- Hágalo usted mismo
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El «hazlo tú mismo», «hágalo usted mismo» o bricolaje, abreviado como HTM, HUM o DIY (en inglés «Do It Yourself»), es la práctica de la fabricación o reparación de cosas por uno mismo, de modo que se ahorra dinero, se entretiene y se aprende al mismo tiempo. Es una forma de autoproducción sin esperar la voluntad de otros para realizar las convicciones propias.
La ética del Do It Yourself está generalmente asociada a varios movimientos anticapitalistas, ya que rechaza la idea de tener que comprar siempre a otros las cosas que uno desea o necesita. Se trata de un movimiento contracultural trasladable a cualquier ámbito de la vida cotidiana. Hay muchos ejemplos del uso de esta filosofía. La primera puede ser las reparaciones que suele hacer el dueño de casa, sin la necesidad de tener que recurrir a profesionales como fontaneros, electricistas, etc.
El movimiento punk se ha caracterizado por hacer parte de él esta filosofía, al reparar prendas, o al fabricarlas ellos mismos, así como para decorar pantalones, remeras, cazadoras de cuero, camisetas y demás. También se organizan sus propios sistemas de trabajo, comunicación, edición y distribución. Esto ha sido heredado a otros movimientos contraculturales, tales como el hardcore punk, el indie y contraculturas denominadas alternativas.
Muchos músicos de instrumentos eléctricos (guitarras y bajos principalmente) fabrican sus propios pedales de efectos, amplificadores o incluso sus propios instrumentos. Otros, renuncian directamente a usarlos y se sirven de instrumentos de más fácil adquisición o manejo, por ejemplo acústicos, como ocurre con grupos punk como Jonathan Richman & The Modern Lovers o Violent Femmes.
También se habla de DIY para referirse a aquellos artistas que, oponiéndose al sistema establecido por la industria musical actual, graban con sus propios medios (y en ocasiones con un presupuesto cero), autogestionan sus actuaciones, autopromocionan su música, etc.
Contenido
Evolución de lo DIY
Siguiendo la filosofía de obtener satisfacción personal al realizar algo "hecho por cada uno", este movimiento se ha extendido a casi cualquier capa creativa imaginable. La artesanía, compañera inseparable del ser humano desde antes de que aprendiese a escribir, ha sabido adaptar las técnicas clásicas a cada una de las nuevas exigencias de la sociedad.
Tras una industrialización desmesurada de todos los campos del conocimiento, las piezas únicas realizadas por la mano experta (o no) de un artesano han vuelto a incrementar su valor. Desde la cocina hasta los complementos de ropa, la pintura, la escultura, etc.
Al haberse constituido como un recurso de ocio, que además añade el valor de la exclusividad en el producto realizado, son cada vez más y más numerosos los adeptos de este movimiento social que se dedican ya no solo a vender piezas de artesanía en destinos turísticos, para ganarse la vida, como los clásicos hippies de Ibiza (España), sino que ha extendido a cotas de edad poco habituales ciertas labores clásicamente domésticas.
Es fácil ver hoy día a alguien de corta edad realizando labores de punto, o crochet, tanto para vestir como para decorar (muestra de lo cual son los cada vez más populares Amigurumi). Además, este movimiento ha hecho que colectivos que típicamente no realizaban determinadas tareas, se interesen por ellas de una forma cada vez mayor: el DIY ha hecho que el bricolaje no sea una actividad típicamente masculina, así como ha hecho de muchos hombre, grandes diseñadores de moda, complementos, o piezas de artesanía clásicamente fabricadas por mujeres.
Dada su naturaleza objetiva del movimiento, la perfección de la obra, su caracter y, en definitiva, la habilidad del artesano, priman sobre su sexo, condición o incluso edad. Todo ello convierten lo "Hecho por uno Mismo" en algo más que un movimiento social.
El "hazlo tu mismo" como estrategia de márketing
Aunque parece que el concepto tiene una gran implicación de autogestión, también ha sido muy promocionado como estrategia para dar salida a otros productos que podían dejar de venderse, o ampliar los mercados de ciertos productos.
El hecho de hacerlo uno mismo también suele tener implicaciones mercantiles, pues muchas materias primas tienen que adquirirse en el mercado, aumentando las ventas. Así se encuadró una manera de concebir la materia prima en 2 consumos, uno industrial y otro casero. Consiguiendo así multiplicar el consumo exponencialmente.
Como ejemplo evidente, el hecho de fabricarse la propia energía para no depender de la red eléctrica y tener la propia electricidad de forma más o menos artesanal, quiere decir producir más generadores, más acumuladores, más inversores, a parte de los de la gran planta de producción para obtener muy poquito rendimiento de más. Lo cual ayuda a incentivar el consumo, y finalmente se consigue lo contrario de lo que se pretende, consumir más.
Véase también
- Prosumo
- Bricolaje
- Grassroots
Enlaces externos
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