- Aburrimiento
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El aburrimiento es el cansancio o fastidio causados generalmente por disgustos o molestias, o por no tener nada que divierta y distraiga. Se le suele llamar también hastío.
Es lo contrario de la diversión o del entretenimiento. Puede causar bostezos debido a la ineficiente circulación de la sangre durante la quietud. Puede resultar de limitaciones externas (confinamiento solitario, privación sensorial, falta de estímulos, trabajo monótono) o de una inhibición interna.
Aquellos que se encuentran temporalmente aburridos pueden considerar su estado como una mera pérdida de tiempo, pero generalmente lo consideran aún peor. Por otra parte, puede pensarse que tener mucho tiempo libre causa aburrimiento. De hecho, el tiempo parece transcurrir más lento cuando alguien sufre de aburrimiento. El aburrimiento también puede ser un síntoma de depresión clínica.
Aburrimiento (latín: ab- prefijo «sin», horrere «horror») es la existencia desprovista de sentido, cuando ya no queda nada por perder, nada a que temer. Ejemplo de su uso en el siglo XIV: «mas los enemigos eran assi aborridos que nenguno no se tiraua atras, antes cadascuno era uolenteroso de morir».
El aburrimiento también puede llevar a acciones impulsivas o excesivas sin sentido, o incluso que perjudiquen los propios intereses. Por ejemplo, hay estudios sobre el comportamiento financiero que muestran que los accionistas pueden comprar o vender sin una razón objetiva simplemente porque se aburren y no tienen nada mejor que hacer. Algunos psicólogos coinciden en afirmar que una de las razones que mueven a los jóvenes a entrar en el mundo de la droga y el alcoholismo es precisamente el aburrimiento. Igualmente pasa con los niños: precisamente el aburrimiento es lo que los induce a cometer travesuras (lo que coloquialmente se llama "portarse mal").
La respuesta del ser humano más aceptada y extendida al aburrimiento es realizar tareas que no requieran apenas esfuerzo (ni físico ni psíquico) y que le mantengan concentrado y absorto (y por tanto evadir el aburrimiento). La forma más común son los llamados pasatiempos. Se ha comprobado que el primer pasatiempo fue pensado como tal por el periodista Arthur Wyne en la segunda década del siglo XX. Sin embargo, no fue hasta la siguiente década cuando se publicó el primer libro de pasatiempos del que se vendieron 750.000 unidades en sólo una semana.
En la filosofía
En filosofía, el aburrimiento aparece frecuentemente junto a sentimientos como el disgusto, el miedo. Sobre él han escrito Søren Kierkegaard, Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche y Neil Postman. En concreto, Kierkegaard tenía la teoría de que el aburrimiento fue lo que pobló al mundo: Dios se aburría y, por eso, creó a Adán; como Dios y Adán se aburrían, vino Eva, etc.
Filósofos y moralistas han insistido sobre este temple de ánimo, vinculándolo a un sentimiento que tiene como correlato, lo cósmico. Pascal decía que sin la diversión caeríamos fácilmente en el aburrimiento. La diversión nos deleita y nos facilita la vida, haciéndonos llegar inadvertidamente a la muerte.
Schopenhauer observaba que, apenas la miseria y el dolor conceden al hombre una tregua, el aburrimiento se acerca en seguida.
Leopardi creyó ver en el aburrimiento la experiencia de la nulidad de todo. A su vez Heidegger se ha ocupado también del aburrimiento. (¿Qué es metafísica?). Por el hastío o aburrimiento el velo habitual de los seres se descorre y las existencia o entes quedan desprovistos de esa cobertura. El ente en su totalidad agobiante, se nos hace presente. "Estamos aburridos de todo". Y aquí todo se refiere a la totalidad del ente. Con este carácter está muy próximo a la "náusea" sartreana. La totalidad de los seres se esfuma en tanto que seres y se desnudan los entes como masa amorfa. La gratuidad de todo lo que es, la falta de fundamentación, entonces, se transparenta.
Kierkegaard aproxima el aburrimiento a la melancolía. Y lo considera como una de las consecuencias del ejercicio de la vida estética. Uno de los tres primeros niveles o formas en que se puede vivir la existencia humana.
En el psicoanálisis
En su «Televisión» (1973), editado por Anagrama en castellano, Jacques Lacan despliega las seis pasiones del alma que propone frente a las de Descartes. Ellas son: la felicidad, el gai savoir, la beatitud, el mal humor, la tristeza y el aburrimiento. Fueron aisladas por Jacques-Alain Miller en su curso de 18 de junio de 1987, y Eric Laurent las definió en Bahía como «pasiones de separación»; es decir, las maneras de vivir la pulsión después de que se ha llevado el análisis a su término. También suele aparecer al ver telecinco.
Enlaces externos
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