- Miguel Fitzgerald
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Miguel Fitzgerald es un aviador argentino de origen irlandés que en los años 60 realizó dos viajes aéreos a las islas Malvinas, administradas por Gran Bretaña pero reclamadas por la Argentina. Sus acciones tuvieron el propósito de reivindicar la soberanía argentina sobre el archipiélago.
Contenido
Primer viaje
El 8 de septiembre de 1964, con su pequeño avión Cessna, Fitzgerald voló hacia las islas Malvinas y aterrizó en la pista del hipódromo de Puerto Stanley. Enarboló una bandera argentina, y exigió infructuosamente ser recibido por el gobernador británico, para reclamarle por la soberanía argentina sobre el archipiélago. Luego emitió una protesta y regresó al continente antes de ser atrapado por las fuerzas del orden locales.
Fitzgerald narró así su aventura:
Varias veces hube de desistir de mi intento de volar hasta las Malvinas por diversas circunstancias. Si hubiera anunciado mi intención, declarándola en la hoja de vuelo, no habría sido autorizado a salir. El mismo día que cumplí los treinta y nueve años besé a mi mujer y a mis hijos me encaminé hacia el avión «Cessna 185», cuyos asientos habían sido sustituidos por tanques de combustible y en el que había un equipo de radio y un teléfono. Con provisiones de chocolate y café levanté vuelo hacia Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, siguiendo en seguida y en línea recta hacia el archipiélago malvino, que se halla a quinientos cincuenta kilómetros.
Navegando entre nubes, advertí algunos claros que me permitieron fijar la situación de las islas, orientándome entre la isla Gran Malvina y la isla Soledad cuando vi el canal de San Carlos. La bandera británica ondeaba sobre la residencia del gobernador, mostrándome la dirección de los vientos, cosa que aproveché para aterrizar, después de describir varios círculos sobre la población. Tomé tierra en un campo de carreras de caballos...
Inmediatamente icé la bandera argentina en un poste. Llegaron cinco personas que me preguntaron en inglés si deseaba o necesitaba algo. Les dije que solo queda entregarles un pliego que llevaba destinado al representante del gobierno británico en el archipiélago. Así lo hice. Diez minutos después levanté nuevamente el vuelo para dirigirme a Río Gallegos. Estaba cumplido mi anhelo. Mi vuelo había sido registrado por Gran Bretaña. Si así no hubiera sido, habría tenido que repetirlo, no por animosidad contra el país ocupante sino en defensa de lo argentino. Por otra parte, todo lo tenía previsto; hasta que me hubiesen arrestado. Para esa coyuntura también tenía un plan de fuga en la misma avioneta. Olvidaba decir que el episodio había tenido un curioso prefacio: horas antes de emprender el vuelo, los habitantes de las Malvinas habían escuchado por las principales radioemisoras de Buenos Aires un mensaje que decía:- «Isleños: no se asusten. No les haremos daño. Nuestras fuerzas llegan a la una de la tarde.»
A su regreso, Fitzgerald fue recibido por una multitud que se había reunido en el aeródromo metropolitano, que lo saludó como a un héroe. Fue sancionado por la Fuerza Aérea Argentina, pero ante las masivas expresiones de apoyo al piloto, el presidente Arturo Illia decidió anular el castigo.
Segundo viaje
Cuatro años después, el 27 de noviembre de 1968, Fitzgerald realizó un segundo viaje a las islas, esta vez al mando de un avión bimotor propiedad del diario Crónica, en el que también viajaban Héctor Ricardo García, director del citado matutino, y uno de sus periodistas, Juan Carlos Navas. Esta vez la pista del hipódromo había sido obstruida, por lo que se vio obligado a tomar tierra en un camino, lo que produjo la rotura de una hélice.
Fueron detenidos minutos más tarde por un oficial inglés, luego de lo cual fueron declarados "inmigrantes ilegales", por lo que pasaron 48 horas detenidos. Luego fueron subidos a un avión con destino a Río Gallegos, en el que también viajaba el canciller británico, de visita en las islas.
Reacción diplomática
El primer viaje de Fitzgerald causó una protesta del Reino Unido en la ONU, que fue rechazada tajantemente por el gobierno argentino, alegando que no estaba involucrado en el hecho. Como consecuencia, Londres decidió destacar en las islas un contingente permanente de Marines Reales.[1]
Referencias
- ↑ Destefani, Laurio H. Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur ante el conflicto con Gran Bretaña. p 108. Edipress, Buenos Aires (1982)
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