- Deflación (economía)
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Deflación (economía)
La deflación es la bajada generalizada del nivel de precios de bienes y servicios en una economía. Es el movimiento contrario a la inflación.
Es la situación económica en que los precios disminuyen producto de una caída en la demanda, y es mucho más maligna, y temida por los empresarios que la inflación.
La deflación puede desencadenar un círculo vicioso: Los comerciantes tienen que vender sus productos para cubrir al menos sus costos fijos (entendiendo que el precio ya no alcanza para pagar los costes variables), por lo que bajan los precios. Con los precios bajando de forma generalizada, la demanda disminuye más, porque los consumidores entienden que no merece la pena comprar si mañana todo será todavía más barato. En la inflación, sin embargo, ocurre todo lo contrario, dado que los consumidores prefieren comprar antes los bienes de larga duración, para anticiparse a subidas de precios.
Dado este círculo vicioso, la deflación se convierte en causa y efecto de la falta de circulación del dinero en la economía, porque todos prefieren retenerlo.
Al final, la economía se derrumba, dado que la industria no encuentra salida a sus productos y sólo consigue pérdidas.
Contenido
Medidas contra la deflación
Existen dos tipos de políticas, las monetarias y las fiscales:
Políticas monetarias
La primera forma de luchar contra la deflación es bajando el precio del dinero. Esto equivaldría a poner más dinero en circulación (los tipos de interés son más baratos, y compensa endeudarse) y la gente tendería a consumir más.
El ahorro compensa menos con los tipos de interés bajos, porque el banco da menos intereses por los ahorros. Eso hace que interese invertir esos ahorros en inversiones variables (empresas) o, simplemente, gastarlo.
Las políticas monetarias son las tratadas directamente por un país como:
- Controles de cambio
- Devaluaciones
- Crawling peq
- Aumento de sueldo y salario por decreto
- Maxidevaluaciones
- Aumento de la moneda cotizada en los mercados internacionales
Políticas fiscales
La política fiscal supone un aumento del gasto público, una reducción de los impuestos y aumento de las transferencias. En el primer caso, se intenta suplir la ausencia de demanda del sector privado con la del sector público. En el segundo caso, la reducción de impuestos supone más dinero para gastar en manos privadas, y un empujón al consumo.
Ambas medidas tienen el problema de que aumentan el endeudamiento del Estado.
Otras definiciones causas y consecuencias
La deflación es una caída de los precios en el conjunto de la economía que se prolonga durante varios períodos (al menos dos trimestres según el Fondo Monetario Internacional). Por lo tanto, se excluyen las caídas de precios en sectores concretos o que se produzcan de forma puntual. La deflación es el fenómeno económico opuesto a la inflación.
Conviene distinguir deflación de desinflación, término que aparece con cierta frecuencia en los medios de comunicación. La desinflación se define como una desaceleración de los precios, es decir, siguen creciendo pero a un ritmo menor, mientras que la deflación implicaría tasas de variación negativas del IPC.
La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es superior a la demanda: el sector empresarial se ve obligado a reducir los precios para poder vender la producción y no verse obligado a acumular stocks. Este desajuste entre oferta y demanda puede venir por dos motivos:
Insuficiencia de la demanda. Por ejemplo, en la Gran Depresión ocurrida en los Estados Unidos a finales de los años 20, el derrumbe de los mercados bursátiles y el colapso del sistema financiero redujo drásticamente la capacidad de gasto de las familias induciendo una espiral deflacionista: el IPC se redujo un 24% entre agosto de 1929 y marzo de 1933. Exceso de la oferta. El mejor ejemplo es la coyuntura actual. En los últimos años del fuerte ciclo expansivo de los noventa, las empresas acometieron cuantiosos proyectos de inversión seducidas por la "nueva economía". La no cristalización de estas expectativas dejó al sector productivo (sobre todo en USA) con un fuerte exceso de capacidad que todavía no ha sido purgado: en Estados Unidos el uso de capacidad estaba (abril-2003) en el 74%, siete puntos por debajo de la medía 1972-2002. El impacto de este desajuste sobre los precios puede verse acentuado por cambios estructurales en la economía mundial que impliquen un incremento de la productividad o de la competencia entre las empresas, como ocurre en los últimos años con la progresiva desaparición de las barreras al comercio mundial y la liberalización de sectores básicos (telefonía, transporte, energía) en muchos países.
En realidad, la deflación ha sido un fenómeno muy poco frecuente en el siglo XX, donde sólo se han registrado dos casos relevantes. El primero, ya citado, fue la Gran Depresión norteamericana que se reproduciría en Japón y Suecia (-25% y -20% en precios). El segundo se observa en Japón desde mediados de los 90 hasta la actualidad. No obstante, a día de hoy, podemos encontrar tasas leves de deflación en España.
Los efectos de la deflación sobre la actividad económica son muy negativos y difíciles de corregir. Un descenso de los precios deteriora los resultados empresariales, lo que implica recortes de plantilla y de inversión en bienes de equipo, lo que a su vez lleva a una disminución de la demanda que de nuevo recorta el excedente empresarial. En ausencia de políticas correctoras, la salida de este círculo vicioso sólo se produce cuando los precios han disminuido lo suficiente para que los consumidores y empresas puedan restablecer progresivamente su nivel de demanda.
Además, la deflación provoca fuertes distorsiones en la actividad financiera, ya que aumenta la carga real de intereses que sufren los deudores. En efecto, los tipos de interés no pueden disminuir por debajo de cero, pero los precios están cayendo, lo que aumenta el poder adquisitivo del dinero. Si una persona pide 100€ con interés cero a un año y los precios caen un 10%, en términos reales la deuda se habrá transformado en 110€.
Las políticas que la Administración puede aplicar para actuar contra la deflación estarán orientadas a potenciar la demanda para cubrir el desfase con la oferta. El consenso entre los economistas sobre la mejor opción se limita al énfasis en actuar a anteriori (prevenir la deflación) más que a posteriori (combatir la deflación).
A partir de ahí, las opiniones se agrupan en torno a dos propuestas. La primera (monetaristas) sugiere bajar los tipos de interés y aportar fondos a las entidades financieras para fomentar el crédito a familias y empresas. La segunda (keynesianos) propone incrementar el gasto público para dinamizar la economía. Normalmente, la opción más adecuada dependerá de cada situación y consistirá en una combinación de ambas propuestas.
Por ejemplo, durante la Gran Depresión la Reserva Federal disminuyó los tipos de interés hasta el 0,5% a principios de 1930. Sin embargo, en estas condiciones las familias preferían atesorar su dinero en casa ya que la rentabilidad que ofrecían las entidades financieras era muy reducida (trampa de la liquidez). Al no disponer de recursos de clientes, los bancos no podían conceder préstamos para la actividad productiva. Por ello, fue la política de estímulo a través del gasto público acometida por el presidente Rooselvelt en el marco del "new deal" la herramienta que permitió superar la crisis.
Véase también
Categorías: Terminología económica | Inflación
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