- Alberto Ángel Montoya
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Alberto Ángel Montoya (Bogotá, 30 de marzo de 1902 — id., 20 de noviembre de 1970) fue un poeta colombiano conocido como el Maestro del soneto galante.
Poeta colombiano, nacido en Bogotá en 1902.Cultor de un tono romántico trabajado en sonetos magistrales. Enamorado de la bohemia, del amor y de la mujer en niveles de suma elegancia, el poeta mereció el calificativo de maestro del soneto galante. Y eso fue, con toda justeza y exactitud.Su vida estuvo dedicada a la poesía de modo exclusivo. Sus diversos libros, entre los cuales se destacan «La vigilia del vino» y «El alba inútil», fueron reunidos en un solo volumen con el título de «Lección de poesía». Falleció en 1970. Miembro de una muy prestante familia bogotana, gracias a su condición social se dedicó durante toda su vida a deportes como la equitación, el polo y el golf, así como a la tertulia en los clubes bogotanos, la pintura, y la poesía por la que se haría famoso.
Ejemplo de un poema suyo:
EL ALBA INÚTIL
A los labios del hombre taciturno, la aurora trajo un ebrio recuerdo de olvidados cantares. El alba en las pupilas noctámbulas había sorprendido la angustia de las viejas saudades. En los círculos hondos de las mustias ojeras se azulaba un exceso de veladas sensuales. Vertió el vino de Francia en la copa vibrante.
-La noche prolongaban los grises cortinajes-. Miró la flor marchita de su frac un instante, y evocó vagamente: Casi estaba desnuda en la fiebre del baile. El breve seno apenas velaban los encajes. Oprimía la espalda la caricia insinuante que vagaba furtiva de deseos. El talle cedía entre su brazo como un junco ondulante. Después... aún más desnuda la tuvo que en el vals, y pensó vagamente: Flor y mujer, vosotras sólo duráis un baile.
-En la mano brillaba la heráldica sortija herencia antigua y noble de un tiempo inmemorable. Trémula entre los dedos fatigados, la copa despertó una añoranza de mujeres fugaces-.Las lámparas habían develado la alcoba. El alba subrayaba de luz los ventanales. Las severas efigies de los antepasados miraban desde el fondo de remotas edades. Con un grito argentado de dagas, la panoplia al nieto recordaba las glorias ancestrales. Dejó la copa exhausta sobre la mesa grave. Descorrió silencioso los grises cortinajes, y pensó vagamente: ¿Y de todo qué resta tras el sensual alarde? Sólo una flor marchita en la seda del traje. -En las manos del hombre taciturno, la aurora palideció una huella de victorias cobardes-.
Obra
- El alba inútil, 1932
- La vigilia del vino, 1938
- Oración, El ángel de la guarda, 1935
- En blanco mayor, 1935
- Romance de la casa que asustaba por fuera y límite, 1949
- Hay un ciprés al fondo, 1956
- Regreso de la niebla y otros poemas, 1973
Referencias
- Llano Isaza, Rodrigo. "Poetas Liberales", 2004
Categorías:- Nacidos en 1902
- Fallecidos en 1970
- Poetas de Colombia
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