marzo de 1833, Porter la visitó varias veces para pintar un retrato, el cual una vez finalizado entregó a Páez. En su Diario de 1833 a 1840, el diplomático describe las recepciones y las funciones teatrales a las que ella y Páez asistían, así como otras reuniones más íntimas en La Viñeta, donde sus hijas Ursula y Juana bailaban la «cachucha» y el «bolero» ante un grupo de amigos venezolanos y extranjeros. En octubre de 1839, Paéz, Barbarita y las dos jóvenes visitaron a Porter en su casa para ver la pintura de un tema religioso que estaba realizando. Poco después Páez quien para ese entonces era presidente de la República, dio una recepción con música y baile el 21 de octubre, con motivo del onomástico de la hija mayor de la pareja, Ursula. Con el pasar de los años Barbarita se vio afectada por una grave enfermedad que la llevó a la tumba, lo cual coincidió con el distanciamiento de Páez respecto al presidente José Tadeo Monagas y su posterior enfrentamiento. En definitiva, la muerte de Barbarita afectó mucho al general José Antonio Páez. En tal sentido, en las cartas que escribió entonces al médico Carlos Arvelo y otros amigos, Páez comentaba que el vacío que había dejado Barbarita en su casa era eterno. Años después, en 1850, encontrándose preso en el castillo de Cumaná, su esposa Dominga Ortiz y su hija Rosario acudieron a esa ciudad para mitigar su pena.
Referencias
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