- Jaime Sáenz
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Jaime Sáenz Nacimiento 8 de octubre de 1921
La Paz, BoliviaDefunción 16 de agosto1986, 65 años
La Paz, BoliviaOcupación Escritor, Poeta Nacionalidad Boliviana Período Siglo XX Género teatro, novela, cuento y poesía Influido porInfluyó aFirma Sitio web oficial Jaime Sáenz Guzmán (La Paz, 1921- La Paz, 1986) fue periodista y docente, más conocido por su obra como narrador y poeta boliviano.
La ciudad de La Paz fue su espacio vital y el permanente trasfondo de su obra. Reconocido como uno de los autores más importantes de la literatura boliviana, tanto su vida como su obra marcaron profundamente el espacio cultural boliviano del siglo XX.
Contenido
Biografía
Jaime Sáenz nació el 8 de octubre de 1921 en La Paz, Bolivia, su padre era el teniente coronel del ejército Genaro Sáenz Rivero y Graciela Guzmán Lazarte. Lo envían a la escuela Muñoz en 1926 a realizar sus estudios primarios, mas, los secundarios los realizó en el Instituto Americano de La Paz hasta 1937.
Sáenz viaja a Alemania en 1938, con algunos compañeros de colegio y, por supuesto, con cadetes de la Escuela Militar de Bolivia. Fue en Europa donde su personalidad fue cultivada con los filósofos Arthur Schopenhauer, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Martin Heidegger y los escritores Thomas Mann, William Blake y Franz Kafka; en cuanto a sus gusto musicales estaban Richard Wagner y Anton Bruckner.
En 1939 retorna a Bolivia y en 1941 trabaja en el Ministerio de Defensa y luego en el Ministerio de Hacienda. En 1941 se une al Servicio secreto de la embajada de Estados Unidos, 2 años después conoce a Erika [su apellido no está documentado] con quien contrae matrimonio, y en 1947 tienen una hija a la que llaman Jourlaine, en 1948, debido a las constantes recaídas dispómanas de Sáenz, Erika y su hija retornan a Alemania para así abandonarlo para siempre. En 1944 sale el primer número de su revista Cornamusa, puebilca El Escalpelo (1955) y Muerte por el tacto (1957), ese mismo año deja de trabajar para el Servicio Secreto.
Aniversario de una visión (1960), Visitante profundo (1964) y el primer número se su revista, Vertical, se publica (1965). Para 1967 publica El frío, y la galería Arca expone sus dibujos de calaveras.
En 1967 se hace amigo de Carlos Alfredo Rivera, con quien comparte una amistad muy especial, tanto, que se llega a decir que es al Dr. Rivera a quien únicamente Sáenz hace caso. Por esta misma razón, Rivera le prohíbe beber. Pero no es sino hasta después de dos crisis de delirium tremens y semanas antes de su muerte que Sáenz acata la orden.
Sáenz y la cátedra
En 1970 obtiene la cátedra de Literatura Boliviana con una disertación sobre Alcides Arguedas en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. En 1974 presenta una obra teatrál poética llamada La noche del viernes, y un libreto de ópera llamado Perdido viajero, ambos aún ineditos.
Con el apoyo de docentes e invitado por algunos alumnos, Sáenz abre un Taller de Poesía en la Carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés en 1978. Este mismo año publica Imágenes Paceñas.
Los talleres Krupp
Las veladas nocturnas con Jaime Sáenz fueron durante años y hasta el momento de su muerte, probablemente, un espacio marginal y rebelde de rico intercambio intelectual. Los famosos “Talleres Krupp”, la habitación donde Sáenz recibía a sus visitas, se convirtieron en una institución, donde la edición de revistas literarias, el juego de dados, la música de Anton Bruckner o de Simeón Roncal, las charlas sobre Milarepa y las lecturas de poemas fueron la tónica permanente.
Hay que decir que el trato con Sáenz era muy exigente. Las relaciones con sus amigos se mezclaron más de una vez con lo maravilloso y lo tenebroso en experiencias poéticas y mágicas, con resultados no muy felices. Así nació el mito de Sáenz amigo de lo oscuro y de la magia, el iniciado y el alquimista. En realidad, esta imagen fue creada por la desconfianza y el temor ante un ser que se negó a participar en la “normalidad” de una vida que encontraba falsa.
Influencia
Se puede decir que muy pocos representantes de la literatura, la música o la pintura contemporánea en Bolivia han dejado de tener alguna relación o influencia de Sáenz. Incluso su importancia se ha sentido en las nuevas generaciones de videastas y cineastas.
Tal vez lo que más llamó la atención, sobre todo a gente joven, fue el aspecto romántico de su estilo de vida, reflejado en su horario de trabajo y de vida social: dormir en el día y vivir de noche.
Sáenz, el alcohol y su muerte
La fascinación por la muerte fue algo vivencial para Sáenz. Como él mismo relata en su libro más autobiográfico, La piedra imán (1989), visitar la morgue para contemplar los muertos fue una de las extravagantes actividades de su juventud. Pero en este acto se debe ver no sólo una necrofilia, sino una obsesión por comprender vida y muerte como una unidad que será lo que él llamó, con mayúsculas, la Verdadera Vida.
Precisamente, en la oscuridad, en un cuerpo que está dejando de ser cuerpo, en un alma que se ve inseparable de su cadáver, Sáenz afirma haber llegado a la Verdadera Vida, lo que es, al mismo tiempo, acceso al conocimiento trascendental al que aspira: “Mientras viva, el hombre no podrá comprender el mundo; el hombre ignora que mientras no deje de vivir no será sabio”. [...] “Qué tendrá que ver el vivir con la vida; una cosa es el vivir, y la vida es otra cosa./ Vida y muerte son una y misma cosa.” (Obra poética, 1975: 259-60)
El impacto del alcohol está ampliamente explorado en dos libros: el poema La noche (1984), y la novela Felipe Delgado (1979). Sáenz negó muchas veces que esta novela fuera de inspiración autobiográfica, pero no se puede dejar de ver en ella algunos aspectos de su vida personal, especialmente los referidos a su época de alcohólico.
Aunque es difícil precisar fechas, la etapa alcohólica de Sáenz dura desde su adolescencia hasta su madurez, unos 15 años más o menos (c. 1945-1960), habiendo sufrido en ese tiempo dos crisis de delirium tremens. En La piedra imán, Sáenz nos entrega por boca de varios personajes una vívida imagen de sus años de alcoholismo. Por ejemplo, su tía (la mujer que acompaña y cuida a Sáenz toda su vida) dice: “Ya pareces un degenerado bebiendo día y noche en esa bodega, metido ahí, con los matones y los rateros. Tus gritos se oyen hasta la Plaza y no trabajas ni haces nada, y tu vida es beber y beber...” (: 71). En otro lugar, uno de sus amigos le transmite la opinión que se tiene de él: “Caramba; qué se hará con este don Jaime. Persona tan decente, y el pobre joven anda botando piojos. Un aparapita es un lujo al lado de él. ... Pero es su culpa... Es demasiado irresponsable y hasta abusivo, y a veces ya parece uno de esos energúmenos y malentretenidos sin Dios ni ley. Insulta a todo el mundo y pelea con todos, anda vociferando y desafiando, mete escándalos por aquí y por allá, ... y de repente baja a la morgue a profanar los cadáveres, ... y se hace ultrajar y pisotear, y finalmente entra a la botica, rompe los vidrios y lo llevan a la policía, y todavía se burla del comisario y le habla en no se qué idioma, que nadie entiende, y que seguramente él ha inventado. Y así don Jaime se hace odiar”.
En esta últimas líneas, se puede ver la confluencia de los temas mayores de su vida y su obra: el alcohol, la muerte y el lenguaje. Confluencia que más adelante será oposición, enfrentamiento y elección, porque Sáenz, en un momento de su vida, se dio cuenta de que beber y escribir eran incompatibles. Comprendió que había que elegir una de las dos opciones de forma radical y definitiva. La renuncia al alcohol fue un gesto ético y poético, pues Sáenz eligió la entrega a su obra como forma de vida, como el principio que, en adelante, regira sus actos.
A la vez, esa entrega significó la creación de un universo poético, cuya clave está en esa misma elección y en la transformación “alquímica” de la experiencia alcohólica en escritura.
Esta renuncia voluntaria al alcohol ocurrida aproximadamente en la década de los sesenta fue uno de los mayores triunfos en su vida. Salvo esporádicas recaídas, Sáenz no volvió a beber hasta poco antes de su muerte en 1986. En estos años, alejado del alcohol, escribió la mayor parte de su obra. En 1980, una de sus recaídas lo llevó al borde de la muerte y de ese trance nació su texto La noche (1984), un poemario que puede ser calificado de aterrador, pues da la visión de la experiencia del alcohol y la muerte desde el interior de esa misma experiencia.Su vida de alcohólico creó asombro y rechazo en la sociedad paceña de los años cincuenta. Rechazo y marginamiento que se mantendrá en los círculos literarios y sociales más conservadores por el resto de su vida. Pero su personalidad y su literatura atrajeron y sedujeron a un grupo grande e importante de jóvenes artistas, escritores e intelectuales. Como pocas veces en la historia de la literatura boliviana, este escritor pudo, si no crear escuela, por lo menos establecer un grupo de seguidores a su ética y a su poética.
Muere en La Paz el 16 de agosto de 1986, cerca de sus más allegados amigos y colegas, y es enterrado al día siguiente en el Cementerio General
Obra
Poesía
- El escalpelo (1955).
- Aniversario de una visión (1960).
- Visitante profundo (1964).
- Muerte por el tacto (1967).
- Recorrer esta distancia (1973).
- Bruckner. Las tinieblas (1978).
- La noche (1984).
Cuentos
Novela
Drama
- Obra dramática (2005).
Miscelanea
- La bodega de Jaime Sáenz (2005).
Otros
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