- Grabado a punta seca
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El grabado a punta seca es una técnica similar a la del grabado al buril. El artista dibuja la imagen sobre una lámina de zinc o de cobre, sin tratar, utilizando un instrumento que parece un lápiz, generalmente con punta de diamante. A medida que se va haciendo la incisión se va produciendo un surco, levantando a ambos lados una especie de suaves crestas de metal llamadas "rebarbas" o "rebabas".
Las rebabas pueden presentarse a un lado de la línea o surco, o a ambos lados, dependiendo del ángulo de ataque (inclinación de la punta) con respecto a la superficie. Si se trabaja en un ángulo aproximado de 45º, se hace la rebaba sobre el ángulo complementario. Si se trabaja a unos 90º, la punta perpendicular a la superficie, se obtendrá rebaba a ambos lados de la línea.
Estas rebarbas retienen cierta cantidad de tinta y dan al trazo de la punta seca un aspecto rico y aterciopelado. Las rebarbas son delicadas y se desgastan con la continua presión de la prensa por lo que no permiten tiradas de más de 20 o 30 cópias. Para disminuir el desgaste de las rebabas, que también se da durante el proceso de entintado y limpieza de la tinta, es posible someter la placa a un baño electrolítico, con el cual se aporta un metal más duro. Este proceso recibe el nombre de acerado.
Como en el proceso del grabado al aguatinta, la estampación de la punta seca se hace entintando la lámina, limpiándola, colocando un papel humedecido sobre ella e introduciéndola en la prensa.
Véase también
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