- José María Otero de Navascués
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José María Otero de Navascués (1907, Madrid - 9 de marzo de 1983, Madrid), Marqués de Hermosilla, fue un físico español especializado en el campo de la óptica.
Otero realizó importantes estudios en óptica geométrica, física, fisiología y energía nuclear. En 1942 Otero descubrió la miopía nocturna aumentando la visión en prismáticos y telescopios en un 66 %.[cita requerida] Por otro lado, Otero puede considerarse como el padre de la energía nuclear en España ya que fue presidente de la Junta de Energía Nuclear desde 1958 hasta 1974. Durante este periodo se creó el primer reactor español, el reactor de la Moncloa (1958) y en 1969 la primera central nuclear española, la José Cabrera. En 1965 fue nombrado presidente de la Sociedad Europea de Energía Atómica y en el 1968 presidente de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas. En 1968 fue nombrado gobernador del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Contenido
Primeros pasos
Otero ingresó en la Academia de Artillería de la Armada a los quince años de edad y fue nombrado teniente del cuerpo en 1928, como número uno de su promoción. La Junta para la Ampliación de Estudios le permitió continuar su formación en el Instituto Politécnico de Zúrich y después en el Instituto de Óptica de Berlín, donde permaneció hasta 1932.
En 1935 fue destinado a los Servicios Técnicos Industriales de Artillería de la Armada. Durante la Guerra Civil se refugió en el Consulado de Noruega sin tomar partido, lo que posteriormente le causaría algún problema. En este periodo conoció a María Teresa Domínguez Aguado, con quien se casó el 5 de agosto de 1939. Tras la Guerra, fue nombrado jefe del Laboratorio de Óptica de la Armada. Comenzó entonces su actividad científica en el CSIC.
Otero nunca rechazó una ayuda para estudiar en el extranjero e importar los conocimientos a la España de entonces. Conocedor de los principales idiomas europeos se mantuvo siempre en el panorama científico internacional pero nunca aceptó las ofertas de laboratorios extranjeros pues una de sus más profundas motivaciones era la mejora de la ciencia en España.[cita requerida]
Aportaciones científicas
Sus principales aportaciones científicas se centraron en el campo de la Óptica geométrica, física y fisiológica a través del grupo de trabajo del Instituto Daza de Valdés, una sección de Óptica del Instituto Alonso de Santa Cruz del CSIC que estuvo dirigido por el propio Otero de Navascués. Durante los años cuarenta, la actividad de Otero se centró principalmente en el mundo de la óptica, consiguiendo importantes avances algunos de ellos de repercusión internacional, como los estudios centrados en el rendimiento fotométrico de los instrumentos, la miopía nocturna o la investigación en Óptica fisiológica y geométrica.
La energía nuclear
Su relación con el mundo científico norteamericano le había proporcionado a Otero unos conocimientos importantes sobre lo que estaba ocurriendo en el campo de la energía nuclear en cuestión de reservas y conocimientos técnicos. En 1947, presenta un informe al CSIC, aconsejando que se iniciaran las investigaciones sobre la energía nuclear en España tras la cual se constituyó una Comisión de Estudios. En la dirección fueron nombrados Otero de Navascués, Terradas, Durán, Colino y Vigón,[cita requerida] entre otros, que emprendieron, como tarea fundamental, la formación del personal que iba a constituir la primera promoción de especialistas nucleares, así como los primeros programas de investigación.
La central nuclear José Cabrera se comenzó a construir en julio de 1965, y se finalizó en tiempo récord en marzo de 1968, tan solo 12 años después de la construcción de la primera central nuclear en el mundo (Calder Hall, en Gran Bretaña).[1]
Ideología, ciencia y catolicismo
José María Otero de Navascués mantuvo siempre una inalterable armonía entre su afán de conocimiento sin límites y una profunda religiosidad. Fue conocido por su gran sentido moral y por su gran defensa de los valores cristianos. Criticó duramente la decadencia de valores en occidente y se mostraba certero en las consecuencias de las “devastaciones ideológicas y después materiales de las guerras y de los odios enconados” en relación a las dos guerras mundiales y las distintas ideologías totalitarias.[cita requerida]
Por otra parte, y quizás por su gran experiencia internacional, Otero de Navascués fue conocido como una persona abierta y de intelecto sagaz que ponía por delante el progreso científico a los prejuicios políticos. Así por ejemplo, Miguel Catalán Sañudo, quien trabajaba para laboratorios estadounidenses, pudo recuperar su cátedra diez años después de la Guerra Civil gracias a su actuación.[2] Otero lo integró en el instituto Daza de Valdés como jefe del Departamento de Espectros.
También mostró en diversas ocasiones su agrado en relación a la integración de la mujer en la comunidad científica y universitaria.
Véase también
Referencias
- ↑ Energía nuclear en el mundo Foro Nuclear
- ↑ Laso Prieto, José María (2001). «El exilio científico español». Ediciones del CAUM. http://www.caum.es/CARPETAS/cuadernos/cuadernospdf/libro3/exiliocientifico.pdf.
Enlaces externos
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