- Casa de recogidas de Cádiz
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Casa de recogidas de Cádiz
El Diccionario de Autoridades (1737) dice: “Arrepentidas, se llaman las mujeres que habiendo reconocidos sus yerros y soltura de vida, se arrepienten y vuelven a Dios y se encierran en unas casas como monasterios a vivir religiosamente y en comunidad. Dicense comúnmente “Las Recogidas”. El fin de estas casas era “recoger a las mujeres que se han pervertido en el mundo ofendiendo al Señor con delitos de deshonestidad e impureza”. Generalmente vivían de la costura, labores de encajes de bolillo y de la dulcería.
La primera “casa de arrepentida” fue fundada en Toledo en 1550, prontamente seguidas por otras en Granada, Roma (1562), etc. En Sevilla llegaron a ser varias y la Condesa de Niebla fundó una en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). La Casa de arrepentidas de la ciudad de Cádiz fue fundada en el año 1678, a primeros de septiembre, simultáneamente con la Iglesia de la Conversión de San Pablo (Cádiz), gracias a una donación de Dª. Jacinta Martínez de Susalaga siendo Obispo D. Juan de Isla, aunuqe según otra fuente (Luís Carrasco), la casa de Cádiz es fundada en 1631 por el Obispo de la Orden Franciscana Fray Juan Guerra, en un inmueble sito junto a la Iglesia de San Pablo.
Consigue que un gran número de mancebas se acojan a la casa, creando un gran descontento en el Cabildo de la Ciudad, ya que merman mucho los ingresos que obtenían con la mancebía y con los que pagaba a los médicos, cirujanos y gurdas de la ciudad. Al no ser contestada la protesta el Regidor D. Juan de Narganes acompañado de corchetes y alguaciles, abordan la casa sacando a las mozas, que en corporación, son conducidas de nuevo a la mancebía, sita en la calle de Dapelo, para que siguieran ejerciendo “su arte, profesión u oficio”. El Obispo termina excomulgando a los regidores al no responder a su requerimiento: que se las permita volver a la Casa de Arrepentidas. Llegó a poner vigilancia seglar en la puerta de la mancebía.
Dispuso de tres casa propias, rentas de once censos y de cinco patronatos de obras pías y de siete acciones de dos mil reales cada una en el banco nacional de San Carlos. Con estos ingresos se mantenía a diversos empleados: un ama, una maestra, un sacristán, una cocinera, un mozo y un basurero. A pesar de estas aportaciones la institución necesitó de las aportaciones de limosnas, especialmente en el último cuarto del siglo XVIII. El gremio de barberos funda en 1773 la Hermandad de Nuestra Señora del Amparo, que tomaría a su cargo la educación de las mujeres arrepentidas y niñas huérfanas, de la casa adjunta a la iglesia de San Pablo. Así, en 1774 hubo que habilitar para seis niñas unas cuantas piezas, aunque evitando su mezcla con las “recogidas”.
Esta casa continuó ejerciendo su labor con mujeres jóvenes, huérfanas o solas, hasta el último cuarto del siglo XX, dirigidas por las Reverendas Madres Filipenses, hasta que estas abandonaron la casa y trasladaron el hogar de acogida a la calle Cervantes. Por último, tras su venta, el edificio ha sido rehabilitado en el año 2007, como viviendas particulares y dependencias anejas a la sacristía de la Iglesia de la Conversión de San Pablo.
Referencias
- Historia de Cádiz. Los siglos decisivos, Vol. II. Manuel Bustos. Silex Editorial 1990.
- Las mujeres de la mala vida en el siglo de oro español. Luís Carrasco.
- Archivos de la Real y Venerables Archicofradía de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo, María Santísima de las Angustias y San Juan Evangelista.[1]
Categoría: Historia de Cádiz
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