Según las tradiciones tardías el «nosto» Anfíloco estuvo en la península tras la guerra de Troya y lo conocemos por la Odisea (canto XV, verso 248), sabiendo que es hijo de Anfíaro y Eurifile. En la obra de Esquilo, representante de la tragedia griega y autor de «Los siete contra Tebas», denota que los padres de Anfíloco (pertenecientes al ciclo tebano), pasan al ciclo troyano mediante su hijo.

El padre, Anfiarao, dirigió uno de los siete ejércitos que se lanzó contra Tebas, al estar casado con Eurifile que era hija del rey de Argos, Adrasto, que atacó Tebas para defender a uno de sus yernos, Polinices (cuyo hermano es Eteocles, y ambos son hijos de Edipo).

Edipo, un príncipe a quien el Oráculo le predijo que mataría a su padre y se casaría con su madre, huyó horrorizado de la ciudad y de sus padres para evitarlo, y se dirigió a Tebas (que había acabado con la hegemonía de Esparta). Al llegar a esta ciudad de la zona del Ática encontró a una esfinge que le retó a un acertijo apostando la vida, y tras ganar a ésta en un puente se topó en un puente estrecho con un hombre con un carro tirado por dos caballos, pero Edipo como príncipe que era no se apartó y tras una pelea con el hombre Edipo le mató. En la ciudad se enteró que el rey había muerto y la viuda del rey de Tebas se enamora de él y se casaron. Se confirmaba así lo predicho por el Oráculo ya que Edipo había sido raptado de pequeño y cambiado de ciudad. Al enterarse de esto Edipo se destrozó los ojos con un cuchillo y marchó a una cueva a vivir como asceta acompañado de su hija.

Así, tras Edipo la sucesión al trono quedaba dividida entre sus dos hijos gemelos que acordaron gobernar 6 meses cada uno. Comenzó Etocles mientras Polinices marchó a casarse con una de las hijas de Adastro. Pero al volver su hermano no quiso ceder el trono y por ello se organizó la «Guerra contra Tebas». A partir de aquí, Anfíloco se incorporó al ciclo troyano como un «nosto» más. Le rindieron culto a este héroe como un semidios en Oropos (frente a Eubea), y en Mayós, Atenas, Esparta y Cilicia.

-Estrabón, 3.4.3.

Estrabón 3.4.3. indica, siguiendo a Asclepíades de Mirlea, que Anfíloco tras la guerra llegó a la península ibérica y se instaló en la tierra de los «kallaikoi» (galaicos), donde murió y la ciudad tomo su nombre a título póstumo como «Anfilocoi». Incluso Estrabón aseguraba que sus compañeros llegaron a la zona tras su muerte.

-Justino 44.3.4.

La obra de Justino «Epítome de la obra de Pompeyo Trogo» resume una obra de Pompeyo Trogo que se perdió totalmente y que citaba a los anfílocos como un pueblo galaico ligado a la emigración de los griegos. Se considera que la fuente de Trogo pudo ser el propio Asklepíades de Mirlea, a través de un renombrado prisionero de guerra, Timágenes de Alejandría.

-Emilio Hübner, Real Enciclopedia del Mundo Clásico (vol. I, tomo II, columnas 1937-1938).

Este autor opina que dar tal identificación de anfílocos con pueblos del Noroeste peninsular radicaba en la analogía de ciertos nombres célticos que empezaban por “ambi-” (como los «ambimogidus»), y que encontramos como denominación de pueblos en las zonas de Galicia.

Un caso parecido se produce sobre una ciudad del Golfo de Ambracia, «Argos Anfiloco» (enfrente de la actual Corfú), ya que una tradición indicaba que esta ciudad fue fundada por Anfiloco y que sus habitantes se llamaban «anfilocoi». No obstante, las investigaciones actuales opinan que la relación de Anfiloco con la península ibérica vino sugerida por las similitudes fónicas y por Hecateo de Mileto.

-Arriano, Anábasis II.16.

Arriano recoge los textos actualmente perdidos de Hecateo de Mileto, y que contaban que Gerión (futuro legendario rey de Tartessos) fue en realidad un rey de la región de Ambracia y por ello rey de los anfílocos. Fue allí donde Heracles le quitó a Gerión los bueyes de pelo de oro, y en esa lucha pereció también el perro guardián y el boyero.

Es claro que según la hipótesis de Luís García Iglesias sobre la occidentalización de los mitos, al pasar la «Leyenda de los trabajos de Hércules» a Occidente, ésta arrastró con ella la de Gerión por lo que la ciudad de éste también se movió.