- Acróstico
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Un acróstico (del griego ákros: extremo, y stikhos: línea o verso) es una composición poética o normal en la que las letras iniciales, medias o finales de cada verso u oración leídas en sentido vertical, forman un vocablo o una locución. Por extensión se llama también acróstico a la palabra o locución formada por esas letras.
Contenido
Historia
Sus Los poetas provenzales son por algunos considerados como los primeros que se dedicaron a este género de composiciones y de ellos al parecer lo aprendieron los poetas castellanos.[1]
Este tipo de artificio literario se ha extendido especialmente en momentos literarios en los que las formas rebuscadas han tenido más predicamento, como el Barroco literario.
Acrósticos célebres
El acróstico más característico de la lengua española está constituido por los versos que conforman el Prólogo de La Celestina de Fernando de Royas, (1499), en cuyas octavas se puede leer la siguiente frase:
El bachiller Fernando de Royas acabó la comedia de Calisto y Melibea y fue nacido en la Puebla de Montalván
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- El silencio escuda y suele encubrir
- Las faltas de ingenio e las torpes lenguas;
- Blasón que es contrario publica sus menguas
- Al que mucho habla sin mucho sentir.
- Como la hormiga que deja de ir
- Holgando por tierra con la provisión,
- Iactóse con alas de su perdición:
- LLeváronla en alto, no sabe dónde ir.
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- El aire gozando, ajeno y extraño,
- Rapiña es ya hecha de aves que vuelan;
- Fuertes más que ella por cebo la llevan:
- En las nuevas alas estaba su daño.
- Razón es que aplique a mi pluma este engaño,
- No disimulando con los que arguyen;
- Así que a mí mismo mis alas destruyen,
- Nublosas e flacas, nacidas de hogaño.
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- Donde ésta gozar pensaba volando,
- O yo aquí escribiendo cobrar más honor,
- De lo uno y lo otro nació disfavor:
- Ella es comida y a mí están cortando
- Reproches, revistas e tachas. Callando
- Obstara los daños de envidia e murmuros;
- Y así navegando, los puertos seguros
- Atrás quedan todos ya, cuanto más ando.
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- Si bien discernís mi limpio motivo,
- A cuál se endereza de aquestos extremos,
- Con cuál participa, quién rige sus remos:
- Amor apacible o desamor esquivo,
- Buscad bien el fin de aquesto que escribo,
- O del principio leed su argumento.
- Leedlo y veréis que, aunque dulce cuento,
- Amantes, que os muestra salir de cautivo.
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- Como el doliente que píldora amarga
- O huye o recela o no puede tragar,
- Métenla dentro de dulce manjar:
- Engáñase el gusto, la salud se alarga.
- Desta manera mi pluma se embarga
- Imponiendo dichos lascivos, rientes,
- Atrae los oídos de penadas gentes:
- De grado escarmientan y arrojan su carga.
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- Este mi deseo cargado de antojos
- Compuso tal fin que el principio desata;
- Acordó de dorar con oro de lata
- Lo más fino oro que vio con sus ojos
- Y encima de rosas sembrar mil abrojos.
- Suplico pues suplan, discretos, mi falta;
- Teman groseros y en obra tan alta
- O vean y callen, o no den enojos.
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- Yo vi en Salamanca la obra presente.
- Movíme acabarla por estas razones:
- Es la primera que estó en vacaciones;
- La otra que oí su inventor ser sciente;
- Y es la final, ver ya la más gente
- Vuelta e mezclada en vicios de amor.
- Estos amantes les pondrán temor
- A fiar de alcahueta, ni de mal sirviente.
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- Y así que esta obra, a mi flaco entender,
- Fue tanto breve cuanto muy sutil,
- Vi que portaba sentencias dos mil:
- En forro de gracias, labor de placer.
- No hizo Dédalo en su oficio e saber
- Alguna más prima entretalladura,
- Si fin diera en esta su propia escritura,
- Corta, un gran hombre y de mucho valer.
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- Jamás no vi sino en terenciana,
- Después que me acuerdo, ni nadie la vido,
- Obra de estilo tan alto y subido
- En lengua común vulgar castellana.
- No tiene sentencia de donde no mana
- Loable a su autor y eterna memoria,
- Al cual Jesucristo reciba en su gloria
- Por su pasión santa, que a todos nos sana.
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- Vosotros que amáis, tomad este ejemplo,
- Este fino arnés con que os defendáis;
- Volved ya las riendas, porque no os perdáis;
- Load siempre a Dios visitando su templo;
- Andad sobre aviso, no seáis de ejemplo
- De muertos y vivos y propios culpados.
- Estando en el mundo yacéis sepultados;
- Muy gran dolor siento cuando esto contemplo.
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- Olvidemos los vicios que así nos prendieron,
- No confiemos en vana esperanza;
- Temamos Aquel que espinas y lanza,
- Azotes y clavos su sangre vertieron;
- La su santa faz herida escupieron,
- Vinagre con hiel fue su potación,
- A cada santo lado consintió un ladrón.
- Nos lleve, le ruego, con los que creyeron
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En el Cancionero general castellano se lee una octava de arte mayor de Luis Tovar bien que embebida alguna letra, porque las iniciales dicen Francina y el nombre era Francisca. Tiene además otra particularidad y es que en el cuerpo de cada verso se incluye el nombre de otra dama, siendo los nombres nueve entre todos, á saber: Eloísa, Ana, Guiomar, Leonor, Blanca, Isabel, Elena, Maria y Francina.
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- Feroz, sin consuelo y sañuda dama,
- Remedia el trabajo a nadie creedero,
- A quien le siguió martirio tan fiero,
- No seas leon ó reina, pues t'ama.
- Cien males se doblan cada hora en que pene,
- Y en tí de tal guisa beldad pues se asienta,
- No seas cruel en así dar afrenta
- al que por te amar ya vida no tiene.
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Los diez libros de Fortuna de Amor que escribió el poeta sardo Antonio de Lofraso y publicó en Barcelona en 1573, concluyen con una composicion titulada Testamento de Amor que consta de 168 versos en 56 tercetos cuyas iniciales dicen:
- Antony de Lofraso sart de Lalquer mefecyt estant en Barselona en lany myl y sincosents setanta y dos per dar fi al present lybre de Fortuna de Amor compost per servysy de lylustre y my señor Conte de Quirra.
En el drama La Corte del Buen Retiro de Patricio de la Escora se lee un soneto acróstico cuyas iniciales dicen Isabel de Borbón.
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- Ira del cielo, amor, fueron tus tiros:
- Sobre el que adora un imposible objeto:
- Arde y su fuego, que ocultó el respeto,
- Bramando exhala en rápidos suspiros.
- En vano ablandan bronces y porfiros
- Lágrimas de dolor. ¡Cruel Aleto!
- Dura suerte! No muda un solo afeto,
- En tanto el hombre cambia en raudos giros.
- Bárbaro amor, concede una esperanza,
- O que á olvidar me mueva su desprecio:
- Rompe, sino, los lazos de la vida:
- Baste ya lo sufrido á tu venganza
- Oh! no escuches, amor, ni ruego necio:
- No: ingrata sea: nunca aborrecida.
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En el poema Cuatro inviernos de Jesús Hernández Gormaz se puede leer la siguiente frase:
Stefy, aguanta, quiero casarme contigo.
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- Si solo amarnos hicimos, lo tienen por delito,
- te juro que no me rindo, unidos por un destino,
- esperemos ese momento, que llegara su tiempo,
- fuertes aguantaremos, que solo son cuatro inviernos,
- y al fin ver el triunfo, juro que sera eterno.
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- Aullo mientras cada luna
- guardando desconsuelo
- un millar y medio yo tengo
- amanece y no hay luna
- noches hay con lamento
- tener noches sin ayuda
- a la espera de mi luna.
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- Que por ti es que vivo
- únicamente por ti
- intento yo no llorar
- esperándote hallar
- risueña mi amada
- otra primavera más.
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- Cuento los días que aun nos faltan
- a espera que pase el invierno
- se que duele nuestra espera
- a que pasen cuatro inviernos
- recuerda en cada mañana
- mi prometida eres amada
- eres quien falta en nuestra casa.
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- Crece mientras tanto bajo el frío del invierno
- otra primavera que recordaremos
- no olvides que solo serán cuatro
- te digo que los superaremos
- imagina la vida que después será
- gozando nosotros de la primavera
- olvida el invierno, la primavera eterna.
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Acrósticos más largos
Uno de los acrósticos más largos, en lengua castellana, se encuentra recogido en el libro Las palabras del aire (1984) de José María Lorite. El libro está compuesto por 31 sonetos. Leyendo la primera letra de cada verso de cada uno de los sonetos, podemos leer un soneto más (objeto del acróstico). En total son 441 versos en acróstico. El objeto del acróstico se reproduce a continuación.
Quiero hacer estos versos con tomillo (Objeto del acróstico)
- Quiero hacer estos versos con tomillo,
- Para que nazcan tímidos y amables.
- No los quiero grandiosos y admirables,
- Los quiero campechanos y sencillos.
- Quiero hacer estos versos con tomillo,
- para que nazcan limpios, impecables,
- Como un agua que fluye interminable,
- Entre campos verdosos y amarillos.
- Quiero una canción blanca, una semilla
- que más tarde de a luz un canto inmerso
- En la vida más simple y más sencilla.
- Quiero un canto sencillo al universo.
- Aunque al final me salga una cuartilla,
- Manchada con el barro de mis versos.
- J. LORITE
Referencias
Categorías:- Juegos de palabras
- Subgéneros líricos
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