- Comercio romano
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Comercio romano
El comercio romano fue la actividad de intercambio de productos por dinero u otros bienes que se producía en la antigua Roma, y que se desarrolló durante la república y el imperio para llegar al máximo los siglos I y II favorecido por la seguridad y las buenas comunicaciones, y en general por la paz romana.
El comercio se organizaban a través de los mercados diarios, uno cada nona (es decir, cada ocho días) llamados Nundinae. Existían otros mercados periódicos, como ferias, llamados Mercatus.
Al principio el pago de grandes cantidades se hacía en bueyes y carneros (1 buey = 100 ases = 10 carneros; 1 cordero = 10 ases), el bronce (aes) fue también adoptado como tipo de cambio (de donde aestimatio).
Como productos importados, junto a algunos de escasa incidencia en la población y limitados a las clases altas del Estado (las joyas de oro, el vidrio fundido, los objetos de alabastro, los huevos de avestruz pintados, las perlas de vidrio o de ámbar, los perfumes, los adornos, telas, púrpura, marfil e incienso), habían otros de uso más común: los vasos de cobre, los cántaros (amphoraoampulla ), las copas (cràtera), el aceite, la garganta (commissari), la artesa ((obsoninium), la masa y otros comestibles (lucuns, placenta, turunda ...), los platos (patina), la grasa (Arvin), el cuero (lorum), y otros.
Los intercambios comerciales, inicialmente pagados en bueyes y carneros, se empezaron a pagar más tarde con monedas de cobre. La primera moneda fue la libra de cobre. Después se fueron incorporando las monedas de plata (denario y sestercios).
El comercio de Roma con la provincia de Hispania Citerior tuvo un producto destacado: el vino, que era llevado hacia los mercados celtíberos mediante Calagurris (Calahorra) y otras ciudades. Los turdetanos, que cultivaban el vino desde antiguamente, vieron ampliada limitadamente su producción.
- Ver Antigua Roma
Interrupción del comercio en el siglo III
Para la vida romana de aquella época fue muy grave la interrupción del comercio, iniciada con las invasiones devastadoras que penetraban profundamente en el Imperio y el surgimiento del bandidaje en diversos puntos del Imperio en la segunda mitad del siglo III.
Todos aquellos que dependían del comercio para subsistir, desde los ricos mercaderes hasta los trabajadores vinícolas, quedaron seriamente afectados por un doble motivo: la escasa producción, la guerra o la inseguridad impedían la llegada de las mercancías; y cuando llegaban los campesinos, empobrecidos por la perdida de valor del dinero y las fuertes obligaciones a las que estaban sometidos, no podían adquirir los productos.
La falta de comercio hizo bajar las condiciones generales de vida, y contribuyó ampliamente al aumento de los precios (al menos los productos básicos, muy solicitados, llegaron a precios altísimos), y por tanto al rápido empobrecimiento de la población.
La dificultad de los viajes y del transporte, en contraste con la situación anterior, eran notables. Cualquier viajero o caravana debía arriesgarse a tropezar con una horda de bárbaros, y si no era el caso, era un víctima fácil de los bandidos que, ante la situación de pobreza, habían surgido por todo el Imperio y que incluso se organizaron en bandas.
Categoría: Economía de la Antigua Roma
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