- La bella durmiente
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La bella durmiente Dibujo de la bella durmiente y el príncipe. Autor Charles Perrault Género Cuento Subgénero Cuento de hadas, Literatura infantil Título original La Belle au bois dormant País Francia La Bella Durmiente es un cuento de hadas popular europeo nacido de la tradición oral, las versiones más conocidas son las escritas por Charles Perrault en su libro "Cuentos de Mamá Ganso" publicado en 1697: "Belle au Bois Dormant" (La Bella Durmiente del Bosque) y la de los Hermanos Grimm: "Dornröschen" (Bella Durmiente).
Se ha señalado que en la Saga Volsunga ya se encuentra el germen de este relato, en el episodio en que Sigurd deja a Brunilda (Brynhild) prometiéndole regresar para casarse con ella.
Aunque la versión más difundida y más conocida es la creada en los años 50 por Walt Disney.
Contenido
El cuento
Hubo una vez un rey y una reina que deseaban mucho tener hijos. Después de un largo tiempo, la Reina dio a luz una niña. Era tanta su alegría que el Rey anunció una gran fiesta para el bautizo. Como madrinas de la pequeña Princesa invitaron a todas las hadas que hallaron en el reino, un total de siete.
El Rey preparó para cada hada, de regalo, un cofrecillo hecho en oro, rubíes y diamantes.
Las hadas en agradecimiento otorgaron a la pequeña princesa un don cada una.
- ¡Serás la más bella de todas las doncellas!
- ¡Tendrás la bondad de un ángel!
- ¡La gracia de una gacela!
- ¡Bailarás con toda perfección!
- ¡Cantarás como un ruiseñor!
- ¡Tocarás todos los instrumentos musicales de maravillas!
De pronto, una mujer entró en la sala. ¡Oh! ¡Era el hada malvada, perdida desde hacía tiempo!
- ¡Se han olvidado de mí! - dijo muy furiosa, y lanzó un hechizo contra la Princesa: - ¡ El día de tu cumpleaños número dieciséis te pincharás con una aguja y morirás!
La última de las hadas buenas, que aún no había dado su regalo, dijo con, voz dulce: - Majestades, vuestra hija se pinchará el dedo con una aguja, pero no morirá. Dormirá profundamente y pasados cien años un príncipe la despertará.
El rey, asustado, ordenó que se destruyeran todas las agujas del reino.
Pasaron así quince o dieciséis años sin que nada ocurriese... hasta que un día la Princesa, paseando por el gran castillo, descubrió una pequeña habitación. Allí el hada malvada, disfrazada de anciana, cosía con aguja e hilo... - ¡Nunca vi nada igual a esto! - exclamó la princesita tomando una de las agujas.
Entonces... ¡Se pinchó en el dedo, tal como había predicho el hada malvada! Al instante, la princesita cayó al suelo y quedó profundamente dormida.
El Rey, desconsolado, trasladó a la bella Princesa y la a acostó en su hermoso lecho de oro y plata. Enseguida, mandó llamar al hada buena que, al ver la gran tristeza de todos los habitantes del castillo, dijo al rey: - Majestad: para que nuestra Princesa no se encuentre sola en el sueño, dormirán todos, y no despertarán hasta que termine el largo sueño de ella.
Tras haber pronunciado estas palabras, todos en el castillo cayeron dormidos. A partir de aquel momento, un bosque mágico cubrió el castillo.
Y así pasaron cien años hasta que un apuesto príncipe, montado en su corcel, paso cerca del lugar. Entonces, como por ensalmo, el caballo se detuvo. Tan pronto como desmontó el Príncipe, el bosque impenetrable se abrió ante sus ojos y vio el castillo. El Príncipe, intrigado, entró en aquel lugar, donde todo el mundo parecía dormir.
Cuando llegó al magnífico lecho de oro y plata, la hermosa Princesa dormía. Asombrado por su belleza, se inclinó y posó suavemente sus labios sobre las rosadas mejillas de la hermosa joven.
¡La bella Princesa despertó; Y con ella también despertaron todos los habitantes del castillo!.
¡Todos comenzaron a bailar de alegría! Al día siguiente, los festejos terminaron con una gran boda que unió para siempre a la Princesa y el apuesto Príncipe enamorados.
Diferencias entre versiones
Tanto en el cuento alemán como en el francés la historia sucede de manera similar hasta el momento del despertar de la princesa. Sólo varían detalles como el número de las hadas (13 en el primero, 8 en el segundo) o los presentes que reciben los invitados durante el festín que sucede al bautizo (platos de oro en el primero, estuches de oro en el segundo).
Sin embargo, mientras el relato de los hermanos Grimm es bastante simple para darle más encanto y sencillez, Perrault añade comentarios perspicaces e incluso comentarios humorísticos.
Después que despierta la princesa:
En fín, hacía cuatro horas que hablaban y no habían conversado ni la mitad de las cosas que tenían que decirse
Charles PerraultEl príncipe ayudó a la princesa a levantarse y vio que estaba toda vestida, y con gran magnificencia; pero se abstuvo de decirle que sus ropas eran de otra época y que todavía usaba gorguera; no por eso se veía menos hermosa.
Charles PerraultUn aspecto que se ha criticado de la versión de Perrault tiene que ver con el machismo que se advierte,[cita requerida] por ejemplo, entre los dones que entregan las hadas: el escritor francés no añade "inteligencia" como sí lo hacen los hermanos Grimm. Sin embargo, habría que considerar que la inteligencia no es un don que se regale, sino que se puede considerar innata hasta cierto punto, por lo que quizás la inteligencia no fue otorgada como don en la versión de Perrault al considerar que la princesa ya la poseía. Sin embargo, en dicha versión se dice que el pinchazo se debió a que la princesa era "atolondrada", lo cual tampoco contradice lo anteriormente mencionado, pero si proporciona cierto cariz sexista.
Después de la boda, el cuento de Perrault continúa con las perversidades de la madre del príncipe, con muchas características de ogro, que quiere comerse a los niños y a la princesa.
Galería
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Gustave Doré (1867)
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Fototipia de 1869 del alemán Joseph Albert (1825 - 1886) , con Otón I de Baviera como el príncipe.
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Edward Burne-Jones (1833 - 1898). Buscot Park[1], Oxfordshire, 1890.
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Walter Crane (1845–1915).
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Obra de 1890 del alemán Alexander Zick[2] (1845 - 1907).
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1895. Acuarela de la escocesa Frances MacDonald[3] (Frances McNair MacDonald[4], 1873 – 1921), de la Escuela de Glasgow.
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Edward Frederick Brewtnall[5] (1846 - 1902)
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Víktor Vasnetsov (1848 - 1826)[9]
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1899. Henry Meynell Rheam[10] (1859 -
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Brunilda, rodeada de un fuego mágico en lugar de rosas. Arthur Rackham (1867 - 1939) para "La valquiria", de Richard Wagner. [11]
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De "Childhood's Favorites and Fairy Stories"[12], de varios autores. Proyecto Gutemberg.
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Fuente ornamental en Wuppertal. Foto: Norbert Sdunzik.
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La Bella Durmiente / La Madre Tierra. Louis Sußmann-Hellborn (1828- 1908), escultor prusiano.
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Castillo de Ussé[14][15][16][17], en Rigny-Ussé. Foto: Tango7174.
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Parque Efteling
Enlaces externos
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