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Anfibología
La anfibología es el empleo de frases o palabras con más de una interpretación. También se la llama disemia (dos significados) o polisemia (varios significados).
Ejemplos:
- Mi padre fue al pueblo de José en su coche (Texto anfibológico) ¿En el coche de quién?
- Mi padre fue en su coche al pueblo de José.
- Mi padre fue al pueblo de José en el coche de éste.
- Se vende mantón para señora de Manila (Texto anfibológico) ¿Quién es de Manila?
- Se vende mantón de Manila para señora.
- El perro de Mozart (Conocido título de una canción de Leo Maslíah) ¿Se refiere a que Mozart tenía un perro, o a que Mozart era muy malo tocando música?
- El cerdo del niño (¿El cerdo es del niño, o el niño es sucio como un cerdo?).
La anfibología puede usarse humorísticamente. Por ejemplo: «Una vez le disparé a un elefante en pijama. Lo que nunca sabré es cómo hizo para meterse en mi pijama. Esta es una famosa cita de Groucho Marx, de la película cómica Animal Crackers (El conflicto de los Marx). La primera sentencia no deja claro si Marx —vestido con pijama— le tiró un tiro a un elefante, o si el elefante se encontraba dentro del pijama de Marx.
Una anfibología puede sugerir más de una interpretación. Para evitar esto, es necesario volver a escribir y acomodar las palabras de manera que las ideas estén lo más claras posibles.
Otros ejemplos:
Se bajó del caballo sin que se diera cuenta. ¿Quién no se dio cuenta- Se bajó del caballo sin que éste se diera cuenta.
- Se bajó del caballo sin darse cuenta.
- Se bajó del caballo sin que Susana se diera cuenta.
Cuentos para niños de suspenso.- Cuentos de suspenso para niños.
Pedro me repetía que él no tomaba alcohol continuamente.- Pedro me repetía continuamente que él no tomaba alcohol.
Filomena es una vaca. ¿Filomena es el nombre de una vaca o una chica llamada Filomena parece una vaca?Vinieron las 90 familias de algunos de los invitados.- Se vende perro. Come de todo. Le gustan mucho los niños.
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Ambigüedades en publicidad
En Argentina, un famoso champú anticaspa tenía por eslogan «Para la caspa». Cuando se lo usaba en televisión, el locutor lo decía de tal modo que todos se preguntaban si se refería al verbo parar o a la preposición. Ese es un ejemplo de ambigüedad positiva.
La doble interpretación siempre tendría que remitir a algo bueno para el producto, sin que quede lugar para las dudas.
El extremo opuesto, una ambigüedad negativa: «Televisores Mega. Son lo que tú ves». ¿Qué habrá querido decir el redactor con esta frase? ¿Que son lo que se ve? ¿Que no son nada más que eso? ¿Que son los televisores que ve todo el mundo? ¿Dónde los ven? ¿En sus casas, en los avisos o en las vidrieras?
El manejo de la ambigüedad es un arte complejo. Si se lo utiliza, es preciso asegurarse de que la ambigüedad vaya en un solo sentido, se la tome como se la tome. Si no, es aconsejable volver al seguro terreno de lo directo y sencillo.
Véase también
- Quaternio terminorum
- Non sequitur
- Lista de prejuicios cognitivos
Categoría: Figuras retóricas - Mi padre fue al pueblo de José en su coche (Texto anfibológico) ¿En el coche de quién?
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