Lorenzo Nicolás Quintana y Llera (Cué, Llanes, 18 de mayo de 1810-Madrid, 18 de febrero de 1886) fue un político español.

Biografía

Estudió humanidades en Llanes, y filosofía en Celorio y Burgos, y a los diecisiete años se trasladó a Sevilla, en cuya universidad se graduó en derecho y cánones, bajo los auspicios del cardenal asturiano González de Cienfuegos.

Protegido por Alejandro Mon, comenzó en 1839 a prestar servicios en el ministerio de Estado y luego en el de Hacienda. En 1853 fue nombrado director general de contribuciones, de rentas y de aduanas. De 1857 a 1865 resultó continuamente elegido diputado a Cortes por el distrito de Llanes, y de 1865 a 1868 lo fue por la circunscripción de Oviedo. En octubre de 1868 dimitió de, entre otros cargos que ocupaba, la presidencia de la sección de Hacienda del Consejo de Estado. Senador por la provincia de Oviedo en las Cortes de 1876-78, el 3 de mayo de 1879 fue elegido para representar en el Senado el distrito universitario de Oviedo, representación que mantuvo en las elecciones de 1881 y 1884.

Desde 1859 había fundado y dirigido en Madrid, durante siete años, el periódico El Reino, pues, aunque era un hombre de la administración, cultivaba también la literatura y la poesía, ya que su flexible inteligencia lo mismo se acomodaba a resolver un problema administrativo, que a la bella exposición de un pensamiento delicado.

Los servicios que prestó a Asturias fueron muchos, pues aparte de los realizados en favor de los contribuyentes ovetenses que le valieron el título de hijo adoptivo de Oviedo, a él se debió la excepción de venta de los pastos comunes de Pajares, la valiosa ayuda a la colección de cuadros y mapas de la Universidad de Oviedo, la adquisición del palacio de Camposagrado para instalar la Audiencia Provincial, y otros muchos de interés local o particular, que lograba buscando siempre una solución legal; así, por ejemplo, cuando la Diputación se le eximiese del pago de aduanas por el mobiliario importado para recibir decorosamente a la reina en el palacio de Campo Sagrado, denegó la petición, pero fundándose en el precedente de que, en cierta ocasión, habían entrado sin pagar derechos unos magníficos jarrones de Sèvres que el emperador Napoleón III regalara a la reina Isabel II, redactó un razonado informe que obtuvo la exención solicitada. La diócesis de Oviedo también le debió reconocimiento por la casa de los canónigos de Covadonga y por el pago de cerca de tres millones de reales que se adeudaban al clero en concepto de atrasos desde 1854.

Era Quintana hombre de costumbres sencillas, de afectuoso y ameno trato, amante de la justicia y de la probidad tan acrisolada que, habiendo sido director general de aduanas, en su casa reinaba la más estricta economía, y atenido en los últimos años a su jubilación de consejero de estado, tuvo que vender cuadros de familia y libros de su biblioteca cuando se vio precisado a hacer algún gasto extraordinario.

Referencias

• Nombres y cosas de las calles de Oviedo