Infraestructuras subálveas

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Por infraestructuras subálveas se conocen las presas y galerías subálveas que han sido históricamente las obras preferidas para la máxima captación de volúmenes de agua en aluviales de ribera, sobre todo cuando la excavación del cauce lo permitía fácilmente, por el escaso o estacional caudal superficial (la excavación se hacía en la época de estiaje); y por la escasa compactación de sus lechos, formada por arenas, gravas y arcillas.

Respecto al hecho de decidirse por la realización de una presa o de una galería, se trata de modalidades diferentes condicionadas por la profundidad a la que se alcanzaba el nivel impermeable del aluvial del río.

Por un lado, las presas subálveas se han realizado siempre en barrancos o riachuelos que tenían un lecho impermeable a poca profundidad, por lo que podían abrirse zanjas transversales de poco calado hasta dicho nivel, y construir un muro impermeable anclado sobre las rocas duras del fondo y laterales (fig.- 1, a), de la que partía una canalización para la conducción de las aguas hacia las zonas de aprovechamiento (de regadío, generalmente). Otras veces, se añadía un segundo muro impermeable río abajo, configurando una cámara con bovedilla de mampostería (fig.- 1, b), de la que salía la canalización para el suministro, en este caso, para una posible fuente pública.

Respecto a las galerías de captación subálveas, hay que diferenciar las de tipo “minero” que se excavaban al pie de un monte; y las de nuestro caso, como galerías excavadas en aluviales de río, que no necesitaban que estuviera el impermeable rocoso del sustrato a poca profundidad; sino que bastaba que el terreno fuera fácilmente excavable, para realizar una zanja de drenaje transversal en superficie, que posteriormente era rellenada con losas en el fondo y en el techo, para crear igualmente una cámara de toma, que se impermeabilizaba con adobes de arcilla en la pared posterior a la corriente, cauce abajo, y en el techo (fig.- 2).