- Juan Roa Sierra
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Juan Roa Sierra, (Barrio Egipto, 4 de noviembre de 1921 — Bogotá, 9 de abril de 1948) fue la persona que asesinó al líder político colombiano Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 en el centro de Bogotá y que fue linchado por la muchedumbre momentos después del asesinato dando así inicio al episodio nacional conocido como El Bogotazo
Contenido
Antecedentes Familiares
Juan Roa tenía 26 años de edad, pues había nacido el 4 de noviembre de 1921. Sus padres fueron Encarnación Sierra de 52 años de edad y Rafael Roa quien había muerto en 1927 de una enfermedad de los bronquios, adquirida como resultado de su trabajo en piedra. Rafael había sido tallador de piedra y entre otras cosas había tallado el frontispicio del Palacio de Justicia. Habían contraído matrimonio 35 años antes, en 1913. Gaitán era el héroe político de doña Encarnación. Ella estaba preparando su ropa de luto por la muerte de Gaitán en su casa cuando se enteró por la radio que el asesino era su hijo, según expresara el escritor Gabriel García Márquez en su autobiografía. De esta unión nacieron 14 hijos, en la ciudad de Bogotá; dos antes del matrimonio (Rafael y Luis) y el resto después (Gabriel, Amelia {fallecida}, Maria del Carmen {fallecida}, Marìa Luisa {fallecida}, Cecilia {fallecida}, Leonor {fallecida}, Leonor {la segunda, fellecida}, Vicente, Eduardo, José {fallecido}, un pequeño no bautizado también fallecido y Juan). Murieron todas las seis niñas y dos niños, quedando seis varones de los cuales Juan era el menor.[1] [2]
Situación Económica
Los hermanos solo tuvieron alrededor de tres años de escuela primaria pues los recursos económicos de la familia no daba para más. Juan Roa fue bautizado en la iglesia del Barrio Egipto, en Bogotá. Había vivido por largo tiempo en el barrio Ricaurte, en ese entonces en la Calle 17 Sur # 16-52. Su hermano Eduardo era conductor de taxi para la compañía Taxi Roxi. Su hermano Luis era el conductor de un vehículo del consulado Alemán. Su hermano Rafael trabajaba en un matadero de cerdos y corderos. Su hermano Vicente era conductor de un carro de una empresa. Su hermano Gabriel solía trabajar para la fábrica La Leona (La Popular) y posteriormente fue internado en la clínica de Sibaté debido a desórdenes mentales.
Juan, lo mismo que su hermano Luis, había trabajado para la embajada Alemana inicialmente como portero y luego como "muchacho de oficina" hasta que la embajada tuvo que cerrar y abandonar el país debido a la guerra. Luego trabajó reencauchando llantas en una Vulcanizadora que abrieron con su hermano Luis cerca a la Estación de la Sabana (estación central del tren) que pronto tuvieron que cerrar por falta de dinero y finalmente se quedó sin trabajo. Durante los últimos días había estado empeñado en la búsqueda de trabajo y entre otras cosas estaba buscando dinero para pagarse un curso de Choferismo (conductor).
No estaba casado pero si había tenido relaciones durante tres años, desde octubre de 1944, con una mujer casada y separada, María de Jesús Forero, con quien se conocía desde que eran niños mientras vivían en el barrio Ricaurte y con la cual tuvo una hija. Su unión marital terminó en junio de 1947 ya que Juan estaba en una mala situación económica y Marìa no quería tener más hijos. Desde entonces se fue a vivir con su madre quien le daba algo de dinero y alimentación. Sin embargo continuaron su amistad y Juan siempre le recordaba que iba a encontrar un trabajo para suplir las necesidades de ella y su hija. Ella lo llamaba mentiroso por que no aparecía con ayuda alguna. Como parte de su búsqueda de empleo escribió una carta al señor presidente de la República, Mariano Ospina Pérez, como le había sugerido el mismo Jorge Eliecer Gaitán en una de las entrevistas que le había concedido a Juan Roa. En la carta le solicita una entrevista "para exponerle el ferviente deseo que me anima de serle útil a mi Patria mediante la instrucción y el estudio." En ella indica que su dirección era Calle 8ª # 30-65, que en realidad era la dirección de su querida Maruja (María de Jesús) quien fue la que recibió la respuesta de la presidencia de la República fechada Junio 2 de 1947. La dirección real de Juan Roa en ese momento, es decir la de su madre, debió ser Calle 8 # 30-73, según indica uno de los documentos encontrados en su pantalón, justo al lado de la casa de María de Jesús.
Sus familiares y amigos lo describían como una persona en exceso reservada y tranquila, no muy deseosa de trabajar, que migraba de trabajo en trabajo. Sin embargo, aunque había estado desempleado durante algún tiempo antes del asesinato, había enviado una carta escrita de su puño y letra al presidente con ese propósito, había conseguido cartas de referencia que lo acreditaban como buena persona, había sacado un certificado judicial que acreditaba un pasado judicial limpio, y había hecho no pocas visitas a la oficina de Jorge Eliécer Gaitán con el fin de conseguir un trabajo.
Cambios en la personalidad
El informe de la investigación del Scotland Yard presenta a Juan Roa como una persona que tenía ilusión de grandeza, ensimismado y algo distraído. Se puede inferir del reporte que este comportamiento pudo haberse agravado, e incluso pudo haber comenzado desde que empezó a visitar, dieciocho meses antes del asesinato, a un individuo alemán de nombre Johan Umland Gerd que leía la suerte y que fue quien lo inició en el Rosacrucismo.[3] Umland Gerat había llegado a Colombia doce años antes, estaba casado con una mujer colombiana y enseñaba quiromancia desde 1939. Según el testimonio de Gerd, él mismo lo inició en el Rosacrucismo cerca de un año antes y que Juan se había afiliado con la sociedad A.M.O.R.C. con sede en San José de California con el número “Juan Roa 81816-S”. Dijo además que no le había notado a Juan signos de desequilibrio según el estudio de sus manos, pero sí cómo se abstraía o se ausentaba mentalmente. El leer las manos no es un método Rosacrucista, no es incluido en sus enseñanzas, si no que es una creencia personal.
El quiromántico parece haber ejercido bastante influencia sobre Juan Roa desde la primera visita, sin embargo el informe del Scotland Yard no muestra que haya habido una investigación enfocada en tal persona o que haya escudriñado su vida. La madre de Juan Roa lo notó inmediatamente, ya que después de la primera visita con el quiromántico, ella se empezó a preocupar al punto que fue a visitar al quiromántico para reclamarle que su hijo había empezado a descuidar su trabajo y a imaginarse que él era Jiménez de Quesada, el fundador de Bogotá. Ella fue quien le dijo al quiromántico que Roa estaba visitando la oficina de Jorge Eliécer Gaitán con el fin de conseguir trabajo. Parece razonable creer que a partir de esas visitas al quiromántico, Juan empezó a creer que debía ser una persona más importante y ocupar un puesto más importante. Delante de la presencia de su madre, el quiromántico hizo un análisis de la mano de Juan y "recuerdo que le dijo que él debería trabajar como en mecánica, pero no como obrero, sino como director". En la carta al presidente le pedía ayuda para estudiar, y según el quiromántico, la madre de Juan le manifestó que Juan había solicitado a Gaitán una beca para estudiar abogacía. Después de haberse creído la reencarnación de un personaje importante de la Historia Colombiana, decía que "no servía para hacer trabajos en baldosín ni para reencauchar, sino para alguna cosa grande". Alguna vez le comentó a Luis Enrique Rincón, una de las personas que le ayudó a conseguir el arma, que contactaría a Gaitán para solicitarle un puesto en el Concejo de Bogotá.
Con el tiempo María de Jesús le fue perdiendo todavía más credibilidad debido a que lo encontraba cada vez más cerrado y ensimismado. Mencionó que después de un experimento quiromántico frente a un espejo, Juan Roa empezó a creer que el era la reencarnación de Francisco de Paula Santander y que un día lo vio con un corte del periódico El Tiempo en el que aparecía el retrato del general Santander. Ella sabía que frecuentaba al quiromántico porque en varias ocasiones llegaba con las manos marcadas con lápiz rojo y azul. Este detalle debió haber sido descuidado en el análisis del crimen, pues esos dos colores son los que tradicionalmente se usan para representar los dos partidos políticos tradicionales de Colombia. Jorge Eliecer Gaitán pertenecía al partido Liberal, el rojo, a pesar que su ideología departía bastante de las ideologías Liberales tradicionales. Su hermano Vicente declaró que Juan le decía que Gaitán era un gran hombre y que era un segundo Simón Bolívar. Bolívar y Santander fueron líderes que trabajaron juntos por la independencia de Colombia, sin embargo al momento de buscar el modelo de gobierno se distanciaron profundamente. Habían tres fracciones: la primera estaba dirigida por el general, Francisco de Paula Santander Vicepresidente de la Gran Colombia que defendía una concepción federalista del gobierno; la segunda, capitaneada por el propio Simón Bolívar, abogaba por un gobierno fuerte dictatorial; y, por último, una tercera, la de los independientes, en la cual militaban Joaquín Mosquera y los indefinidos. El ambiente entre los dos próceres se enrareció bastante al punto que hubo un intento de asesinato contra el Libertador en septiembre de 1828. Santander fue culpado como planificador y fue condenado a muerte, pero al regreso de su exilio el Libertador conmutó su pena a destierro.
Su hermano Eduardo lo había visto con varias publicaciones Rosacrucistas y en particular con un libro grande titulado algo así como “Dioses Atómicos”. Tal libro existe y fue supuestamente escrito por un V.M. Moria. Su título en inglés es “The Dayspring of Youth”.[4] Este libro de ocultismo tiene como objetivo mejorar la persona humana, mental y espiritualmente. En él se dice “el estudiante debiera recordar que es siempre bueno mantener silencio, una vez ha alcanzado unidad con su sistema secundario; de lo contrario será objeto de burlas de parte de aquellos que ignoran la importancia y el objeto de esta profunda ciencia”. Ocho meses antes del asesinato su madre lo notó algo más extraño y pensativo, y evitaba tomar el tema del Rosacrucismo para que no se volviera todavía más callado. María de Jesús lo llamaba mentiroso por que “tenía ideas que le caminaban por la cabeza, como raras que muchas veces me asustaba, por que era hombre de poco equilibrio en sus pensamientos, tanto que yo un día bien convencida se lo dije con entera sinceridad, que él, Juan Roa, estaba como para irse a Sibatè”. En otra oportunidad ella lo vio abrir una carta y al leerla dijo todo entusiasmado “Me llegó el grado, voy a ser pastor”.
Juan mezclaba superstición y Rosacrucismo, una mezcla no muy compatible. Tenía otra persona fuente de supersticiones, un señor Quintero con quien estuvo trabajando en el funicular a Monserrate al oriente de Bogotá quien tenía un gran amigo de nombre Tireca. Ellos le aconsejaron que comprara un anillo con una calavera para la suerte. Juan mandó fabricar un anillo en un metal blanco con una herradura y una calavera pues esperaba que le llegara la suerte para conseguir un trabajo. El mismo Juan alguna vez mencionó que según el Rosacrucismo, el uso de un anillo como ese era malo por que llevaba a la persona a la desgracia, de ahí que se lo quitó por un tiempo, pero después se lo volvió a poner. Juan mismo los consideraba personas muy “agüeristas” y de ellos parece haber sacado sus creencias en entierros y en Mohán. Una vez estos dos personajes lo hicieron ir hacia las 4 de la mañana a los cerros de Monserrate para encontrarse con el Mohán, según ellos un viejito bajito de barba larga, del cual se esperaba Juan iba a obtener piedras preciosas. Dijo haber experimentando como un terremoto que hizo mover las piedras, que el temor había sido tan fuerte que los otros dos no se habían esperado pero que él sí. Al final no hubo nada más, nada de piedras preciosas. Las investigaciones, incluyendo la del Scotland Yard, no parecen haber investigado o al menos identificado a estos dos individuos. Esta pudo haber sido una trampa para identificar que tan fuertes eran las creencias de Juan y como podría reaccionar al temor.
La última visita a Umland Gerat fue el 7 de abril, dos días antes del asesinato de Gaitán. Umland Gerd atestiguó que Roa Sierra le había dicho que había tenido un sueño sobre unos tesoros o guacas en unas tumbas indígenas en dos pueblos no muy lejanos, Facatativá y Albán, y que quizá el destino le aguardaba algo importante; que él se creía llamado a un destino muy alto, algo así como provincial. Umland Gerat le sugirió no ir solo, y dice que Juan Roa le contestó que “Solo tengo que hacer la vida y solo tengo que seguir”. Según el informe del Scotland Yard, el revólver fue comprado ese mismo día, el Miércoles 7 de abril, y la munición para el revólver fue comprada el día siguiente, el 8 de abril, un día antes del asesinato. Un grupo de personas atestiguaron que Juan había dicho que lo necesitaba para "acompañar como sirviente" a dos extranjeros a un viaje a tierras inhabitadas y que esperaba llegar en mejores condiciones después de eso; lo cual contrasta con el testimonio de Umland Gerd en cuanto a que él quería ir solo.
Una posible teoría explicativa del asesinato es la que sugiere que sus creencias rosacrucistas, sus creencias supersticiosas y su ingenuidad fueron explotadas para hacerle creer que tenía un destino o misión muy alta y provincial al punto de llevarlo a cometer el crimen o por lo menos asistir en él, ya sea con el objeto de obtener provecho económico y/o lograr un provecho espiritual no identificado. El Domingo de Ramos, empezando la Semana Santa, unos días antes del asesinato, le respondía a María de Jesús que tuviera paciencia durante la Semana Santa, que en la siguiente iba a tener de sobra para pagarle toda la crianza de la niña; lo que indica que esperaba una recompensa económica en lo que iba a hacer. Por otro lado, una vez cometido el crimen, cuando Juan Roa fue llevado por los agentes de policía a la Droguería Granada para resguardarlo de la multitud, el dueño de la droguería le preguntó que porqué había matado al Doctor Gaitán, a lo cual él respondió: "Ay, Señor, cosas poderosas que no puedo decir. ¡Ay!, Virgen del Carmen sálvame". El dueño del local volvió a preguntar "Dígame quien lo mandó a matar, por que usted en estos momentos va a ser linchado por el pueblo", y él contestó "¡No puedo!".[5] Esto podría indicar, o que había algo supernatural para él que le impedía decir algo o quizá un temor a que algo le pudiera pasar a él o su familia.
Buscando un arma
Dos días le tomó conseguir el arma y las municiones, el arma el miércoles, Abril 7, y las municiones el jueves, Abril 8. El asesinato fue cometido el 9 de abril.
Durante los dos días que Juan Roa estuvo buscando el arma mantuvo la misma historia para justificación de su compra: que la requería para acompañar en calidad de muchacho o mandadero auxiliar de dos extranjeros exploradores que iban muy bien equipados en cuanto a armas y que él debía llevar la suya de reserva. Si su historia fue fabricada siguiendo los delineamientos de lo iba a pasar esto podría significar que el papel que él iba a desempeñar no era el más importante. Entre las cosas encontradas en su ropa después de ser linchado, se encontró un papel con una figura imitando el sol, con dos palabras que parecen decir: “Morcillo” y “Morcillete”. ¿Tendrían que ver estos nombres con los dos supuestos extranjeros?. Las investigaciones no fueron hasta allá. Los exploradores irían a ver una mina de oro. Juan decía a los amigos a los que le pidió le ayudaran a conseguir el arma y las municiones que se tomaría una cerveza con ellos una vez regresara si es que “Si los indios no me matan y las fieras no me comen”. Este peligro podría no haber sido real en los Llanos Orientales a no ser que se propusieran viajar mucho más lejos, hasta la Selva Amazónica. Dijo también que “si no me voy mañana (Jueves 8), nos vamos el viernes “, lo que podría indicar que si hubiera conseguido las municiones antes, el grupo habría intentado el asesinato el día anterior al que realmente sucedió. Sus amigos recuerdan haberle escuchado que la exploración sería a los Llanos Orientales y otro especifica que iban a pasar por Villavicencio el día siguiente a la compra de las municiones, es decir el mismo día del asesinato de Gaitán, el Viernes. Juan ya se había inscrito y estaba tomando las clases de conducción cuando los dos supuestos extranjeros le ofrecieron la aventura del viaje y se lamentaba que le hubieran salido las dos cosas al mismo tiempo, pues quizá tendría que descuidar las clases de conducción.
- Miércoles, 7 de abril
- 11:00 a.m. Ferretería Bogotá y Café Globo, en el barrio San Victorino de Bogotá. Pregunta a un antiguo compañero de trabajo, Luis Enrique Rincón, si sabe de alguien que venda un revolver.
- 5:15 p.m. a 10:00 p.m. Calle 31sur con Ave. 27. Barrio Santander. Luis Enrique le lleva el arma que su hermano José Ignacio ya no usa. Después de ser probado disparando la única bala que lleva contra los muros del Cementerio del Sur, Juan Roa la compra por 75 pesos mientras se toman una cerveza en una tienda cercana. El revolver ha sido identificado como uno de los más malos y ordinarios que hay. El gatillo tan en mal estado que si se disparara repetidamente con él se podría romper. De cinco proyectiles, uno de ellos entrando forzadamente.
- Jueves, 8 de abril
- 11:15 a.m. Fábrica de Paños Bolívar. Juan quiere hablar nuevamente con Ignacio Rincón para averiguarle como podía conseguir dos cargas de municiones para el revolver, pues no las había conseguido desde la noche anterior. Las investigaciones no mencionan a quienes pudo haber contactado la noche anterior o esa misma mañana antes de la visita a la fábrica para conseguir las municiones. ¿Contactaría a los supuestos exploradores?.
- 11:30 a.m. Ignacio y Juan se van para la casa de Jorge Lozano en donde almuerzan. Jorge había trabajado con Juan en la Vulcanizadora Santander. Juan Roa no termina el almuerzo pues se siente desganado.
- 3:10 p.m. Café Paris en el centro de Bogotá. Indagan con un señor de apellido Gaitán a ver si tiene municiones. El señor Gaitán dice que se las puede conseguir para el día siguiente, pero Juan las quiere para ese mismo día.
- 3:30 p.m. Café Alférez, en las vecindades del Café Paris, sobre la carrera 9, cerca a la calle 12. Por los lados en que ahora se llama El Cartucho, a pocas cuadras de la oficina de Jorge Eliecer Gaitán. Jorge Lozano acompaña a Juan al Café Alférez en donde Juan compra 10 balas a Humberto Ibáñez, traficante de armas y municiones.
- Viernes, 9 de abril
- 9:00 a.m. Una de las inquilinas lo vio salir de la casa donde vivía con su madre, “que parecía que se hubiera olvidado algo, por que se devolvió, pero que se esculcó y sacó la libreta de servicio y que volvió a guardarla y salió”. La libreta militar de Roa Sierra era de segunda categoría, lo que indica que no prestó servicio militar. El Dragoneante de la Policía, Carlos Alberto Jiménez, declaró que el individuo que atrapó después de los disparos reconoció el distintivo de la manga izquierda de su guerrera y dijo “’No me mate mi cabo’ – Por haberme dado el título correspondiente a mi graduación, comprendí que se trataba de un individuo que conocía el grado respectivo”. ¿Conocería Juan Roa los distintivos policiacos, sin haber tenido experiencia militar o policial?
- 9:30 a.m. Pasó por la casa de María de Jesús preguntando por ella. Al enterarse de que ya se había ido a trabajar, le dejó con la señorita Rosario Manrique 5 pesos para que se los entregara junto con unos recibos del agua que él le había pagado.
Relación con Gaitán
Juan Roa admiraba a Jorge Eliécer Gaitán, le gustaba asistir a las conferencias de Gaitán, aquellas que se realizaban todos los viernes en lo que ahora se llama el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, incluso hay indicios de que él mismo pudo haber hecho proselitismo a favor del político liberal en las elecciones de 1946. Su hermano Eduardo declaró que “nunca le he oído decir nada en contra del Doctor, ni le vi en otra política distinta, para más claridad, digo que era simpatizante del Doctor Gaitán”. Su hermano Vicente declaró que “El era gaitanista cerrado, recuerdo que nos regañaba a nosotros por que no íbamos a las manifestaciones del Doctor Gaitán, pero nosotros somos gaitanistas, pero no tan fanáticos como él. … que Gaitán es un gran hombre, un segundo Bolívar, cosas así por el estilo”. Sin embargo, su opinión podría haber cambiado. Dos días antes al asesinato, cuando estaba buscando el arma, le dijo a uno de sus amigos que “el Doctor Gaitán ha desempeñado el papel de los propagandistas de remedios, que van a los pueblos con culebras a engañar a la gente”, eso como respuesta a la pregunta sobre el puesto al Concejo que él estaba buscando y del cual le había mencionado al amigo en alguna ocasión.
Según la secretaria de Jorge Eliécer Gaitán, Cecilia de González, Juan Roa fue varias veces a la oficina del líder político en los últimos dos meses antes del asesinato, pero ella no le daba prioridad ni oportunidad para verlo. En dos ocasiones llegó a la oficina con un acompañante aceptablemente bien vestido de semblante raro quien requirió la entrevista por él.
Las dos últimas visitas a la oficina de Gaitán fueron el 8 de abril y el 9 de abril, día del asesinato, a las 9:30 de la mañana. Gaitán había llegado a su oficina poco antes de las 8:00 de la mañana a pesar que había estado hasta la madrugada en el famoso juicio donde había logrado la absolución del teniente Jesús María Cortez Pobeda. Ese día el portero del edificio (probablemente el mismo operador del ascensor) lo vio acompañado de una persona, pero Roa fue a solicitar la entrevista solo.
El mensaje del 31 de agosto de 1948 de la Embajada de Estados Unidos al secretario de estado en Washington[6] reporta que este personaje fue arrestado e identificado como César Bernal Ordóñez, una persona de poca habilidad mental o que pretendía no tenerla, y que fue reconocido por la secretaria de Gaitán y el operador del ascensor como la persona que acompañaba a Juan Roa Sierra. Se desconoce si se haya hecho alguna investigación para confirmar si este personaje realmente corto de mente o si fingía.
Hay muchas preguntas aún sin contestar. La libreta militar de Roa Sierra era de segunda categoría, lo que indica que no prestó servicio militar. No se conoce que haya utilizado un arma de fuego en su vida. Las municiones fueron compradas el día anterior al asesinato, lo que deja muy poco tiempo para entrenar o ser entrenado. Los vendedores del revólver (revólver No. 19.461) se presentaron voluntariamente a informar de su venta, pero más tarde se les criticó a los investigadores por no haberlos interrogado suficientemente.
Asesinato
Una bala certera en la nuca y dos en la espalda cegaron la vida de Gaitán justo a la salida del edificio Agustín Nieto donde tenía su despacho, en el costado occidental de la Carrera 7a entre la Calle 14 y la Avenida Jiménez, a la una y cinco de la tarde. El café El Gato Negro se encontraba cerca de la esquina, el Café Colombia justo al frente del edificio Agustín Nieto, el restaurante Monte-Blanco a vista directa desde el lugar de los acontecimientos, y la Casa Kodak contigua al edificio Nieto hacia la calle 14.
Dos agentes de la policía, el dragoneante Carlos Alberto Jiménez Díaz y sargento Galviz González, aparecieron en la escena tan pronto se oyeron los disparos[7]
Varios testigos dijeron que se habían escuchado otros disparos adicionales no dirigidos a Gaitán. Fue una persona la que disparó contra él y hubo una segunda persona que le dio la señal indicándole que Gaitán salía del edificio.[5] Después de atajar al asesino, una de los testigos se quedó con el mientras otro testigo se fue a atender a Gaitán. El Nobel Gabriel García Márquez, que casualmente estuvo presente minutos después, narra que alguna persona aseguraba que habían sido tres los que se turnaron para disparar y otro decía que el verdadero se había escabullido entre la muchedumbre revuelta, otro que caminó sin prisa y se subió en un tranvía en marcha.
El testimonio detallado del señor Julio Enrique Santos Forero testigo presencial fue publicado en el periódico El Siglo el 1 de mayo de 1950.[8] El señor Santos describe que los agentes de policía tenían al asesino frente a la Casa Kodak y lo habían colocado a su espalda para poder retirar a la multitud con las manos por lo cual lo dejaron suelto por unos instantes.
El Siglo hace referencia a un testimonio del oficial Jiménez en el que dice que cuando el asesino se le desapareció por entre la multitud quiso localizarlo buscando a un individuo que tenía un sombrero gris grasiento[9]
El señor Santos asegura que el individuo que llevaban hacia la droguería era otro. Tal era su convicción que arriesgó su seguridad personal, regresando a la escena del crimen y yendo hasta la droguería, para evitar que la multitud linchara al que no era. El primero había perdido el sombrero al evitar un golpe que uno de los emboladores le quería propinar en la cabeza y era bastante pecoso. El segundo, Juan Roa Sierra, tenía sombrero y no era pecoso.
Otro misterio se agrega al rompecabezas con la presencia de un fotógrafo que arribó al lugar justo después de los disparos y que tomó dos fotos de Gaitán tendido en el suelo. El Señor Forero lo apremió a que tomara en cambio fotos al asesino que se encontraba enfrente, el fotógrafo apuntó su cámara hacia ese lado pero no se sabe si logro tomar la foto o no, ya que por esos momentos fue cuando el embolador intentó pegarle al capturado. Se desconoce el nombre del fotógrafo y no se han visto estas pocas fotos que podrían revelar mucho sobre la identidad del asesino.
Según la autobiografía de Gabriel García Márquez, afuera de la droguería se encontraba un señor bien vestido que le llamó la atención ya que parecía estar guiando la multitud con sus gritos, insistiendo en que lincharan al detenido y que luego lo condujeran hacia el palacio presidencial. Un tiempo más tarde se subió en un carro lujoso y desapareció.
Juan Roa Sierra fue linchado por la multitud, arrastrado y abandonado frente al Palacio Presidencial.
Gabriel García Márquez también expresa sus dudas referentes a si Juan Roa fue el real asesino de Jorge Eliécer Gaitán de acuerdo a su experiencia en los eventos.
Referencias
- ↑ «Memorando desclasificado de la Oficina de Asuntos Públicos del Departamento de Estado de Estados Unidos de América: Muerte de Gaitán e Identificación de su Asesino». Página web de los documentos de Paul Wolf (Abril 28, 1948).
- ↑ «Informe de la Scotlandyard». Página web de los documentos de Paul Wolf (Julio 30, 1948).
- ↑ «Artículo "Hasta la Saciedad se ha Comprobado..."». Artículo en el periódico El Expectador, Colombia (Mayo 4, 1950).
- ↑ «Dioses Atómicos». Página web del grupo gnostico "La Comunidad del Desierto".
- ↑ a b «La Tarde que Asesinaron a Gaitán». Página web: Círculo Bolivariano 17 de Marzo.
- ↑ «Carta de la Embajada de USA in Colombia: Autoridades Arrestan al Compañero del Asesino de Gaitán». Página web de los documentos de Paul Wolf (Agosto 31, 1948).
- ↑ «Memorando desclasificado de la Oficina de Asuntos Públicos del Departamento de Estado de Estados Unidos de América: Muerte de Gaitán e Identificación de su Asesino». Página web de los documentos de Paul Wolf (Abril 28, 1948).
- ↑ «Artículo "El Linchado no fue el Asesino del Dr, Gaitán"». Artículo en el periódico El Siglo, Colombia (Mayo 1, 1950).
- ↑ «Artículo "El Hombre que yo vi asesinando al Dr. Gaitán era distinto a Roa"». Artículo en el periódico El Siglo, Colombia (Mayo 4, 1950).
Véase también
- John Mepples Spirito
- El Bogotazo
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