Hermann Alexander Graf Keyserling, Conde de Keyserling (Koenno, Livonia, actual Estonia, 20 de julio de 1880 - Innsbruck, 26 de abril de 1946), fue un filósofo procedente de una familia aristocrática alemana del Báltico. Se casó con Goedela Von Bismarck-Schönhausen, nieta de Otto Von Bismarck. Su hijo, Arnold Keyserling, fue también un renombrado filósofo.

Biografía

Hizo sus estudios en el Gimnasio de Pernau, en las universidades de Ginebra, Dorpat (Tartu), Heidelberg y Viena, estudiando simultaneamente ciencias naturales y químicas, doctorándose en 1902 en filosofía.

De 1903 a 1905 estuvo en Francia y en Inglaterra, y de 1906 a 1907 en Berlín; hizo, posteriormente, otros viajes por Europa y Africa.

Durante la I Guerra Mundial, residió en Ray-Kull, Estonia, y, posteriormente, expulsado por los bolcheviques, en Darmstadt. Fue miembro de la Sociedad Kantiana y de la Sociedad Libre de Filosofía de Darmstadt, donde residió. Se inspiró en la filosofía de Platón y de Kant, simpatizando con todas las direcciones intuicionistas e irracionalistas (Schelling, Bergson, Dilthey, Simmel). En 1920 fundó en Darmstadt, apoyado por el gran duque de Hesse, una Escuela de la Sabiduría, donde invitó al gran poeta indio Rabindranath Tagore. Poseyó un profundo conocimiento de la cultura de oriente, que creyó debía incorporarse al pensamiento occidental. Dirigió D. Leuchter, die Schule der Weisheit, D. Weg zur Vollendung y, con el conde K. Hardenberg y K. Happich, Das Okkulte (Darmstadt, 1923). Algunas de sus producciones salieron en Tat, Logos y Weltanschauung. Sus doctrinas filosóficas entroncan con Kant, aunque luego se matizan de voluntarismo y bergsonismo.

Epistemología

Para Keyserling, el mundo ofrece un caracter marcadamente irracional. La verdad es, a pesar de sus protestas antipragmatistas, algo relativo a la conexión del sentido interior que constituye el alma de cada individuo. El individuo actúa siempre como órgano de la totalidad si representa lo que realmente es.

Existen dos planos bien diferenciados:

1. el fenoménico, necesario, rígido, indiferente en sentido, comparable a las letras del abecedario, simbólico en potencia,
2. y el plano del sentido, orgánico, conexionado, que se expresa a traves de los símbolos fenoménicos.

El sentido absoluto es Dios, que puede manifestarse en cualquier naturaleza, con tal que ésta viva conforme a sí misma. Las formas de la vida, como inmediata expresión del espiritu, se llaman cultura. Si lo externo no significa nada interior no hay cultura, sino técnica, habilidad. Si la cultura no evoluciona, por haber encontrado su expresión adecuada, perece. Este es el sentido de la tan celebrada decadencia de occidente. El sentido se comprende y se realiza. El comprender es un fenomeno originario, un a priori. Los conceptos son órganos. Conocer equivale a reconocer la conexión de sentido. El sentido no se halla ligado a ninguna dirección filosófica como tal. El sentido en sí es la última realidad espiritual que somos capaces de comprender y que coincide con la fuente de la vida; es la última instancia del pensamiento. Por ser el sentido creador, dinamico, su ser esta en pugna constante por expresarse. En sí mismo es totalmente inaprensible; se realiza al expresarse, y la expresión abarca toda su realidad empírica. Lo que se piensa y lo que se dice no pueden ser la misma cosa; hay, pues, una posibilidad de comunicacion inmediata de espíritu a espíritu. Los fenómenos empíricos son el alfabeto del mundo. Ahora bien, el pensamiento humano presenta dos modalidades: el oriental y el occidental. Mientras en el occidente, el pensamiento aparece como medio para un fin: dominar al mundo exterior, incluso en los casos mas desinteresados, para el oriental, el pensamiento se presenta como fin en sí mismo, como creación centrífuga de sentido. Asi, el hindú, a medida que más profundiza, busca y halla mayor número de imágenes concretas. Su ciencia es magia. Por esto, en occidente el poeta es mas profundo que el filósofo, pues procede de dentro a fuera. Hay que superar oriente y occidente, hallando un centro más profundo, desde el cual pueda conseguirse una comprensión más honda de ambos. Es preciso determinar la conexión que existe entre ambas direcciones y actitudes de pensar, tomando luego esta conexión como nuevo punto de partida del pensamiento. Esta conexión es la que media entre la vida empírica (occidente) y la metafísica (oriente). Nuestro cuerpo espiritual occidental, bien ajustado y perfectamente desarrollado, sería el cuerpo apropiado para la mejor expresión posible de aquella realidad. Hace falta una nueva unión del intelecto (logos) y alma (eros) y así la filosofía será la vida expresada en forma de saber. Se comprende facilmente que en este marco doctrinal, la libertad sea considerada sinónima de espontaneidad. Todo ser vivo es libre en su esencia. Fenomenicamente rige el determinismo. Lo que uno hace es independiente, lo importante es el espíritu con que lo hace. Quien obra siempre de conformidad con lo más profundo de su ser, obra necesariamente de modo justo, sea cual fuere la impresión que su conducta produzca sobre todo lo demás. La liberación del pensamiento es el fin de toda la sabiduría. De aquí que el poder decisivo de su época sea la filosofía con el acento puesto en el sentido.

Su paso por España

Alcanzó gran popularidad en España. En 1926 dio una conferencia en la Residencia de Estudiantes de Madrid. En 1930, invitado por la Sociedad de Cursos y Conferencias, dio tres conferencias en Madrid. Aprovechando el mismo viaje, visitó Andalucia, y en Malaga ocupó la tribuna pública. Fue luego a Barcelona, invitado por Conferentia Club, y en francés dio dos conferencias. Mas tarde, con algunos literatos españoles, se trasladó a Mallorca, donde permanecieron ocho dias dedicados a los ejercicios intelectuales, parecidos a los que ordinariamente se daban en la Escuela de Sabiduria (Schule der Weisheit) de Darmstadt. Encontrados juicios merecieron las apreciaciones que, sobre España, ha publicado en su Europa. Dijo que "España es Africa", pero no en sentido denigrante. Cuando el resto de Europa no es mas que una extension de los Balcanes, fuego en decadencia, España es una virgen prometedora. Toledo le pareció una fortaleza en el desierto. Hernan Cortes, Torquemada y Felipe II, tipos genuinamente africanos. Las características del pueblo español son: dinamismo, intrepidez e idealismo; tres cualidades que constituyen la sustancia de la civilización europea, su alma. España, por su primitivismo no impurificado, es la esperanza de Europa. Como antaño, ella será el último baluarte del desquiciamiento cultural europeo y la primera energía restauradora.

Obra

• Sistema del mundo (1906)
• Inmortalidad (1907)
• Prolegómenos a la filosofía de la naturaleza (1910)
• Diario de viaje de un filósofo (1919)
• Relaciones internas entre los problemas culturales de oriente y de occidente (1913)
• Schopenhauer mal educador (1910)
• Renacimiento (1925)
• El hombre y la tierra (1928)
• Psicoanálisis de América (1931)
• La revolución mundial y la responsabilidad del espíritu (1934)
• Del sufrimiento a la plenitud (1938)
• Viaje por el tiempo (1948, póstumo)

Referencias

• Gran Enciclopedia Larousse. Barcelona: Planeta, 1993. ISBN 84-08-46020-X

Enlaces externos

• El pensamiento de Hermann Keyserling