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Casa Mantilla
La casa Mantilla es un edificio de viviendas, situado en Valladolid, en la acera de Recoletos, construido a finales del siglo XIX, paradigmático de la arquitectura burguesa en esta ciudad.
La acera de Recoletos, hasta bien entrado el siglo XIX, había estado ocupada por edificios conventuales y hospitales cuyos edificios databan en gran parte del siglo XVI y principios del siguiente. Tras la Desamortización de Mendizábal, la nueva burguesía decimonónica se adueña de este espacio, demoliendo los antiguos edificios y construyendo en su lugar grandes edificios residenciales. La ubicación de la acera de Recoletos vallisoletana, bordeando por uno de sus lados el parque del Campo Grande, era asimismo ideal para la burguesía de finales del siglo XIX.
Los terrenos que hoy ocupa la casa Mantilla, habían sido antes ocupados por el Hospital de la Resurrección, donde el escritor Miguel de Cervantes había situado su novela El coloquio de los perros. Hacia 1890, el viejo hospital, del que sólo se conserva un fragmento de su portada del siglo XVI, hoy situada en el jardín de la cercana Casa de Cervantes, fue demolido.
Gracias a la iniciativa de Fidel Recio Mantilla, que da nombre a la construcción, en 1891, el arquitecto Julio Saracíbar diseña y construye el edificio. Para su realización, se abrió una nueva calle (la calle Mantilla), de suerte que el edificio ocupa toda la manzana. Se organiza mediante cinco portales, cada uno con su escalera propia, y dos viviendas por planta en los cinco. Casi la totalidad de las piezas poseen ventilación directa, bien por poseer generosos huecos a la calle o bien a patios interiores. La ventilación directa era poco común en aquella época en la que eran habituales las ventilaciones cruzadas y las llamadas alcobas italianas.
El edificio posee una imagen formal exterior muy poderosa. Dos de sus fachadas dan respectivamente a la calle Miguel Íscar y a la acera de Recoletos, espacios del Valladolid burgués finisecular. Las fachadas poseen cuatro pisos y planta baja, en la que se abren grandes arquerías para el comercio. Los pisos poseen grandes miradores, cuya apilación da verticalidad a la fachada y amplios balcones. Las esquinas entre la calle Miguel Íscar y la acera de Recoletos y entre ésta y la calle Mantilla, se resuelven con torreones rematados en cúpula, que también imprimen un importante movimiento ascensional a la fachada. El edificio presenta una decoración en estucos a base de columnas y pilastras, cariátides, guirnaldas o frontones, en parte hoy desaparecidos. El estilo general es ecléctico, de enormes resonancias beaux-artianas francesas en la organización, proporciones de huecos y decoración de las fachadas.
La decoración interior también es del mismo estilo y de gran lujo, con una cuidadosa selección de materiales. Entre las novedades que aportaba esta vivienda, estaban su estructura metálica (oculta), los ascensores hidráulicos o la iluminación eléctrica.
Véase también
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