- Historia de Zacatecas
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Antecedentes Prehispánicos
Hace aproximadamente diez mil años llegaron al actual territorio de Zacatecas los primeros pobladores, y hallaron un escenario muy distinto del que hoy conocemos. Era una región favorecida por la naturaleza. El cerro de la Bufa y sus contornos geográficos estaban poblados de incesantes y variadas formas de vida de los reinos vegetal y animal.
Las diversas tribus chichimecas que habitaban en el territorio zacatecano fueron los caxcanes, guachichiles, guamares irritilas, huicholes, tecuexes, teules, tepehuanes, coras y zacatecas. Esta última tribu fue una de las más importantes y de ella derivó el nombre de la capital y del estado. Los caxcanes ocuparon gran parte de lo que hoy es Jalisco y Zacatecas.[1]
Antecedentes coloniales
Después de la Guerra del Mixtón que libraron los caxcanes con españoles en 1541, algunos soldados hispanos se dedicaron a buscar riqueza en el norte, entre ellos, Juan de Tolosa, quien guiado por un indígena llegaría hasta lo que hoy es Zacatecas, el 8 de septiembre de 1546. Ese mismo día regresó de nueva cuenta hacia el sur con algunas muestras de piedras, que luego de examinarlas, encontraron que contenían muy buena ley de plata y plomo. Unas semanas después comenzaron a llegar muchos interesados en la búsqueda de vetas, entre ellos Tolosa, Diego de Ibarra, Baltasar Temiño de Bañuelos, Andrés de Villanueva, entre otros. Cristóbal de Oñate, fue uno de los patrocinadores de la empresa.
La riqueza mineral del subsuelo atraería mucha gente y produciría grandes ingresos a la corona española. De esa forma se fundó “la aristocracia de la plata”. Esta riqueza provocó que Zacatecas se convirtiese, en pocos años, en una de las poblaciones novohispanas más importantes y pobladas, después de la ciudad de México.
Además de la riqueza y del aumento progresivo de la población, otro elemento se sumó para que llegara a ser considerada como la segunda ciudad más importante de Nueva España: el establecimiento de órdenes religiosas entre las que se destacó la franciscana. Zacatecas se convirtió así en uno de los principales centros de operaciones misionales novohispanas.
Un asentamiento que de pronto se convirtió en un lugar clave para las misiones, el comercio, la minería, recibió diplomas acordes a su condición. Tres lustros antes de finalizar el siglo XVI, Zacatecas recibió el privilegio del título de Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas, por real cédula expedida en 1585, por el monarca español Felipe II. Tres años después el mismo monarca concedió a esta ciudad el título de Muy Noble y Leal, así como el escudo de armas, privilegio del que gozaron muy pocos pueblos y ciudades durante el Virreinato.[2]
Además, vale la pena considerar que gran parte de la Plata y otros minerales emergidos de este suelo se convirtieron en verdaderas joyas arquitectónicas labradas en cantera rosa y el resultado fue una ciudad provista de una enorme belleza, mágica y señorial, por su trazo y arquitectura. Es auge de construcción monumentos ocurrió durante el siglo XVIII.
Siglo XIX
Como es bien sabido, el siglo XIX por innumerables altibajos que afectaron la historia nacional. Cuando inició la guerra de Independencia, Zacatecas intervino, representada por personajes connotados como Víctor Rosales y José María Cos. El 21 de septiembre de 1810 día en que Hidalgo entró a Celaya, circuló en Zacatecas la primera noticia del movimiento. Después de diez años de lucha, y tras firmarse los Tratados de Córdoba, la Independencia fue jurada en la ciudad de Zacatecas por las autoridades locales el 5 de julio de 1821.
Durante los primeros años de la vida independiente, el estado de Zacatecas y su capital adoptaron como escudo de armas un águila real devorando una serpiente, quedando obsoleto el que en el siglo XVI otorgara Felipe II. El rango de la ciudad la convirtió en capital del Estado Libre y Federado de Zacatecas, sede de los poderes estatales, residencia de Gobernadores, entre ellos, Francisco García Salinas, Gobernador modelo y uno de los padres del federalismo en México.[2]
Entre 1824 y 1825 la ciudad fue testigo y escenario de la aparición de algunas instituciones: operó la primera imprenta en Zacatecas, se estableció la Tesorería General del Estado y la Administración de Rentas de la capital, fue creado el Supremo Tribunal de Justicia; entró en vigor la primera Constitución Política del Estado (una de las primeras del país); se establecieron, además, el Tribunal de Alzadas del Comercio y el Tribunal de Alzadas de la Minería. Fue fundada la Sociedad Patriótica de Amigos del País con fines culturales, cívicos y sociales, integrada por mineros, comerciantes, agricultores, artesanos y hombres de letras; su órgano de difusión fue el Correo Político, apareció el primer ejemplar en abril de 1825, siendo el primer periódico publicado en Zacatecas.
En 1826 abrió sus puertas la primera escuela normal, ubicada en los altos de la casa conocida como de la Condesa; salieron a la luz publicaciones diversas, entre ellas, El abanico, revista dirigida especialmente a la mujer. En este año se abolió la esclavitud en el estado. En 1827 iniciaron las obras de construcción del portal de Rosales y en el lugar ocupado antes por la cárcel, en 1833, un teatro que tiempo después llevaría el nombre del dramaturgo Fernando Calderón, majestuoso edificio con capacidad para dos mil espectadores. Por desgracia, el 3 de octubre de 1889 sufrió un terrible incendio que lo dejó en muy mal estado. En este tiempo se terminó la edificación del mercado principal, magnífico edificio cuyo segundo piso funcionó como teatro y centro cultural, en lugar del teatro incendiado que ocho años después se reinauguraría como el faustuoso teatro Calderón.
A fines del siglo pasado surgieron artistas notables como Fernando Villalpando y Genaro Codina, autor de la Marcha Aréchiga o Marcha Zacatecas, considerada como el segundo Himno Nacional. Durante el porfiriato se construyeron numerosos edificios y monumentos sobre los cimientos de muchas fincas antiguas que amenazaban con venirse abajo. También durante este periodo florecieron las artes con una marcada influencia francesa. En 1884 llegó el primer tren a la ciudad y fueron instalados la energía eléctrica, el teléfono y el telégrafo.[2]
Siglo XX
Durante la Revolución Mexicana, le correspondió a Zacatecas convertirse en escenario de una de las batallas decisivas de la historia nacional: la Toma de Zacatecas ocurrida en 1914. Allí triunfaron las fuerzas revolucionarias y se cavó la tumba del huertismo. Por este solo hecho la ciudad mereció un título honorario más: el de Heroica Ciudad. En esos años, el escudo de armas de la ciudad original –el mismo que concedió Felipe II en 1588-, fue desempolvado y puesto de nuevo en uso, ya no solo como escudo oficial de la ciudad, sino del estado de Zacatecas.
La Toma de Zacatecas
Durante la Revolución mexicana, Zacatecas protagonizó una de las grandes batallas más decisivas de la historia Nacional, la Toma de Zacatecas en junio de 1914 triunfaron las fuerzas revolucionarias sobre el huertismo. Solo por este hecho la ciudad mereció el titulo honorario de “Heroica Ciudad”.
El triunfo de Zacatecas marcó, como se sabe, el destino de la revolución, pero señaló también el principio del fin de la convergencia entre los revolucionarios. En el momento de la ruptura, los zacatecanos se vieron en la necesidad de elegir: algunos se sumaron tempranamente al carrancismo, como Roque y Enrique Estrada; otros, como Pánfilo Natera, participaron en la Convención de Aguascalientes y siguieron después aliados al villismo, hasta ser derrotados por las fuerzas de Carranza y ceñirse a su proyecto. Algunos más, como Santos Bañuelos y Tomás Domínguez, se mantuvieron fieles a Villa y fueron combatidos como bandoleros por las nuevas autoridades de la entidad. El triunfo definitivo del carrancismo en Zacatecas estuvo marcado por la llegada de Enrique Estrada a la gubernatura estatal.[3]
Fuentes
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