Los Niños del Azúcar (The Sugar Babies), documental dirigido por la cubanoamericana Amy Serrano, es un trabajo que busca desprestigiar la industria azúcarera de República Dominicana, acusando a la industria de tráfico ilegal y maltrato de trabajadores haitianos que laboran en las plantaciones de caña en Republica Dominicana.

El documental no sólo acusa a la Republica Dominicana de esclavitud en contra de los haitianos, sino que además utiliza escenas de otras películas, presenta textos editados, manipula la realidad en donde esclavos africanos eran transportados junto a imágenes de picadores de caña, en un mensaje claramente subliminal usando manipulación psicológica, actores, líneas bien diseñadas y situaciones muy bien construidas. 2

La presencia en la película del padre Christopher Hartley participando en entrevistas, sin referencia de fechas demuestra que la película es un montaje que tiene como objetivo crear una falsa realidad acerca de la situación de los haitianos que viven y trabajan en los bateyes dominicanos. También participa en la película, Pedro Ruquoy, otro sacerdote que declaró dos niños haitianos como hijos suyos que luego abandonó al huir del país.

Otra inconsistencia que presenta la película, es que sólo se visitó el ingenio Las Pajas que lleva varios años clausurado en un rodaje manipulado, sobre todo las entrevistas de los sacerdotes a padres y niños de los ingenios, y no presenta imágenes de niños trabajando ni las personas que trafican con humanos. 3

La película trata de desprestigiar la imagen de la Republica Dominicana y ataca a los principales actores de la industria azúcarera dominicana.

Controversias

La película ha sido proyectada en diferentes países recibiendo críticas por la notable manipulación de la información y por las inconsistencias que presenta la producción. La película fue proyectada en la Florida Internacional University con la participación de la directora de la película, Amy Serrano, luego de la proyección de la película, se realizó una sesión de preguntas en las cuales se les negó al publico el derecho a replica, incluso al cónsul dominicano en Miami.